A las cigüeñas blancas (Ciconia ciconia) no les gusta Asturies para nidificar, las vemos durante los pasos migratorios, a veces en grupos de varios ejemplares, también algunas pasan aquí el invierno, pero cuando llega la época de reproducción se marchan a otros sitios.
En los últimos años sólo se ha reproducido regularmente una pareja en el Puerto (Somiedo) a escasos metros de la frontera con Leon, construyendo su nido en un teito de una de las cabañas de esa pequeña localidad. Para colmo de males, durante el último invierno el techo de la cabaña se hundió debido a su mal estado y las cigüeñas se quedaron si casa.
Además de la pareja somedana, durante las últimas décadas se han registrado unos pocos intentos de cría en otras localidades, como en Navia, Cangues d'Onis, Meres o Pola de Siero, pero sólo han tenido éxito un par de años en la Pola y no han vuelto a repetir.
Esta primavera las cigüeñas han vuelto a intentar reproducirse en la localidad de Meres (Siero), donde años antes habían probado suerte pero no llegaron a sacar pollos. Este año construyeron su nido en el tronco de un álamo, en una zona de campiña con encharcamientos, un río y abundantes zonas propicias para encontrar alimento. Todo parecía indicar que este año tendrían suerte, pero una vez más el gafe volvió a caer sobre esta especie.
Hace unos días me encontré con Kike Jarero y me comentó la negra historia de la pareja de Meres. Aparentemente todo iba bien y hacía unas semanas que se encontraban incubando la puesta, pero pocos días después observaron que algo raro colgaba del nido. Al fijarse vieron que se trataba del cadaver de uno de los miembros de la pareja, su ala colgaba del nido y su cuerpo inerte permanecía enganchado entre los palos y otros materiales usados en su construcción.
No sabemos que pudo haber causado la muerte de la cigüeña, quizás se enredó con alguna cuerda de las que suelen usar para construír el nido, o quizás murió envenenada. Lo extraño es que a pesar de que ya hace varias semanas que apareció el cadaver, su pareja sigue incubando, por lo que apenas abandona el nido. En estas condiciones es prácticamente imposible que logre sacar adelante la pollada en el improbable caso de que llegaran a eclosionar los huevos. Y para colmo y haciendo honor al gafe de la especie, el próximo fin de semanas, a escasos metros de donde se encuentra nuestra cigüeña, se celebrarán las fiestas patronales de Meres, con orquestas, voladores y varios cientos de personas alrededor durante cuatro días seguidos.
No hay duda, las cigüeñas asturianas están gafadas.