Descripción.El Galápago leproso posee un caparazón más o menos ovalado y algo aplastado, llegando a superar los 20 centímetros de longitud. La coloración del dorso varía entre el amarillento sucio y el pardo oliváceo, la inferior entre el crema y el amarillo con una distribución asimétrica de manchas negras. Las extremidades son cortas y robustas, con unas líneas amarillas o anaranjadas que se difuminan en los ejemplares más viejos. Los dedos tienen fuertes uñas y están unidos por membranas interdigitales. La cola es relativamente larga. Las hembras suelen alcanzar mayores tamaños que los machos y tienen el plastrón aplanado, el de los machos es algo cóncavo para facilitar la cópula.
Reproducción.En primavera inician la reproducción con los apareamientos, que tienen lugar en el agua, aunque en ocasiones también en tierra. A principios de verano la hembra hace un agujero en la tierra de unos 10 cm. de profundidad donde deposita entre 6 y 9 huevos, enterrándolos después. Tras un mes, dependiendo de la temperatura, nacerán las crías con apenas dos centímetros de longitud. Estas son similares a los adultos aunque con un colorido más vivo y un contorno casi circular.
Alimentación. Aunque se trata de una especie omnívora, prefiere una dieta carnívora, consumiendo además de vegetales, peces, anfibios, insectos e, incluso, carroña.
Observaciones y comportamiento. Suelen pasar muchas horas soleándose en la orilla del agua, sobre troncos y piedras, sumergiéndose rápidamente al menor peligro y permaneciendo largos períodos de tiempo bajo el agua. El nombre de leproso proviene de unas algas que se desarrollan sobre su caparazón y que llegan a provocar el desprendimiento y perforación de alguna de sus placas, dándole un desagradable aspecto.
Amenazas y conservación. Según las personas de más edad consultadas en algunas comarcas aragonesas, en el pasado era una especie frecuente en muchos de los barrancos y clamores del valle del Ebro. Las causas de su disminución, que pueden acarrear su desaparición en algunos lugares en poco tiempo son, entre otras, la contaminación de las aguas, la quema y limpieza mediante maquinaria de barrancos y clamores o la reciente modernización de regadíos, que acarrea la desaparición de numerosas acequias y desagües de riego. Un manejo adecuado y, sobre todo, unas actuaciones que tuvieran en cuenta el entorno natural de todas estas obras, evitaría o reduciría estas amenazas.
Para conocer mejor al Galápago leproso: Enciclopedia virtual de los vertebrados españoles – Galápago leproso (Pdf).