El General de Caballería Lev Dovator hace retroceder al Cuarto Grupo Panzer y lo paga con su vida - 19/12/1941

Por Lupulox

Camaradas,
El pasado día 15 de diciembre relatábamos los avatares del Tercer Grupo Panzer en el saliente de Klin. ¿Cuál era, entretanto, la situación en el frente del Cuarto Grupo Panzer? Los Cuerpos de Ejército VII y IX habían quedado paralizados a lo largo del Canal Moskva-Volga a principios de noviembre. El IX Cuerpo de Ejército llevó a cabo un último intento por mejorara sus posiciones. Uno de los participantes en este intento –en estos últimos latidos del ataque frontal alemán sobre Moscú por parte del Cuarto Grupo Panzer de Hoepner a lo largo de la autopista- era el Teniente Hans Brämer con su 14ª Compañía del 487º Regimiento de Infantería, que combatía encuadrado en la 267ª División de Infantería. Era el 2 de diciembre de 1941.
Tras una pausa, las tropas alemanas se ponen en marcha de nuevo.
La 267ª División de Infantería de Hanover haría un último intento por forzar la barrera soviética al oeste de Kubinka mediante un ataque de envolvimiento a través del congelado río Moskva. A una temperatura de 34 grados centígrados bajo cero, tardó horas en hacer arrancar a todos los vehículos necesarios para transportar a los hombres y a las armas pasadas hasta la zona de despliegue. La artillería, por otro lado, escupió una barrera de fuego masiva digna de los viejos tiempos. Pero, a pesar de ello, el movimiento no funcionó. Los rusos disponían de regimientos siberianos frescos en posiciones magníficamente camufladas y bien erigidas en los bosques. Como resultado, los cañones antitanque de 3,7 cm de la 14ª Compañía Panzerjäger de Brämer no fueron de gran ayuda, a pesar de que dos destacamentos con seis cañones habían sido adscritos al batallón de asalto del grupo de combate del Teniente Coronel Maier. Las dotaciones de los cañones cayeron muertas y las propias piezas fueron destruidos. Aquello era el fin. Los hombres tuvieron que retirarse de nueve. Simplemente, no podían ir a ningún lado.
Acto seguido, la 267ª División de Infantería se situó sobre sus preparadas posiciones de invierno unas pocas millas más al norte, sobre la orilla occidental del Moskva, asumiendo el papel de división del ala izquierda del VII Cuerpo de Ejército. Más allá de ella, al norte, se encontraba el IX Cuerpo de Ejército con las Divisiones de Infantería 78ª, 87ª y 252ª. De esta manera, la línea hasta Istra quedaba razonablemente bien defendida.
Un centinela alemán vigila la línea de frente en una sector escasamente guarnecido.
Pero, a la derecha, a lo largo del río Moskva, la 267ª División de Infantería, que supuestamente debía defender un sector de unos 6,5 kilómetros con los restos del debilitado 497º Regimiento de Infantería, no pudo hacer más que guarnecer unos pocos puntos fuerte, apenas poco más que barricadas reforzadas. Estaba pidiendo problemas a gritos.
Durante los siguientes días, los rusos atacaron a lo largo del Moskva – a veces con pequeñas unidades y otras veces con fuerza. Evidentemente, estaban tratando de descubrir los puntos débiles a lo largo de la unión entre el Cuarto Grupo Panzer de Hoepner y el Cuarto Ejército de Kluge. ¿Y si descubrieran el hueco virtualmente sin defensas a lo largo del Moskva sobre el flanco derecho de la 267ª División de Infatería? Los defensores siguieron señalando su debilidad, pero sin ningún efecto, dado que ni al Cuerpo ni al Ejército le quedaba ninguna reserva que enviar a reforzar la línea.
Soldados alemanes otean el frente.
El 11 de diciembre hacia las 10:00 horas de la mañana un mensajero, el Cabo Dohrendorf, irrumpió excitado en el refugio de Brämer: “Herr Oberleutnant, aquí a la derecha hay columnas de esquís moviéndose al oeste. ¡Creo que son rusos!”
“¡Maldición!” Brämer pegó un brinco y salió fuera. Sus prismáticos se alzaron. Ahogó una maldición. Brämer regresó a toda prisa al teléfono y envió un informe al Regimiento: “Fuerzas soviéticas, varias columnas del tamaño de un regimiento están atravesando la línea de frente hacia el oeste sobre esquís.” Todos a sus puestos.
El Cabo Dohrendorg y el Teniente Brämer había observado correctamente. Batallones de cosacos soviéticos y grupos de combate de esquiadores habían barrido las posiciones alemanas a lo largo de la escasamente defendida franja del Moskva y a continuación estaban simplemente rebasando los bien fortificados puntos fuerte de los Regimientos de Infantería 467º y 487º, donde también estaba emplazado el grueso de la artillería de la división.
Esquiadores soviéticos se lanzan al ataque.
En vano trató el General Martinek, al mando de la 267ª División de Infantería, tratar de contener la penetración con las castigadas compañías de su 497º Regimiento de Infantería. No tuvo éxito. Los rusos ampliaron su ruptura. Se perdió el contacto entre los cuarteles generales de la división y sus dos regimientos situados al norte.
La siguiente división en la línea, la 78ª, que se veía ahora amenazada en su flanco y retaguardia por la penetración soviética, destacó unidades de su 215º Regimiento de Infantería. El Coronel Merker, al frente del 215º Regimiento de Infantería, asumió el mando en el área de a penetración, y a partir d unidades de los Regimientos de Infantería 467º y 487º, el 267º Regimiento de Artillería, y con el apoyo de batallones y baterías de la artillería del Ejército, construyó un nuevo frente defensivo.
Pero los rusos operaban con mucha habilidad, astucia y audacia en el paisaje boscoso. Esto apenas era sorprendente: las unidades eran parte de la 20ª División de Caballería, una unidad de primera del famoso 3º Cuerpo Cosaco del Mayor General Lev Dovator, al que Stalin había otorgado el 2 de diciembre de 1941 la categoría de Guardia y ahora ostentaba orgullosamente el nombre de 2º Cuerpo de Guardias de Caballería.
General Lev Dovator.
Después de su penetración, los regimientos cosacos se reunieron en varios puntos clave, se organizaron en grupos de combate, y llevaron a cabo ataques por sorpresa contra cuarteles generales y depósitos de suministro en la retaguardia alemana. Bloquearon carreteras, destruyeron comunicaciones, volaron puentes y viaductos y una y otra vez atacaron las columnas de suministro y las barrieron.
Así, el 13 de diciembre, escuadrones del 22º Regimiento Cosaco aplastaron un grupo de artillería de la 78ª División de Infantería 20 kilómetros detrás de la línea de frente. Amenazaron Lokotnya, una base de suministros y nudo de carreteras. Otros destacamentos atacaron hacia en norte detrás de las Divisiones 78ª y 87ª.
Un soldado soviético de caballería cabalga junto a un Panzer destruido.
Todo el frente del IX Cuerpo pendía de un hilo. Las posiciones en primera línea de las divisiones estaban intactas, pero sus comunicaciones de retaguardia habían quedado cortadas. Hasta ellas no llegaban los suministros de municiones ni de víveres. Y había varios miles de heridos en el área avanzada de combate.
El 14 de diciembre a las 16:35 horas, un escuadrón cosaco atacó a la 10ª batería de la 78ª División de Infantería, 25 kilómetros detrás del frente, mientras la batería alemana se encontraba trasladándose a una nueva posición más atrás. Los cosacos atacaron con sables. Cayeron sobre los sorprendidos artilleros y masacraron hombres y caballos.
Posición antitanque alemana camuflada en la nieve.
Del mismo modo, los rusos trataron de irrumpir a través de la autopista de Moscú y la vieja carretera postal donde la 197ª División de Infantería guardaba las rutas de suministro. Pero la 197ª estaba en alerta. Allá donde los rusos penetraban con tanques, quedaban detenidos por el fuego concentrado y eran rechazados por contraataques inmediatos. Así continuó la situación un día tras otro. A las 03:00 horas los rusos saldrían de las aldeas donde se habían mantenido calientes y por las tardes regresarían. Se llevaban a los heridos consigo, pero dejaban a sus muertos detrás.
Durante la noche del 13 al 14 de diciembre, una columna de suministros de los cosacos, compuesta por cuarenta camiones, trató de pasar a través de las posiciones del 229º Regimiento de Artillería de la 197ª División de Infantería.
La temperatura era de de 36 grados centígrados bajo cero. Los mecanismos de retroceso de muchos de los cañones estaban congelados. Las lentes de los dispositivos de puntería, cubiertos de escarcha y ciegos. En cualquier caso, los artilleros lograban acertar con sus proyectiles disparando a ojo. La columna cosaca fue aplastada mediante disparos en punto muerto.
El Cuerpo Cosaco del General Dovator castiga la retaguardia del IX Cuerpo de Infantería.
Pero ni la decidida resistencia de la línea a lo largo de la autopista ni la gallardía de los batallones de granaderos y artillería de la 197ª División de Infantería, ni siquiera el tenaz y exitoso combate defensivo de la 7ª División de Infantería, en cuyas filas se encuadraban también los franceses de la Legión de Voluntarios Franceses contra el bolchevismo, fue capaz de atajar el desastre general que cayó sobre los Cuerpos de Ejército VII y IX merced a la penetración del Cuerpo Cosaco al norte de la autopista. Tan sólo había una cosa que hacer – retroceder el frente a lo largo de todo el ala derecha del Cuarto Grupo Panzer. La nueva línea principal para el combate defensivo sería la línea Ruza, 40 kilómetros detrás de la línea de frente actual. En una lucha excepcionalmente dura, la 197ª División de Infantería, junto con unidades de la 3ª División de Infantería Motorizada traídas rápidamente, mantuvieron abierta la carretera en el famoso, o infame, nudo de carreteras Shelkovka-Dorokhovo para la retirada del equipo pesado y las divisiones del Cuarto Grupo Panzer.
La situación queda bien ilustrada por la Orden emitida por la 78ª División a sus regimientos para la retirada: “Lo principal es atravesar la barrera del enemigo detrás de nuestra línea de frente. Si es necesario, se dejarán los vehículos atrás y se salvarán sólo las tropas.”
Una unidad alemana de morteros emprende la retirada.
De esta manera retrocedieron combatiendo: los suabos de la 78ª División de Infantería, cuyo emblema táctico era la Catedral de Ulm y la mano de hierro de Götz von Berlichingen, los turingios de la 87ª División, los silesios de la 252ª División, los hombres de Rhineland y Hesse de la 197ª División de Infantería y los batallones de la 255ª División de Infantería. Los legionarios franceses caminaban penosamente junto a los bávaros de la 7ª División de Infantería, y sus palabras de mando en el lenguaje de Napoleón resonaban de manera inquietante a través de las noches congeladas y las tormentas de hielo – justo como 129 años antes.
El Teniente Brämer de la 267ª División de Infantería y sus hombres se encontraban en ese momento, en pleno mes de diciembre, retirándose por la carretera a través de la cual habían avanzado anteriormente en otoño. Transportaban a sus heridos consigo: dos hombres de infantería conducían un caballo cosaco capturado sobre el cual se sentaba un cabo cuya pierna había sido amputada por una esquirla de granada a la altura de la rodilla. La herida se había congelado, y de este modo la hemorragia había quedado interrumpida. Tan sólo la fuerza de voluntad mantenía al hombre en la silla de montar. Quería vivir. Y para vivir uno tenía que abrirse camino hacia el oeste.
Un vehículo semioruga alemán arrastra un cañón de 150 mm a través de la nieve durante la retirada.
¿Quién era el hombre que obtuvo estas victorias entre Zvenigorod e Istra? ¿Quién era el hombre al frente de los cosacos que habían irrumpido a través del flanco del VII Cuerpo, desbaratando al IX Cuerpo y obligando a sus divisiones a retirarse? Su nombre era Lev Dovator. Este general cosaco era en verdad un excelente comandante de caballería. Dentro de la estructura del 5º Ejército Soviético, dirigía a sus tropas con una habilidad, valor y empuje extraordinarios. Dirigía a sus formaciones rápidas de caballería a la manera de un comandante de tanques – después de todo, los tanques eran los sucesores mecánicos de la vieja caballería.
“Un comandante debe estar en el frente,” era el lema de Dovator. Y así, mandaba a sus tropas desde el frente. Él y su escuadrón del cuartel general estaban invariablemente en la línea de frente. Más de una vez el Mayor General Dovator había sido citado en los comunicados del Alto Mando Soviético por su valentía personal.
Lev Dovator, un formidable enemigo a la altura de la Wehrmacht.
Las fuentes militares soviéticas no dicen nada de sus orígenes, lo que parece sugerir que no son proletarios ni burgueses. Probablemente procede del Cuerpo de Oficiales del viejo Ejército Zarista – uno de aquellos hombres de clase media que abrazaron la profesión militar y se convirtieron en incondicionales del régimen bolchevique.
La 252ª División de Infantería, la división de la “Hoja de Roble” de Silesia, era una de las divisiones que tenía que abrirse paso hacia la línea Ruza. Fue esta división la que obtuvo su venganza sobre los cosacos de Dovator e hizo pagar al general el mayor precio por su victoria – su propia vida.
El relato de este episodio refleja tanto la gallardía de las tropas alemanas como la de un sobresaliente general ruso que supo cómo luchar y cómo morir.
El 17 de diciembre de 1941, el 461º Regimiento de Infantería reforzado se arrojó contra las unidades de vanguardia de Dovator que trataban de bloquear la retirada de la 252ª División cerca del Lago Trostenskoye. El peligro fue atajado. Todas las unidades de la división alcanzaron el Ruza, incluso aunque fuera una carrera continua contra los regimientos de caballería de Dovator.
La caballería cosaca aguarda las órdenes de sus oficiales.
En el día de hoy, 19 de diciembre, la 252ª ha cruzado el río Ruza al norte de la localidad que lleva el mismo nombre. Pero Dovator se encuentra allí también. No quiere dejar a la 252ª División escapar de sus garras. El Ruza está congelado. El general se disone a organizar un ataque por el flanco. Desde el ala derecha pretende atacar a los silesios a través del hielo del río. El enfrentamiento se ha producido cerca de dos pequeñas aldeas, Dyakovo y Polashkino.
El Teniente Prigann se encuentra en posición fuera de Dyaovo sobre la más alta orilla occidental del río con los restos del 2º Batallón del 472º Regimiento de Infantería y la 9ª Batería del 252º Regimiento de Artillería. A la derecha, en Polashkini, el Comandante Hoffer ha tomado posiciones con el 3º Batallón del 7º Regimiento de Infantería de Schweidnitz. Son unas posiciones excelentes desde las que entablar combate. Hoffer y Prigann están decididos a hacer buen uso de ellas.
Caballería soviética avanza por la nieve.´
El día es gris y frío. A última hora de la tarde ha comenzado a caer la nieve – nieve de diciembre ligera y seca que es soplada por el viento sobre los campos y el congelado Ruza. Los cadáveres de los caballos, los vehículos a motor despanzurrados y los hombres muertos en acción y petrificados por el frío quedan cubiertos por su velo.
Desde el linde del bosque, el General Dovator observa a sus vanguardias que se dirigen hacia el río. Puede escuchar el intercambio de fuego en la distancia. Los cosacos desmontan.
Dovator se dirige al comandante de su regimiento de vanguardia, el Mayor Linnika: “¡Ataquen por la derecha!”
El mayor saluda y desenvaina su espada. Transmite su orden. El 1º Escuadrón sale del bosque. Es como una persecución fantasmal. Más allá de pueblo de Tolbuzino, abajo hacia el río. En ese momento, las ametralladoras alemanas abren fuego.
El escuadrón se dispersa al instante, desmonta, y se desploma en la nieve. La carga de caballería no se ha producido.
El General Dovator (segundo por la derecha) con su Estado Mayor.
El General Dovator está muy enfadado. Con el comandante del regimiento, remonta el sendero al norte, tan lejos como la carretera desde Ruza a Volokolamask. Aquí es donde se encuentran las puntas de lanza de su 20ª División. El 14º Batallón de Artillería Montada está maniobrando a través del bosque. Es mediodía.
Desde el extremo del bosque se tiene una buena vista de Polashkino. Sobre las carreteras al oeste se encuentran los trenes de suministro de la 252ª División de Infantería.
“Coronel Ravliyev,” exclama el general. El comandante de la 20ª División se adelanta. “Cruzaremos el río, rebasaremos el pueblo de Polashkino por la derecha. A continuación, golpearemos contra la retaguardia y el flanco de esas columnas. Voy con usted.”
La caballería cosaca se lanza a la carga con los sables en ristre.
Los escuadrones se ponen en movimiento al galope. Pero en cuanto se encuentran fuera del bosque, son atrapados en medio de un fuego de ametralladora muy pesado.
“Despliéguese, coronel,” vocifera el general. “Saque a los fascistas del pueblo.” Con su estado mayor, Dovator galopa hasta una cabaña junto al río. Se baja de su caballo y da palmaditas en el cuello del animal. El nombre del zaíno es Kazbek. Estánervioso. “Tranquilo, Kazbek,” lo tranquiliza el general. Arroja las riendas a Akopyan, su mozo de cuadra. “Camina con él arriba y abajo un rato, sino se enfriará.” Dovator observa el combate a través de sus binoculares. A la derecha Dyakovo se encuentra en llamas. Estásiendo bombardeada por la artillería soviética. Pero los desmontados hombres del 22º Regimiento de Caballería Soviética están inmovilizados por los alemanes.
Entonces, el 103º Regimiento galopa fuera del bosque, desplegándose, pero un momento después se ve igualmente obligado a desmontar. Los hombres de caballería avanzan a pie. Alcanzan el hielo del río. Allí quedan parados ante el continuo fuego de ametralladora alemán.
General Lev Dovator.
“Tendremos que levantar a los hombres del hielo,” brama el general. Saca su pistola de su funda y con grandes zancadas baja hasta el río él mismo. Lo siguen su adjunto, el oficial político del escuadrón del cuartel general, el oficial de servicio y la guardia del cuartel general. Hay menos de 20 metros entre el general y la línea de hombres retenidos en medio del río. En ese momento, una descarga de ametralladora alemana barre el hielo desde el extremo derecho del pueblo. Dovator se detiene como si algo lo hubiera asustado. A continuación, cae pesadamente sobre un montón de nieve en polvo que el viento había apilado sobre el hielo.
Su adjunto corre hacia él. Pero la ametralladora todavía escupe fuego. El cabo alemán, no levanta el dedo del gatillo. Los pequeños surtidores de nieve le muestran la posición exacta de sus disparos, que también abaten al adjunto de Dovator, el cual tiene el nombre alemán de Teichman. Los disparos también alcanzan al Coronel Tavliyev y le hacen caer al lado de su general.
Sello soviético homenajea las hazañas de Dovator.
“¡Perros!” grita Karasov, el oficial político. “¡Perros!” Con su abrigo ondeando tras él al viento, corre sobre el hielo hasta Dovator y lo recoge. Pero justo entonces, la estela de balas danza por la nieve y lo siega a él también. Muerto, se desploma sobre el hielo.
Al fin, el Teniente Kulikov y el Teniente Sokirkov logran arrastrase hasta el general. Bajo el pesado fuego de ametralladora arrastran a su general por el hielo y lo llevan detrás de la cabaña.
Kazbek, el semental, se encabrita cuando su dueño es traído muerto. En Polashkino las ametralladoras traquetean todavía. Los hombres de infantería de Schweidnitz resisten las furiosas acometidas del regimiento de caballería de Shamyakin, que buscan vengar la muerte de Dovator.
Las derrotas, sin excepción, necesitan sus chivos expiatorios. Hoy, cuando el General Dovator ha caído muerto en acción sobre el Ruza, la primera tormenta política se ha abatido sobre el Cuerpo de Generales Alemán. El Führer ha despedido al Mariscal von Brauchitsch, el Comandante en Jefe del Ejército, y asumido el mando de todas las fuerzas terrestres. El Mariscal von Bock, Comandante en Jefe del castigado Grupo de Ejércitos Centro, ha recibido la “baja por enfermedad.” Lo ha sustituido el Mariscal von Kluge. Y a Kluge lo ha sustituido el General Heinrici como Comandante en Jefe del Cuarto Ejército.
Es lebe Deutschland!
Sieg Heil!