Las ciudades cuyas terminaciones pueden aceptar cualquiera de las dos formas optan por la masculina: Tucumán laborioso; un París muy cálido.
Cuando los nombres están precedidos por todo, medio, un, propio y mismo, es frecuente el uso de la forma masculina, aunque terminen en “a”, pero como sobre esto no hay regla estricta, no es raro que se vean ejemplos contradictorios: medio Buenos Aires inundado; toda Buenos Aires iluminada; un Londres negro; una Londres renovada.