El gita de sai baba - capítulo xxviii. valentía es ver al uno en todo

Por El Despertar Sai @ELDESPERTARSAI

EL GITA DE SAI BABA

EL CAMINO DE LA AUTOREALIZACIÓN Y

LA LIBERACIÓN EN NUESTRA ERA

DIVINOS DISCURSOS

Bhagavan Sri Sathya Sai Baba

Prashanti Nilayan

Compilado y editado por Al Drucker

CAPÍTULO XXVIII. VALENTÍA ES VER AL UNO EN TODO

Experimentan miedo cuando ven a otra persona como separada de Dios. Pero cuando toman conocimiento de que la divinidad única es la base de todo lo que ven, el miedo los abandona por siempre. Una vez que toman firme conciencia de que la divinidad está presente en todo y en todos, quedan permanentemente libres de la sombra del miedo.

Encarnaciones del amor:

Tienen que fincar firmemente en su corazón la creencia de que todo nombre y forma que pueda concebirse en el universo es apenas una combinación de los cinco elementos, y que el fundamento de ellos necesariamente es Dios. Entonces el miedo jamás podrá poner un pie en ustedes.

La divinidad es la base de todo

Todo sin excepción está hecho de los mismos cinco elementos. No se verá nada más en el universo manifiesto; no existe un sexto factor en absoluto. Piensen en los objetos que hay en este cuarto. Hay una mesa, una silla y un podio; allá hay una ventana y una puerta. La única diferencia entre ellos son los diferentes nombres y formas, el contenido -la madera- es la misma en todos ellos. De igual modo, las montañas son rocosas, los árboles son de madera, la tierra es de arcilla, el cuerpo es carne, el océano está hecho de agua. Todos ellos son nombres y formas distintos. Pero la composición en todos ellos son diversas combinaciones de los únicos cinco elementos básicos.

Estos cinco elementos son cinco aspectos o manifestaciones de la divinidad única. Ella es la base que los ilumina y les da existencia. Excepto por estas cinco manifestaciones de la divinidad, no existe absolutamente nada en el universo entero. La divinidad es siempre la misma en los cinco. Ella es una. No existe un segundo más allá de ella. Cuando lo sepan sin lugar a duda, desaparecerá el temor en ustedes.

De todas las grandes virtudes, el arrojo es de importancia capital. Es la virtud ideal. Hasta que no eliminen el temor, no podrán vivir cómodamente. Sea en lo religioso, en las lides de la vida en el mundo, o en su lucha personal en el plano espiritual, no permitan que el miedo los invada. No le den cabida. Si se dejan asolar por el temor, se volverán extremadamente tímidos. No podrán desempeñar ni el menor trabajo. Cuando el temor los inunda, nada puede brillar en ustedes. Por lo tanto, el Gita enseña que deben de liberarse totalmente del temor.

La valentía está más allá de la conciencia corporal

Valentía no es solo ausencia de temor. Tanto el temor como la ausencia de temor están asociadas a la conciencia corporal. La ausencia de temor puede en ocasiones ser tonta, por ejemplo, cuando el cuerpo está en peligro. Pero la ausencia de temor está más allá de la conciencia corporal. Sólo puede ser experimentada una vez que se reconoce la verdad de que la divinidad reside plenamente en su corazón.

Se dice que la persona con miedo muere a cada rato, mientras que la persona sin miedo muere una sola vez. Krsna le indicó a Arjuna: "Deshazte de todo tu miedo y sé totalmente valiente". Sólo la persona valiente puede alcanzar éxito en grandes emprendimientos. El que es realmente valiente puede desapegarse de todas las cosas del mundo e impregnarse del amor de Dios. Por otro lado, el que es egoísta en lo corporal y en sus logros mundanos, vivirá siempre con miedo. El apego a las cosas del mundo y el egoísmo no pueden alojarse en quien carece de miedo.

Entre las épicas, encontrarán la historia del rey demonio que sufría de temor, mientras que su hijo era muy valiente. El rey había puesto su confianza en el mundo. Su hijo, Prahlada, lo había colocado en Dios. Los maestros fueron donde el rey demonio y le dijeron: "Majestad, su hijo no tiene ningún temor. A pesar del trabajo que le damos, él nunca se queja o lloriquea de nada. En lugar de soltar siquiera una lágrima cuando algo le duele, alaba al Señor y canta contantemente su gloria y magnificencia". ¿Por qué carecía de temor el chico? Porque tenía la firme convicción de que no había nada en el mundo excepto Dios. Su convicción le transmitía gran valentía.

Otro texto clásico habla de un gurú que elogia a su discípulo por su valentía. El maestro insta a su discípulo Janaka a ser un gran emperador y yogui, "Estoy muy complacido contigo. Careces completamente de temor y no tendrás que preocuparte de más nada. Te entregaste por entero al Señor. Estás en el mundo exclusivamente como un instrumento del Señor, sirviéndolo en todo cuanto haces. No tienes apego a las cosas del mundo. Crees firmemente que todas las cosas del mundo son diversas manifestaciones de la forma de Dios, y están imbuidas de divinidad. Ves unidad en lo que otros ven como diversidad. Tener conciencia de ello, te ha quitado el miedo por completo".

El temor a la muerte es el mayor de todos los miedos

De todos los temores que asolan a la humanidad, el miedo a la muerte es el mayor. Por valientes e intrépidos que sean, por grande que sea su educación, por más riquezas que posean, por mucho talento y habilidades con que cuenten, el temor a la muerte los asolará a hurtadillas, aniquilando sus logros y doblegando su confianza. La mayoría de la gente se impacta cuando ve a alguien muriendo. Escuchar que alguien murió, es considerado de mal agüero, entonces cierran sus oídos al asunto. Gente que incluso tiene más de cien años, al oír de la muerte se asusta. Quieren vivir aunque sea un poquito más. Pero por más que la gente quiera vivir, lo que es seguro es la muerte.

El temor a la muerte no los salvará de ella. Distraer la mente en los placeres pasajeros de la vida no los podrá salvar tampoco. Ni sus parientes y amigos los podrán salvar. La muerte barre con todas las cosas y personas del mundo. ¿De qué les podría servir refugiarse en quienes también están siendo arrastrados?

Tanto el que busca refugio como el que lo brinda están ambos siendo arrastrados. Sólo cuando recurran a la divinidad, que es la orilla inamovible del río de la muerte, podrán ser salvados. Cuando estén convencidos de que lo único que existe realmente es la divinidad, no habrá más que temer. Estarán salvados. Habrán conquistado el temor a morir.

La valentía puede compararse a una montaña, mientras que el miedo no es más que un soplo de su aliento. ¿Podría acaso el airecillo de su aliento cimbrar una montaña? ¡Claro que no! El pequeño soplo de temor no podría jamás quebrantar la valentía. Cuando la inamovible e inquebrantable montaña de la valentía se instale en su mente limpia y pura, libre de ilusión, y more en su corazón lleno de dicha, estarán realmente manifestando su naturaleza divina. Entonces se instalará en ustedes la verdad de que la divinidad es la única realidad existente. Cuando se percaten de que la divinidad todo-penetrante es su misma esencia, reirán de la muerte y no les impondrá más.

¿Por qué habría nada de asustarlos? ¿Qué cosa podría asustarlos? La muerte no es más una especie de broma en el juego de la vida. Si el papel exige que caigan muertos en el escenario, ¿acaso ustedes, los actores, se verían afectados? ¿Qué tendría que espantar tanto si muere un cuerpo que nació para morir? El cuerpo, hecho de los cinco elementos, tendrá que ser destruido algún día. ¿Por qué habrían de preocuparse por algo que de suyo es transitorio? "Arjuna, no eres tú quien va a matar, ni tus oponentes son los que van a morir. Lo único que puede ser muerto es el cuerpo. Tú eres el ser inmortal. No eres el cuerpo". Tal es la verdad que Krsna le enseñó a Arjuna, y que a partir de ese momento lo llenó de valor. La ausencia de miedo es una cualidad tan vital e importante como su propio aliento. Es la virtud primaria enseñada en el Gita.

La valentía está en la naturaleza humana

En verdad, los humanos son criaturas divinas y valientes por naturaleza. Ese es el significado de lo que es ser humano. 'Humano' se refiere a su esencia divina. He aquí una historia para ilustrar en qué sentido los humanos no están viviendo a la altura de su naturaleza divina, mientras que sus acciones los están colocando por debajo de los animales.

Hubo una vez un bosque asustador. En él vivían gran cantidad de animales. Donde hay leones, no viven elefantes, y donde habitan los elefantes, no hay leones merodeando. En este bosque, sin embargo, vivían todo tipo de animales: leones. elefantes, chacales, perros, changos..., todo el reino animal habitaba ahí. Un día, un astuto zorro pensó: "Los humanos se precian de tener una naturaleza sumamente especial y única. Aseveran que es muy difícil que alguien nazca como ser humano. Pero los humanos nacen del mismo modo que los animales. Todos nacen del vientre de su madre. El asunto es: ¿por qué a todos nosotros nos aglutinan bajo el nombre de animales, mientras que al ser humano lo clasifican aparte? ¿En qué sentido somos inferiores a él?

El zorro esgrimió todos los argumentos y contra argumentos posibles en torno a la cuestión que lo inquietaba, y así llegó a la conclusión de que no existía real diferencia entre humanos y animales. A partir de ese día, comenzó a ventilar el problema frente a todos los moradores del bosque. Buscó a los demás animales y les dirigió estas palabras: "¿Por qué deberíamos de aceptar el actual estado de cosas? Las personas consideran la vida de un animal inferior a la vida humana. Deberíamos de hacer algo para cambiar tal equívoco." Comenzó a difundir la idea y a entusiasmar a todos los animales. Explicó cómo se habían difundido las falsas creencias y habían sido aceptadas por los animales, incluso por los poderosos elefantes que eran los más fuertes, y por los leones que eran los reyes.

La magna reunión de los animales

El zorro decidió convocar a todos los animales a una reunión para discutir dichas cuestiones y establecer algunas resoluciones consensuadas universalmente. El nombre propuesto de la reunión fue "la gran reunión de los de cuatro patas". Se decidió entonces que en cierto día a determinada hora todos se encontrarían en un área abierta para celebrar la reunión especial.

Inicialmente, se llegó a un acuerdo en tres cuestiones. La primera fue que los seres humanos, al igual que los animales, nacen del vientre de una madre y por lo tanto debería haber un solo nombre para humanos y animales. O se les llama animales a los humanos, o se les llama humanos a los animales, pero no deberían de existir dos nombres y dos títulos diferentes. Fue la primera resolución que quisieron refrendar en la reunión. La segunda cuestión fue que a los animales se les ha considerado no conocedores, mientras que los humanos se jactan de estar dotados de sabiduría. Pero los animales no deberían de aceptarlo. ¿En qué sentido tienen los humanos más sabiduría que los animales? El zorro puso mucho hincapié en este punto y preguntó: "¿Cuál es el conocimiento que el hombre posee y nosotros no? Tenemos que concluir que humanos y animales tienen el mismo conocimiento."

La tercera cuestión de la agenda que el zorro propuso fue: "Los humanos son considerados animales parlantes, mientras que a nosotros se nos considera tontos, lo que se ve como una gran desventaja para nosotros, y ellos señalan como nuestra gran diferencia. Y si acaso somos tontos, ¿qué nos falta? ¿Acaso por haber adquirido la habilidad del habla son muy felices los humanos? Postulemos que el habla y la necedad sean más o menos lo mismo."

"Y queda un cuarto punto a considerar -agregó el zorro- los humanos nos consideran inquietos y excitables, mientras ellos se precian de tener una naturaleza tranquila y pacífica. Pero no deberíamos estar de acuerdo con esto. La naturaleza pacífica que poseemos, no la tiene el hombre. Mereceríamos ser reconocidos como infinitamente más serenos que los humanos". Acordaron, pues, que los cuatro puntos se discutirían en la reunión. Entonces cavilaron sobre quién debería de presidir la reunión.

El zorro indicó que había varios sabios que hacían penitencia en el bosque. "¿Por qué no elegimos a un gran sabio para que presida nuestra reunión?", sugirió. Acordaron enviar al zorro a buscar un sabio confiable y justo para pedirle que presidiera su reunión. Tras larga búsqueda, el zorro llegó a una cueva donde se hallaba un sabio haciendo penitencia. Su instinto le indicó que había encontrado al santo hombre que buscaban. Con reverencia, se acercó al sabio y le oró: "Swami, los del reino animal hemos decidió celebrar una reunión muy importante, y nos gustaría que la presidieras." El sabio, que reconocía a la divinidad en todo, dijo: "Me sentiré complacido en presidir su reunión". Así que, llegado el momento, se establecieron en un gran claro.

A la reunión llegaron desde los animales más pequeños hasta los más grandes acompañados de sus hijos y, muchos, hasta con nietos. Estaban muy animados y felices de participar en tan magna reunión. Y todos mostraron profundo respeto por el presidente, al que se le colocó un foro. Al lado del presidente, se dispuso una silla para el león. El sabio que presidía también estaba con muy buen ánimo y no tuvo ningún miedo del león que tenía al lado. Reconocía la presencia de Dios en cada ser viviente y, con base en ello, mostraba gran arrojo. Cuando se hubieron sentado los animales, se dio la debida bienvenida a tan augusta congregación. El secretario de la gran reunión fue el zorro, quien abrió con el discurso de bienvenida.

"Honorable presidente, su excelencia el rey, respetable ministro, hermanos: Este día será recordado en letras doradas en los anales del bosque y sus habitantes, pues hoy celebraremos la importante reunión que aquí nos congrega, con gran éxito. Todos ustedes hicieron algún sacrificio para llegar aquí; renunciaron a otras actividades y se hicieron espacio en sus apretados horarios para asistir a la reunión. Así que, en primero lugar, déjenme expresarles mi más sentida gratitud por estar aquí". El secretario procedió a explicar los puntos a discutir. Una vez presentada la agenda, el león se levantó para dirigirse al auditorio.

¿En qué sentido son los humanos mejores que los animales?

El león habló así: "Ya escucharon todos lo que dijo mi hermano. Quiero que sepan que sus enormes cualidades tales como el arrojo y la valentía, no las tienen los humanos realmente. Yo soy la prueba viviente de ello. Si se fijan en las magníficas proezas que hago y la fuerza que poseo, y ven mi arrojo y valentía, ¿cómo podrían encontrarse a un humano que se me equipare? Aunque soy el rey de los animales, jamás hago cosas erradas o injustificadas. No mato a animal ninguno sin razón, a menos que esté con hambre. No mato por diversión ni desperdicio comida. Fíjense en nuestra valentía, nuestro código de ética, nuestras normas morales. ¿Se ven acaso estas cualidades en los humanos? ¡No! No las poseen.

Entonces, ¿por qué temerles? ¿Por qué debemos ser considerados inferiores? Dispongámonos a borrar tal mácula sobre nuestra reputación." Cuando el león terminó su arenga, tronó gran ovación y los aplausos resonaron en todo el bosque.

Cuando volvió la calma, el elefante, sentado a un lado del león, se levantó y dijo: "Los humanos no son mayores que una de mis patas. Mi envergadura es ciertamente poderosa y magnífica. Mi inteligencia ha alcanzado estatura proverbial. Reyes, emperadores y líderes descollantes, me han tenido profundo respeto. Si se estaba por celebrar una coronación y yo no estaba presente, se debía de posponer. Si soy tan grandioso, ¿cómo pueden decir que los humanos son superiores? Mi inteligencia es extraordinaria. Aun considerando sólo mi inteligencia y mi tamaño físico, tienen que conceder que un humano jamás podrá igualarse conmigo." El auditorio volvió a concordar con gran aclamación.

El zorro se puso de pie y dijo: "El león -nuestro ilustre rey- les acaba de hablar, y el gran elefante -nuestro distinguido ministro- nos dio su parecer. Ahora nos gustaría que un representante de los animales más pequeños subiera y nos brindara su punto de vista. En eso, un perro que vagaba en el bosque y que tenía mucha experiencia entre humanos, fue invitado a hablar. Hizo su humilde salutación al presidente, al rey, al ministro, al secretario y a todo el tumulto ahí congregado. Entonces dijo: "Aunque soy pequeño y débil, nadie cuenta con una fe que se compare con la mía. Tengo una fe inamovible y lealtad ilimitada hacia quien me cría y me cuida. Siempre le daré mi gratitud y fidelidad, incluso con mi vida. Aun si mi amo me hiriese o lastimase, no lo lastimaré a mi vez. Todos saben que los humanos carecen de la lealtad que un perro sabe mostrar. Por la calidad de mi lealtad, jamás podría ser considerado inferior a los humanos".

"Entre ellos, los humanos suelen causar muchos problemas a quienes cuidan de ellos y los educan, por ejemplo, a sus propios padres y maestros. Los humanos no titubean en devolver mal por el bien que reciben. Critican y urden planes para engañar y lastimar a aquellos que los cuidaron esmeradamente. Los humanos no muestran ninguna gratitud; carecen de lealtad. Pretenden mostrar obediencia tan solo mientras se cumplen sus propósitos, pero una vez que sus intereses han sido satisfechos, son capaces de darles problemas a sus propios maestros. Si los humanos actúan de tal manera, ¿cómo podríamos los perros ser considerados inferiores a ellos?" El auditorio concordó contundentemente; se vio cómo todas las cabezas consentían y se escuchaba un "Sí, sí" general a cada cuestión mencionada por el perro. Uno a uno, otros animales se levantaron para dar su parecer. Según su estatus y su experiencia, emitieron discursos, ensalzando las grandes cualidades de los animales, que eran llanamente ignoradas por los humanos. Por último, el presidente hizo su alocución.

Los humanos pueden transformar su instinto mediante el esfuerzo

El sabio se dirigió al auditorio. "Queridos animales: todo lo que han mencionado es verdad. Todo lo que los maestros espirituales hacen o dicen es por nuestro bien. Su intención es que desarrollemos nuestro interior y mejoremos nuestra camaradería y entendimiento con los demás. Mas, cuando florece una amistad y el entendimiento mutuo se consolida, los humanos anidan sospechas y piensan que les están haciendo daño. Saludarán aventándoles flores, mientras que a sus espaldas los criticarán y sobajarán. Al obrar con tales contradicciones y astucias, desperdician su inteligencia y su vida. Los defectos humanos aquí expuestos están realmente presentes en los humanos. Por lo que compete a la comida, el descanso y la respiración, no existe diferencia ninguna entre humanos y animales."

El sabio continuó: "Quiero, sin embargo, apuntar que en el humano existe algo único, con lo cual no pueden compararse los animales. Los animales pueden heredar cierto toque de crueldad. Una vez que lo tienen, no lo pueden cambiar. Un tigre, por más hambre que tenga, no comerá arroz y curry. Sólo quiere carnero. No se conformará con té y galletitas. Por más que intente cambiar sus hábitos, no lo logrará. Por otro lado, si un humano se esfuerza lo suficiente, son capaces de cambiar su naturaleza cruel y erradicar sus hábitos malosos. La diferencia más destacada entre humanos y animales es que los humanos, con esfuerzo, pueden llegar a transformarse por completo, mientras que los animales no podrían hacerlo. La capacidad y habilidad para transformarse es propia exclusivamente del ser humano".

El zorro se levantó y dijo: "Swami, concedemos que el humano tiene la capacidad de transformarse a sí mismo, pero si no hace uso de sus recursos, ¿merecerían acaso el alto estatus del que hoy gozan?" El presidente declaró: "Un ser que teniendo los recursos para transformarse a sí mismo, no los usa, es mucho peor que un animal." Al escucharlo, los animales aplaudieron con furor. El jolgorio siguió y siguió hasta que el presidente llamó al orden. El sabio entonces repitió la declaración que acaba de hacer... que un ser humano que, contando con la capacidad de hacer el bien, no utiliza sus recursos para mejorar su conducta y desarrollar su virtud es sin duda peor que un animal. Y agregó: "¿Qué caso tiene que los humanos acumulen conocimiento? ¿Acaso modificará su fe? En cuanto las malas ideas entran en su cabeza, su entendimiento se nubla y se vuelven como idiotas. Los humanos han alcanzado gran estatus en lo que a aprendizaje y habilidades se refiere. Pero dirigen todo su conocimiento a procurar el pan de cada día. Usan su educación sólo para llenar la panza y suplir su sustento".

En eso, el zorro se levantó y ahondó en lo que el presidente acababa de señalar: "En el proceso de ganarse el sustento, los humanos utilizan todo tipo de medios poco éticos. En ese sentido, los animales somos mucho mejores que ellos." El zorro se picó con su arenga y se alargó un poco más. "Nosotros nos ganamos el sustento de modo justo. Comparados con los humanos, somos, en todos los sentidos, mejores que ellos. En realidad, ¡somos lo MEJOR que hay! El zorro entonces se ganó una rotunda ovación de la congregación de los de cuatro patas.

Todos concordaron plenamente con lo expuesto y elogiaron al zorro y le solicitaron decir más. El furor se salió de control y el presidente tuvo que golpear el mallete para llamar al orden. El sabio se levantó e hizo unas observaciones. Explicó la segunda gran diferencia y que hace a los humanos seres únicos: "El hombre ha sido capaz de conquistar la maya, y superar la ilusión. Una vez que lo logra, le es posible experimentar el atma, su verdadero ser. Entonces puede alcanzar el nirvana, el estado de exaltación y dicha eterna. Esta es la diferencia fundamental entre humanos y animales.

La diferencia medular entre humanos y animales

"Los humanos tienen la capacidad y la autoridad para conquistar la maya y liberarse completamente de la ilusión. Si el hombre se toma el trabajo y hace el esfuerzo, podrá experimental el atma directamente y, así, conocer la divinidad que lo constituye. Con ayuda de ejercicios espirituales puede llegar a alcanzar el nirvana, sumergiéndose en la dicha suprema. En aras de la verdad, debo decirles que ustedes los animales carecen de los poderes y potencial con los que se dotó al ser humano". Y agregó el sabio: "Queridos niños, en el idioma inglés, a los seres humanos se les llama 'humanos' (mankind), con el término genérico 'man'. En sánscrito se usa el término manava. El significado profundo de m-a-n es que los seres humanos son capaces de discriminar y remover la ilusión, maya, y obtener la visión del atma, sumergiéndose en la sabiduría y la dicha del nirvana. Y ese es el significado de las letras m-a-n, donde la 'm' representa la remoción de maya, 'a' representa el atma realizada, y la 'n' el nirvana alcanzado. Alcanzar nirvana significa que el hombre se hace uno con la alegría y la dicha. De modo que un ser humano verdadero es el que remueve la ignorancia de maya; que ha tenido la visión del atma, y que se ha fundido en el estado de la dicha suprema".

Una vez que terminó de hablar el sabio, los animales lo reverenciaron y hubo un momento de silencio en el que cavilaron sobre las palabras que éste había pronunciado. Admitieron que se trataba de tres posibilidades que ellos, en su forma actual, no podían aspirar a alcanzar. Mas, en eso, un macho cabrío preguntó "¿acaso todos los humanos han alcanzado este estado?" El sabio respondió con un contundente "¡No!" y subrayó "Muy, muy pocas personas se interesan en estos tesoros que son su derecho de nacimiento. La mayoría de las personas malversan su tiempo sin jamás aprovechar las invaluables oportunidades de sus vidas. Sus aspiraciones rebozan egoísmo y se tratan unos a otros peor que animales. No obstante tener gran capacidad de sabiduría y dicha, los humanos no avanzan en esa dirección y, por lo tanto, no logran tocar jamás la verdadera dicha de su vida".

La mayoría de los humanos se comportan peor que animales

Los animales llegaron a la conclusión de que quienes no hacen ningún esfuerzo en el sentido mencionado son exactamente igual que ellos y, por lo tanto, no tiene caso trazar distinción ninguna que los distinga de los animales. El sabio concordó con ellos. Luego, a guisa personal, el presidente explicó las razones por las que él se había adentrado en el bosque a vivir: "A los humanos no les importan mucho estas nobles cualidades. Los animales sólo le dan problemas a quienes los molestan, de otro modo, viven plácidamente unos con otros. Pero los humanos lastiman a quienes no les hacen absolutamente nada. Culpan a otros sin motivo y le ocasionan problemas a quienes nada han hecho ni los han provocado en absoluto. Los humanos también se involucran en trabajos indebidos sin ningún derecho".

Para concluir, señaló: "Por todo lo anterior, muchos buscadores espirituales auténticos se han vuelto renunciantes, y evitan la compañía de los humanos internándose en el bosque a vivir. La humanidad se está volviendo más egoísta cada vez. Digan lo que digan, hagan o piensen, entraña motivos ególatras. Los animales no albergan tal egoísmo. Los animales no acumulan riquezas a base de dañar a otros. Y en ese sentido, muchos humanos se comportan peor que animales."

A este respecto, Krsna le dijo a Arjuna: "Sé un auténtico ser humano, no uno que es peor que un animal. Elévate a tu naturaleza humana por encima de la naturaleza animal. Existen dos rasgos animales que jamás deberás de tener. No eres un borrego, miedoso y timorato, ni eres un tigre, con rasgos de crueldad. Eres un hombre. Eres digno de cosas más elevadas ¡Sé valiente! Jamás permitas que te domine el miedo. En verdad, tu naturaleza es divina. La pesadumbre y el temor no pueden contra ti".

Cuando tengan firme fe en Dios, no sentirán miedo jamás

Existe infinito poder en el corazón humano. A pesar de tal poder, no tienen fe en ustedes mismos. ¿Por qué razón? Es porque se sienten separados. Creen que son diferentes a la divinidad. Pero en realidad, la divinidad está en el centro mismo de ustedes. Esa misma divinidad permea el universo entero. Cuando alcancen firme fe en Dios, no volverán a conocer el miedo. Reconocerán que el Dios que adoran está presente en todo y todos, así como en ustedes. Tal visión removerá todo vestigio de temor en ustedes.

Mas, si carecen de tal fe, el temor los oprimirá. Cada momento, a cada paso, sentirán miedo. Cuando presenten un examen, sentirán miedo. Cuando viajen en avión, tendrán miedo. Cuando se acerque un ómnibus en sentido contrario, se asustarán. Desde el momento mismo de levantarse de la cama hasta volverse a acostar, sentirán miedo. E incluso ya en la cama, tendrán miedo de que entren los ladrones a robar. Transcurrirán el lapso de su vida con temor. Mas, no es así como un humano debería de vivir. Tendrían que vivir convencidos de que la divinidad está presente en todo lugar y alcanzar así la total ausencia de miedo.

Su fe en la oornipresencia divina es la llave para desarrollar valentía. Es sólo cuando pierden la fe que sienten miedo. Únicamente cuando olvidan su verdadero ser, emerge el temor. Han olvidado su verdadera naturaleza. Se olvidaron del atora. Creen ser esta criatura de metro setenta, pero lo cierto es que su forma es infinita y su poder, ilimitado. Cuando se esfuerzan en remover las falsas nociones y alcanzar la visión interior del atora, se sumergen en la dicha de nirvana. Es entonces que pueden ser llamados verdaderos seres humanos.

Si no se esfuerzan en recorrer el camino hacia la auto realización, y se degradan en aspiraciones egoístas y conductas degeneradas, se vuelven más como demonios que como seres humanos. No caigan tan bajo. Compórtense de manera que puedan ser llamados seres humanos; vivan a la altura de los ideales que heredaron al momento de tener el privilegio de nacer humanos.

Cultiven las buenas cualidades y gánense la gracia del Señor

Uno de los nombres con que Krsna llamaba a Arjuna era 'El que ama el trabajo'. Cuando alguien les da trabajo que hacer, la mayoría de ustedes se ponen de malas. Cuando el domingo llega y están libres de trabajo, se ponen felices. En cambio, el día que Arjuna no tenía trabajo, se sentía mal. Él se sentía encantado cuando tenía trabajo que hacer. Los diferentes nombres que Krsna le puso en el Gita están asociados con grandes cualidades y virtudes. Podrán entender la naturaleza de la divinidad si un día escogen una virtud e intentan incorporarla a su vida.

En estos capítulos ya se ha hablado de la paciencia, la tolerancia, la compasión y la no violencia. Ahora también aprendieron lo que es la valentía. Hay un sinnúmero de cualidades importantes. Cuando incorporen dichas cualidades a su actividad cotidiana, obtendrán la gracia del Señor. Sin cultivar estas nobles cualidades no podrán ganarse un lugar en la casa de Dios, independientemente de la educación, posición o riqueza que posean. A nadie se le permite viajar a otro país sin pasaporte. De igual manera, para ganarse la gracia de Dios, sus buenas cualidades les servirán como pasaporte. Cultívenlas.

A la par de su educación, tienen que adquirir buenos hábitos y un carácter impecable. Sin esto, su educación será inútil. La educación que ahora procuran no es más que para ganarse el sustento en el mundo físico. No los llevará a Dios. En el mundo de hoy, los científicos han podido explicar algunos secretos de la naturaleza. ¿Pero acaso han obtenido paz interior? ¿Han podido obtener dicha y felicidad de las máquinas que han inventado? La felicidad y paz interior no puede emanar de ellas. Solamente pueden obtener paz de la divinidad.

La dicha y la paz mundanas que obtienen es transitoria, impermanente. No puede llevarlos al estado de dicha permanente. El capítulo sobre sabiduría del Gita subraya la práctica de reconocer a la única divinidad todo-penetrante que existe cerca de uno. Es un capítulo largo, que contiene 72 versos. Mas, no podrán librarse de su pesar sólo con aprenderlos y recitarlos cada día. Eso no les será de gran utilidad. Tendrán que realizar un esfuerzo enorme para practicar su sentido interno y aplicarlo continuamente en su experiencia cotidiana. Cuando los practiquen en su vida diaria y los hagan propios, podrán obtener la gracia de Dios y unirse por siempre a Él.