El GITA UN TORRENTE DE SABIDURÍA - CAPÍTULO I

Por El Despertar Sai @ELDESPERTARSAI

El GITA

UN TORRENTE DE SABIDURÍA

Bhagavan Sri Sathya Sai Baba
Prashanti Nilayam

CAPÍTULO I

Para comprender el significado del Gita se necesita una actitud reverente. Su estudio debe ser emprendido con sumisión y expectación, pues el Gita es la leche de los Upanishads, ordeñada por el pastor Krishna (un Avatar, Dios encarnado), con la ayuda de Arjuna (héroe del Mahabharatha, epopeya hindú, discípulo y amigo de Krishna) "el becerro", para dar bebida y alimento a todos los de torpe entendimiento. Hay quienes arguyen que el Gita como poema sagrado que es, fue creado con posterioridad al Mahabharatha, del que es una parte; pero a pesar de todo lo que se diga de la composición del Gita, no cabe duda de que sus principios y enseñanzas son muy antiguos o mejor dicho, no tienen fecha.

En los primeros tres versos del capítulo cuarto se habla de que la enseñanza del Gita fue dada primero por el Señor a Surya (el Sol) y después a Manú (un Señor del Universo); también se dice que después de Manú llegó a Ikshvaku (hijo de Manú) y de éste a otros y así sucesivamente. De ahí que el Gita esté más allá del concepto de tiempo y no pueda ubicarse en un determinado punto del pasado ni del presente.

El Gita es un texto para adeptos a la espiritualidad, pues se basa en llevar a la práctica las actitudes espirituales, más que en ninguna otra cosa. Cada capítulo establece los medios y los métodos para alcanzar las metas de la paz y la armonía. Ahora bien, la práctica es producto de un profundo y constante anhelo de progreso. El aspirante debe anhelar, no desesperar. Debe perseverar, no clamar por un éxito inmediato.

El Gita es como una embarcación que lleva al hombre de su voluntario estado de esclavitud a la libertad que es su propia naturaleza. En ella es conducido de la oscuridad a la luz, de la opacidad al esplendor. El Gita establece para el hombre disciplinas y deberes que están a salvo de la corrupción de las tendencias e impulsos (vasanas) que lo atan a la inexorable rueda de nacimientos y muertes.

En realidad, el hombre ha venido a este campo de actividad (karma ksetra) tan sólo para dedicarse a la actividad misma y no para ganar el fruto de ella. Esa es la enseñanza del Gita, su lección fundamental. El Gita es la quintaesencia del significado de todos los Vedas (Escrituras Sagradas). Las actividades dirigidas hacia el exterior, como los sacrificios (yajnas) y las ofrendas (yagas), se mencionan en las partes preliminares de los Vedas. Las actividades de la mente que, como las de la adoración (upasana) se dirigen hacia el interior, se mencionan después. El Yoga del Conocimiento también es explicado a las mentes así clarificadas y purificadas.

Quienquiera que sea el individuo, por erudito que se considere, no puede escapar del error y por ello queda sujeto al sufrimiento, que actúa como un freno a su actividad. Arjuna, el gran héroe, con gran capacidad de renunciación y poseedor de inmensa sabiduría, es engañado por las terribles necesidades de la guerra y su sufrimiento frena también su actividad, confunde el cuerpo con el Ser y empieza identificando a los dos. Le atribuye al Atma (nunca afectada por las características del móvil cambiante mundo) la irreal y efímera naturaleza de dicho mundo y toma como realidad esta ilusión. ¡Cree que sus deberes, según los establece esa falsa identificación son su Dharma (código de conducta y reglas de autodisciplina) personal (atmadharma)! ¡Esta es la tragedia, no sólo de Arjuna, sino de la humanidad entera! Por lo tanto, el Gita tiene un valor universal y eterno. Estudiar el Gita es aprender el arte de nadar a través del mar de la ilusión.

El Gita es la voz misma del señor Krishna. El hecho de que ha llevado consuelo y liberación a millones de hombres es una prueba de su origen divino. Una persona de menor grandeza no hubiera podido darle esa autenticidad. La forma misma de cómo empieza y cómo termina da la clave del tema que expone. El primerísimo verso empieza con las palabras "el campo del deber" (dharmakshetre), "el campo de los kurus..." (kurukshetre)..., siendo la palabra dharma la inicial.

El último verso del capítulo final, el decimoctavo, habla de Yatra Yogesvarah Krishna y en esta palabra Yogesvarah, el Señor del Yoga resume el Dharma (la Acción Correcta) que se enseña. Así resulta claro que la finalidad de la enseñanza en el Gita es sencillamente ésta: "Recuerda el Dharma (la Acción Correcta con uno y con otros); practica el Dharma". ¡Cuán significativa es esta palabra! Todos los Sastras (Códigos de Moral) se ocupan de demarcar y definir la naturaleza y las sutiles características del Dharma (Códigos Éticos). El Gita incorpora en sí mismo este estudio y este análisis. Es un libro de texto del modo de vida superior en todos sus aspectos. Discute todos los principios subyacentes en el Dharma.

Arjuna es el individuo üivi). El cuerpo es el carruaje y el amo del carruaje es Krishna, el Señor. El Señor es el conductor, el inspirador de la inteligencia: Brahman (Dios), quien lo incita a dar respuesta a la oración contenida en el mantra (fórmula mística poderosa) del Gayatri: Dhiyo-yonah Prachodayath... (Despierta mi discernimiento, oh, Señor, y guíame). Los kurús representan la naturaleza demoníaca; los pandavas representan la divina. Aquéllos son malos (asat); éstos son buenos (sat). Y siempre ha habido conflicto entre los dos. En este conflicto de fuerzas opuestas, Krishna (el Ser, el Alma) siempre está del lado del dharma (los dictados de Dios), de la realidad que sustenta, no del error que socava. Si pretendes tener al Señor de tu lado como tu guía, provéete de la Naturaleza Divina, de las cualidades del Dharma. Pues el Señor está donde está la Rectitud (dharma).

Por supuesto, ¡esto no significa que el Señor no sea Omnipresente...! La mantequilla está contenida en toda la leche, aunque sólo pueda manifestarse en un producto de la misma mediante el proceso del cuajado y del batido. Así también, el Señor sólo quiere manifestarse en un lugar mediante el proceso de las prácticas correctas dhármicas (dharma-sadhana). "Donde está el Dharma, ahí se puede obtener la victoria". Arjuna estaba embargado por el aspecto físico y por esto era necesario bendecirlo con el conocimiento de lo real, del aspecto del Espíritu Eterno (átmico). Todo el sistema de la práctica espiritual (sadhana) está encaminado a la clarificación de la conciencia del Atma y a la fijación de la atención en ella.

La enseñanza de Krishna es precisamente eso; en efecto, constituye la sustancia de la búsqueda de la Verdad. Krishna aclaró muchas dudas que habían embrollado a Arjuna, pero que éste no había expresado. "¡Oh, Arjuna! Tú te lamentas porque estos reyes y príncipes emparentados contigo están a punto de morir a manos tuyas. Hablas con ligereza del Dharma. Pero recuerda, los sabios no se lamentan ni por los vivos ni por los muertos. ¿Te digo por qué? Pues bien, tú te entristeces por el cuerpo, que es lo único que se deteriora con la muerte. ¿Alguna vez te entristeciste por haber sufrido tantos cambios hasta ahora? El infante desapareció en el niño, el niño se desvaneció en el joven, el joven se perdió en el adulto, el adulto se extravió en el anciano y el anciano se extinguió en la muerte.

Nunca lloraste por los cambios que durante tanto tiempo fueron afectando al cuerpo; ¿por qué entonces llorar por este único cambio? ¿Tienes tú ahora el cuerpo que tenías cuando niño? ¿Dónde está esa estructura que tenías cuando amarraste a Dhrishtadyumna? Tú recuerdas aún aquella travesura de muchacho; ¡pero el cuerpo que la ejecutó ha desaparecido! Así también, no obstante, los cambios que tu cuerpo puede sufrir, el Alma, el esplendor de la verdadera Sabiduría permanece inmortal. El estar establecido en este conocimiento es la señal del sabio (jñani)". Así habló Krishna.

"Tú podrías preguntar si no habría de entristecerse uno cuando los cuerpos junto con los cuales se ha movido y vivido durante tantos años desaparecen de la vista, pero, ¿por cuántos habría que lamentarse, en caso de que fuese apropiado entristecerse así? ¿Has pensado en ello? La felicidad y el dolor son como el día y la noche. Tienen que ser aceptados, tenemos que vivirlos; si rehusamos, no por ello dejarán de suceder; y si los deseamos, ¡no por ello empezarán a suceder! Ambos se relacionan con lo físico, lo material, el cuerpo; pero no afectan al Espíritu, al Alma. En el momento en que tú te desprendas de los dos, en ese momento estarás liberado, tendrás la Liberación (moksha)".

El primer discurso, el que enseña estas verdades, se denomina "El desaliento de Arjuna" (Arjuna Vishada Yoga). Este es el cimiento mismo del edificio que es el Bhagavad Gita. Cuando los cimientos son fuertes, el edificio también es duradero. El Gita, construido sobre este cimiento hace 5000 años, subsiste firme e inconmovible. De esto puede inferirse cuán fuerte es el cimiento sobre el cual descansa y cuán sabia es la persona que lo realizó.

¡Le llaman "desaliento"! Pero ese "desaliento" fue muy provechoso; no era una ordinaria "falta de ánimo", pues puso a prueba su sinceridad y su constancia; le indujo a refugiarse incuestionablemente en el Señor. Por eso se le dignifica con el nombre de Yoga. El Gita, que empieza con "El desaliento de Arjuna" (Vishada yoga), termina con "La Renuncia" (Sannyasa Yoga); el desaliento se compara con los cimientos y la renunciación, con la superestructura. El desaliento es la semilla; la renunciación, el fruto.

Podrá surgir la pregunta: ¿cómo puede atribuirse a Arjuna una naturaleza pura, la única que se considera merecedora de la Sabiduría impartida en el Gita? La palabra "Arjuna" significa puro, inmaculado, blanco... Fue nombrado muy apropiadamente y vivió a la altura del nombre que llevaba. Así fue cómo obtuvo la presencia inmediata del Señor Krishna, como se convirtió en el instrumento para el otorgamiento del Gita al mundo.

Krishna utiliza muchas veces la palabra Yoga en el Gita; también describe el estado del individuo (jivi) durante el Yoga; sin embargo, podría surgir una duda en las mentes de quienes hayan leído el Gita, respecto de la falta de coincidencia de la palabra como se usa ordinariamente y como la usa Krishna. Krishna en algunos lugares ensalzaba el desapego (vairagya). En otros, ha declarado que la libertad más elevada puede ganarse mediante la adoración. También se exponen diversos métodos para el logro del estado supremo de éxtasis espiritual. En el octavo discurso hay una explicación de Raja Yoga, pero no es correcto decir que el Gita es un texto que enseña sólo Raja Yoga.

La entrega absoluta ante el Señor Krishna, la liberación del triple grillete que lo mantiene a uno sujeto al mundo externo de los objetos, la observancia de buenas acciones y virtuosas disciplinas: éstas son las principales verdades que se subrayan en el Gita. El Señor las señala como las mejores formas de entrenamiento y como los más profundos secretos del progreso interno.

El verdadero significado del Gita no lo captan todos. Famosos letrados y escritores, aunque dotados de rara inteligencia, han fallado en su intento de descifrar el misterio de su mensaje. Los comentaristas hablan del principio del equilibrio perfecto en el centro de todo cambio, o del logro de la libertad, como lo más importante de todo. Por otro lado, otros comparan al Gita con los textos filosóficos occidentales con los que están familiarizados ¡y empiezan a enseñar a las mentes jóvenes con ese estilo!

Por supuesto, la renunciación absoluta es muy deseable. Pero sólo un número muy reducido es capaz de practicarla. Si una enseñanza espiritual ha de obtener la aceptación universal, deberá tener disciplinas que puedan practicarse en la vida diaria y en sus actividades.

La forma más elevada de practicar la Rectitud (Dharma) consiste en que cada uno siga su propio Dharma (Svadharma) con osadía. En lo relativo a este problema hay un conflicto entre la religión y la moral. "Es difícil, preñada de peligros", dice el Señor al referirse a la disciplina moral. ¿Cuál acto es legítimo y cuál no? ¿Cuál acto es aceptado por la moral y cuál no? La gente ha luchado y sigue luchando por decidir esto. Pero Krishna ha mencionado la clase de actos que son meritorios en los versos (slokas):

Manmana bhava madbhaktho mad yaji mam namaskuru, mamevaishyasi sathyam the prathijame priyo si me.

Sarva dharman parithyajya mamekan saranam vraja,
aham thwam sarva papebhyo mokshayaishyami ma suchah

Fija tu pensamiento en Mí; dedícate a Mí; adórame, ríndeme homenaje; tú me alcanzarás, Yo te declaro la Verdad, pues tú eres Mi Bien amado. Esta es Mi Enseñanza, Mi Gracia.

Este es el sendero para venir a Mí, abandona todos los dharmas; ríndete a Mí, no te aflijas Yo te liberaré de las consecuencias de todos tus actos.

¡Ah! Noten ustedes el significado de estas estrofas. ¿No es suficiente este acto de rendición para salvarlos y liberarlos de la ronda de llegar a este mundo, de permanecer en él y de abandonarlo? Es necesario estar viendo a Dios (Tanmana) en todos los seres, siendo consciente de Él en cada momento de la existencia, sumergido en la bienaventuranza de este conocimiento; el devoto (tad-bhakta) debe estar fundido en la relación producida por la profunda devoción y amor hacia Él; tat yaji - en que todos los actos, grandes y pequeños (deseo, voluntad, actitud, actividad, fruto, consecuencia) están dedicados a Él, Krishna; todo, de principio a fin, la renuncia a todo apego al "yo" y la ejecución de todos los actos en un espíritu de desapego pleno de veneración. Esto es lo que el Señor busca en ustedes.

Por supuesto, es difícil efectuar esta entrega total. Pero si el hombre hace un esfuerzo mínimo por lograrlo, el Señor mismo le dará valor para proseguir hasta el final. El caminará a su lado y le ayudará como un amigo, lo conducirá como un guía, lo protegerá del mal y de la tentación, será su báculo y su sostén. El Señor dijo: "Esta conducta, si la sigues aun en pequeña medida, te salvará del aterrorizante temor". El acto de seguir el Dharma (la Rectitud) crea por sí mismo una fuente de alegría; es el sendero con menos obstáculos. Esa es la enseñanza del Señor.

Te acercarás a Mí, es decir, comprenderás Mi misterio, penetrarás en Mí, alcanzarás Mi naturaleza. En estos términos se recomienda la práctica para adquirir la Naturaleza Divina (sadrsya), la existencia en Dios (salokya – percepción de lo Divino) y la manera de fundirse con Dios (sayujya). Cuando se ha alcanzado un estado que permite ver a la Divinidad en todos los seres, cuando cada instrumento de conocimiento trae la experiencia de esa Divinidad, cuando sólo ella sea vista, oída, gustada, olida y tocada, el hombre indudablemente se convertirá en una parte del cuerpo de Dios y vivirá en Él y con Él. Al asumir este deber para lograr su propio progreso, obtendrá nuevo vigor desde el primer paso; una nueva y más pura alegría lo hará estremecerse; saboreará la plenitud de la bienaventuranza; sentirá la frescura de una nueva beatitud.

Este Dharma no está señalado ni es recomendado para hombres extraordinarios solamente. Está al alcance de todos, pues todos tienen hambre de Dios, todos tienen el discernimiento requerido para descubrir que hay algo fundamental detrás de todo ese cambio. Aun el más nefasto pecador puede limpiar rápidamente su corazón y volverse puro mediante su entrega al Señor en sincero arrepentimiento. Por tanto, el mandato del Señor es que cada cual siga el Dharma especial para él señalado; cada persona debe planear su vida de acuerdo con los cimientos espirituales de su cultura; debe abandonar la visión objetiva y escuchar la voz de Dios.

Los nacidos en la India deben hacerse merecedores de este privilegio escuchando la voz del líder de la India, el mismo Gopala y deben manifestar la Divinidad latente en ellos en cada palabra que pronuncien, cada letra que escriban, cada deseo que alberguen, cada pensamiento que forjen y cada acto que ejecuten para la obtención de cosas materiales, como son el alimento, el abrigo o la salud.

Solamente entonces podrá esta nación indostana demostrar al mundo la excelencia de la antigua religión, de la Justicia Divina (Sanathana Dharma), su don especial para la humanidad y asegurar la paz para la misma. Sólo los actos acordes con esa Rectitud (Dharma) pueden conferir la fuerza espiritual necesaria para enfrentarse a todas las crisis y obtener la victoria. El sagrado Gita otorga ese don, indicando claramente el camino.