Este momento es parte de nuestra niñez, era un número muy simple en el que la cabra subía la escalera al son de la trompeta y posteriormente giraba sobre sí misma en lo alto de jarrillo...
Nos podía gustar más o menos, la cultura general en aquello años, la forma de ver la vida y las cosas difieren muchísimo de como lo vemos ahora. En el barrio era un acontecimiento y los niños miraban obnubilados la destreza con la que ese animal lograba coronar ese vértice inalcanzable. Los hijos de los artistas solían pasar el platillo y ese momento recuerdo perfectamente como me causaba una gran desazón interior...
Esta fotografía concretamente se realizó en laela Plaza del Hospital de los Venerables hoy la Plaza de los veladores...
Como ya hemos comentado, los tiempos han cambiado, y hoy en día estampas de este tipo serían impensables por muchos detalles.
Luque Murillo