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El pasado 1 de junio publiqué, en base a dos conversaciones mantenidas el día antes con unos militantes de Ciudadanos en Madrid, que dicho partido se enfrentaba a partir de ese momento a una crisis que bien podría desembocar en una escisión liderada por algunos de los fundadores y principales personajes de la formación.
En aquellos días iniciales de junio la directiva del partido que se mantenía fiel a Albert Rivera trataba de contener las posibles filtraciones a los medios de información, en medio de un clima de desconfianza interna y una división en dos bandos de opinión que, por resumirlo mucho, se caracterizaban por su preferencia en pactar con el PP o con el PSOE a la hora de formar un gobierno o bloquearlo, dependiendo de la coyuntura derivada de posibles pactos post electorales. No faltó algún usuario de redes sociales que me acusó de inventar un fake para ganar visitas a este blog.
Hoy, en el momento apropiado para sus intereses y los de Soros, Manuel Valls ha comunicado a ciertos medios que da el salto a la política nacional con algunos fundadores de Ciudadanos y ciertos críticos del PSOE. Es decir, otro grupo de centro izquierda más que tratará de arañar su parte del pastel en un arco político quizás ya saturado en esa tendencia.
Valls se acompaña de personajes ciertamente interesantes, tales como Nicolás Redondo, Arcadi Espada, Los hermanos Rubén y José María Múgica, Andrés Trapiello, Félix Ovejero y otros. Por el momento, todos ellos han constituido una plataforma constitucionalista con la que pretenderán en breve presentarse en la política internacional con una ideología clara de centro izquierda que, así lo aseguran todos ellos, constituye en principio un sector de izquierda muy crítico con las políticas de Pedro Sánchez. Además, y como no podría ser de otra manera con Manuel Valls y sus antecedentes globalistas y masónicos, la dirección a seguir de esta plataforma y su posible partido político -que tratarán de tener listo para las próximas elecciones catalanas-será netamente europeísta. Nada nuevo para un nuevo partido, bien se podría decir.
¿Será esta nueva formación la puntilla definitiva para un hoy muy debilitado y dividido Ciudadanos? A mi entender, no es casual en absoluto que Valls aparezca de nuevo y con fuerza en los titulares justo ahora que Rivera aparece machacado en las encuestas, como no creo que haya sido en absoluto casualidad los ataques mediáticos que el de Ciudadanos ha venido sufriendo durante todo el verano, con la excusa de su relación con una cantante famosa, y que le ha hecho objeto de continua persecución y críticas desde que decidió desobedecer las órdenes de George Soros en cuanto a pactar con Pedro Sánchez para formar gobierno de coalición.
En Ciudadanos hay quien teme que se materialicen los verdaderamente catastróficos resultados que auguran todas las encuestas a la formación naranja para las elecciones generales del 10-N. Una debacle que bien podría colocar al partido en manos de Valls y que enviaría a sus casas a no pocos de los que disfrutan puestos políticos en los que pastar cómodamente, a semejanza de lo que sucede en otros partidos. De hecho, si Valls continúa haciendo suyo el discurso de Ciudadanos, insistiendo en términos en los que Rivera lleva años insistiendo, tales como la referida integración en Europa, la lucha contra la desigualdad y la oposición frontal a los nacionalismos, bien podría suceder que los votantes que le queden a Rivera tras las elecciones comiencen a mirar con mejores ojos al francés quien, al fin y al cabo, ha sido ex primer ministro, disfruta de un prestigio del que Rivera no dispone, y podría proyectar al nuevo partido no solo al parlamento catalán, también al europeo, donde se sirve mejor a los intereses de Soros y, al fin y al cabo, se cobra más.
Pero Atención. No perdamos de vista uno de los puntos en los que el nuevo partido de Manuel Valls más insistirá y en el que Ciudadanos ha pasado de puntillas para no chocar con la supuesta defensa de la nación española que en alguna ocasión ha enarbolado tímidamente: el enfrentamiento hacia cualquier deriva “identitaria”, o dicho en otras palabras, la oposición frontal a cualquier partido patriota, tal y como hace Soros contra los gobiernos y partidos que defienden sus naciones contra la agenda globalista, como son los gobiernos ruso, norteamericano, chino y húngaro.
En definitiva, son intereses externos los que nos cuelan un nuevo personaje globalista con antecedentes masones. No veo otra utilidad en ello que reforzar el amplísimo espectro político de partidos fieles a la agenda globalista en España, y un remedio anticipado a la desobediencia del líder de Ciudadanos. Rivera debería haber sido más listo. El tiempo ha demostrado que traerse al francés para dar un golpe de efecto mediático podría acabar, como así ha sucedido, como un tiro en el pie.
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