El pasado 20 de marzo, se celebró el Día Mundial del Gorrión con objeto de advertirnos de la rápida pérdida en el número de parejas reproductoras de esta especie (¡y por supuesto, también, de otras aves comunes!). Numerosos estudios han remarcado el descenso en el número de parejas reproductoras que ha experimentado en los últimos años el gorrión (Passer domesticus), una especie muy ligada a entornos urbanos y agrarios. Por ejemplo, en un estudio a largo plazo (1975-2001) en un naranjal de Sagunto de 16,97 hectáreas se registró un descenso desde 114 parejas al inicio del estudio hasta 6 al finalizarlo (1). Una muestra muy gráfica es el mapeo que se realizó de la distribución de las colonias de gorrión en la misma parcela de estudio y en los alrededores:
Disminución del número de colonias reproductoras presentes en una finca de naranjos de Sagunto (Valencia), entre 1975 y 2001. Tomado de 1.
Pero, ¿cuáles son las causas de este fenómeno? ¿cómo es posible que una especie tan sumamente abundante en nuestras ciudades y campos esté rarificándose? El gorrión es muy adaptable, ¿cómo es que se ha llegado a esta situación? Actualmente, es un tema de agrios debates en el mundo de la ornitología, y, como tal, se han propuesto varias explicaciones, tanto debido a factores ambientales, como, mayormente, a humanos:
Meteorología: parece ser que cuando se registran temperaturas por debajo de los 0ºC la tasa de supervivencia de los gorriones cae (2). Esto no parece explicar muy bien el fenómeno, o como mínimo en el caso de las poblaciones urbanas, pues por el conocido como efecto isla de calor en éstas la temperatura media es siempre más elevada que fuera de ella. No obstante, es una especie originariamente paleártica y suena raro que las temperaturas frías acaben con los gorriones, pues debe de estar adaptado, en mayor o menor medida, a ello.
Campo electromagnético: se ha sugerido que un aumento del campo magnético producido por las antenas de teléfonos móviles se traduce en un descenso poblacional de gorriones (3). Por desgracia, el estudio sólo se ha realizado en una localidad, Valladolid, ni se han comparado los datos con una localidad con poca densidad de contaminación electromagnética. Así que, por ahora, es pronto para afirmar (o desmentir) esta hipótesis.
Competencia interespecífica: no se descarta que la elevada densidad de palomas bravías suponga una fuerte competencia por los alimentos para los gorriones, y más cuando hace unos años, y antes de los recortes, la limpieza de las calles era más intensa. Lo que me lleva a pensar que sería interesante mirar el efecto de la reducción de los efectivos de limpieza en la población de los animales que conviven con nosotros en las ciudades. Volviendo al tema, lo cierto es que ese solape en la competencia por los recursos tróficos no es total, me explico los gorriones son omnívoros, mientras que en las palomas consumen alimento vegetal.
Cambios de usos de suelo: la rápida expansión de las ciudades, con escasas zonas verdes disponibles, desaparición de las zonas agrícolas en la periferia urbana y de los solares urbanos, es seguramente el factor más influyente y decisivo en este cúmulo de despropósitos (4). Y esto se traduce en menos alimento disponible.
Cambios en las técnicas agroganaderas (y en la jardinería): a nivel urbano el cambio el cambio en las técnicas de regado de los jardines urbanos (de riego con manguera o aspersores) parece haber incedido negativamente en las poblaciones de gorriones comunes (4). Por su parte en el ámbito rural la eliminación de la vegetación ruderal provoca una disminución en el alimento disponible para la especie, mientras que la influencia que sobre la mortalidad provoca la aplicación de pesticidas no está del todo claro, y parece estar muy influenciado por el tipo de producto utilizado.
Por desgracia, el gorrión no es la única especie de ave común donde en los últimos años ha descendido bruscamente su población, los programas de ciencia ciudadana de SEO/Birdlife, SACRE y NOCTUA, han puesto de manifiesto esta situación. Se han registrado un descenso marcado en especies como alcaudón real (Lanius excubitor), mochuelo (Athene noctua) o golondrina común (Hirundo rustica), todas especies ligadas a ambientes rurales. Cada año, con objeto de concienciar a la población sobre una problemática ambiental concreta, SEO/Birdlife elige El Ave del Año, y en 2014 le ha tocado ser a la golondrina común. A este paso Becquer olvidara su estrofa (aunque en realidad se refiriera a los vencejos).
Y hasta aquí puedo contar. ¡Os dejo con el chiste del año!
Bibliografía:
Gil-delgado, J. A., Vives-Ferrándiz, C. y Tapiero, A. 2002. Tendencia decreciente de una población de gorrión común Passer domesticus en los naranjales del este de España. Ardeola, 49: 195-209.
Senar, J. y Copete, J. 1995. Mediterranean house sparrows (Passer domesticus) are not used to freezing temperatures: an analysis of survival rates. Journal of Applied Statistics, 22: 1069-1074.
Balmori, A., Hallberg, Ö. (2007). The Urban Decline of the House Sparrow (Passer domesticus): A Possible Link with Electromagnetic Radiation. Electromagnetic Biology and Medicine, 26: 141-151.
Murgui, E., y Macias, A. 2010. Population trends of the House SparrowPasser domesticus in Valencia (Spain) from 1998 to 2008. Bird Study, 57: 281-288.
Fernández, J., y Cabezuelo, P. 1993. Efectos de varios plaguicidas utilizados en la encina sobre la fauna avícola terrestre. Bol. San. Veg. Plagas, 19: 687-705.
Martínez-Haro, M., Viñuela, J., y Mateo, R. 2006. Exposure of birds to cholinesterase-inhibiting pesticides following a forest application for tick control. Environmental Toxicology and Pharmacology, 23: 347-349.