El gótico en Palma de Mallorca

Por Bkik19 @bkik19

La arquitectura gótica llegó a Palma gracias a la reconquista cristiana dirigida por el rey Jaume I en 1229. Así, la ciudad musulmana de Madina Mayurqa vuelve a la cultura europea, recuperándose el idioma, la religión y las costumbres. Las mezquitas se transforman en iglesias y se fundan nuevas comunidades religiosas que necesitan nuevos edificios eclesiásticos para el culto. A su muerte la ciudad verá su etapa de mayor esplendor gracias a las bases que asentó. Es entonces cuando Mallorca se convierte en un reino independiente  y se comienzan a construir intensamente edificios religiosos.

Bajo el reinado de Jaume II se empieza a construir el edificio más monumental del gótico mallorquín, la catedral. También se transforma el antiguo palacio musulmán de la Almudaina en residencia real, adaptándose sus formas a las del gótico y por último se edifica el imponente Castillo de Bellver, que se erige como una gran mole sobre el monte dominando la ciudad. El esplendor del gótico no llega, no obstante, hasta el siglo XV, tras un parón en la política constructiva. La obra cumbre de este periodo es la Lonja del arquitecto Guillem Sagrera, un importantísimo edificio civil, de una belleza deslumbrante, que demuestra la gran fuerza que tenía la oligarquía mercantil en aquellos momentos.

Externamente, la catedral de Santa María ofrece una imagen de fortaleza por los característicos contrafuertes que articulan su muro sur, de casi 110 metros en su longitud. Esos contrafuertes aportan también cierta verticalidad al conjunto, acrecentada por los pináculos que rematan la portada. Fue elevada sobre los restos de una mezquita árabe en 1229, aunque no quedó terminada hasta 1346. El proyecto inicial es atribuible al arquitecto Pons Decoll aunque se desconoce la autoridad. La encargó Jaime II y sirvió de panteón regio para él y su sucesor Jaime III. Un panteón que se caracteriza por su doble altura, situado en la Capilla de la Trinidad.

En el interior destacan los pilares octogonales muy esbeltos a la manera italiana que también fueron empleados en Cataluña, alcanzando una altura máxima en el interior de 44 metros. La cabecera es atípica ya que presenta un diseño recto y no posee ni girola ni crucero. Llama poderosamente la atención el gran rosetón que se sitúa en la cabecera sobre el altar en vez de a los pies como es usual. Se trata del rosetón más grande del mundo gótico, con una estrella de David, de seis puntas inscrita como diseño.

El Palacio de la Almudaina, situado justo enfrente de la catedral, fue el alcázar de los walíes musulmanes hasta la llegada de Jaime I. Fue reedificado en 1309 por Jaime II siguiendo el modelo del Palacio gótico de Perpignan. Se construyeron entonces diversos espacios como los palacios del rey y de la reina o la Capilla de Santa Ana. Mientras que la planta baja conserva su aire medieval, la planta superior se ha reformado posteriormente con mobiliario procedente de los Reales Sitios y hoy en día se celebran reuniones oficiales de la monarquía en sus espacios. Actualmente es gestionado por Patrimonio Nacional.

El Castillo de Bellver se encuentra a 3 kilómetros del centro de la ciudad. Fue erigido entre 1309 y 1314 por el arquitecto Pere Salvà, sobre un monte en medio del bosque, dominando las vistas sobre la ciudad y el mar, a 112 metros. Ofrece una planta circular bastante atípica en los castillos medievales, siendo el más antiguo de esta tipología. Posee una torre maestra y otras tres de menor tamaño adosadas a sus muros y un foso que recorre todo su perímetro.

Destaca el precioso patio circular central con un doble piso de arquerías que visualmente parecen entralazarse, aunque se trata de un efecto óptico. La planta inferior cuenta con arcos de medio punto y cubierta plana y la superior con arcos apuntados y bóveda de crucería. Una cisterna en el centro indica la presencia de un aljibe. Durante algunos siglos sirvió de cárcel, hoy en día alberga el Museo de la Historia de la ciudad.

En cuanto a la Lonja de Guillem Sagrera, fue construida entre 1426 y 1448 para albergar el Colegio de los Mercaderes. Posee una planta rectangular sencilla y amplia de tres naves, separadas por columnas muy delgadas y helicoidales, como las hallenkirche (plantas de salón) de Alemania. Esas columnas remarcan el profundo conocimiento  de la estereotomía que tenían los arquitectos de la época. Tan sólo seis pilares sustentan la cubierta de una superficie de 40 x 28 metros. Las claves de las bóvedas se decoran con escudos de la Corona de Aragón y de la ciudad de Mallorca.

Externamente ofrece un aspecto cúbico enmarcado por las cuatro torres de las esquinas. La fachada queda coronada por una crestería de almenas. Destaca el portal y las ventanas de arcos conopiales decorados con delicada tracería flamígera. En el tímpano de la portada aparece tallado un ángel, patrón de los mercaderes. El carácter escultórico del edificio también está presente en las múltiples gárgolas o en la escultura de San Juan Bautista. Después de este encargo, Guillem Sagrera viajó a Italia para las reformas interiores del Castell Nuovo de Nápoles.

Bibliografía:

  • VV. AA., El gótico, H. F. Ullmann, Barcelona, 2007, p. 273.

https:// http://www.balearsculturaltour.net/PALMAGOTICA/index.php?idioma=es