Título: El gran frío
Autoras: Rosa Ribas y Sabine Hofmann
Editorial: Siruela
Género: Novela negra, policíaca
Páginas: 312
Publicación: 18/06/2014
ISBN: 978-84-16120-64-2
Febrero de 1956. El invierno está siendo terrible, el más frío en España desde hace décadas. Esto no será un obstáculo para que Ana Martí, ahora reportera de un popular semanario de sucesos, acuda a un remoto y aislado pueblecito del Maestrazgo aragonés para cubrir el caso de una niña a la que han brotado los estigmas de la Pasión. El cura y el alcalde la reciben encantados ante la idea de que su “santita” se haga famosa en todo el país. Pero ni don Julián, el escéptico cacique del pueblo, ni la mayoría de los habitantes comparten sus simpatías hacia la forastera. Solo Mauricio, un pobre chico discapacitado, la inteligente y extraña niña Eugenia y la atormentada viuda que hospeda a Ana parecen dispuestos a hablar con ella. Pronto su olfato de periodista le dice que el caso de Isabelita no es el único suceso extraño que acontece en Las Torres... El recuerdo de una niña muerta años atrás en misteriosas circunstancias, el fanatismo religioso y el frío glacial y la nieve que amenazan con dejar al pueblo incomunicado son el telón de fondo de la intrigas de El gran frío, un impactante thriller sobre los más bajos instintos de la condición humana que es a la vez un extraordinario retrato de la cruda realidad de la España rural en los años cincuenta.Disfruté mucho con Don de lenguas y he vuelto a hacerlo con El gran frío, aunque se trata de dos novelas muy diferentes entre sí. Obviamente, tienen muchos puntos en común: la prosa cuidada y eficaz de Rosa Ribas y Sabine Hofmann, la protagonista (la periodista Ana Martí), el fiel retrato de una época (el Franquismo), la precisión en el detalle o la capacidad para dosificar la intriga y mantener al lector interesado en lo que está leyendo.
Pero en esta segunda novela protagonizada por Ana Martí el peso de Beatriz, la docta prima de la periodista, es muchísimo menor (y, por lo tanto, el peso de la filología y la lingüística también decrece, aunque hay guiños a estas áreas que me han encantado, como la referencia a cómo se crean las tonadillas infantiles) y el caso investigado tiene menos que ver con lo puramente criminal para adentrarse en el terreno de lo religioso, o lo pseudorreligioso, lo sobrenatural y lo milagroso. Y también lo supersticioso.
Las autoras (que, hay que decirlo, escribirán a cuatro manos pero tienen tal grado de compenetración que es imposible distinguir dos autorías en vez de una única) nos sitúan cuatro años después de los sucesos narrados en Don de lenguas. Muchas cosas han cambiado en la vida de Ana Martí (tuvo que dejar La Vanguardia y trabaja ahora para El Caso) pero otras no lo han hecho tanto: no se ha cansado de luchar por ocupar un lugar digno en su profesión ni por conseguir la vida que quiere vivir, lejos de los cánones de la época para una mujer de su edad y condición (es decir, un matrimonio, unos hijos y una dedicación exclusiva al hogar).
Ribas y Hofmann nos sacan, en este caso, de Barcelona y nos trasladan a un perdido pueblo de la España más profunda: Las Torres, en Teruel. Un entorno que se convierte en uno de los protagonistas más de la novela, con su cerrazón, las relaciones que se establecen en sus calles y, sobre todo, el gran frío que ha de soportar Ana. Un frío azota a toda España pero que castiga especialmente a la zona del Maestrazgo en el que se ubica esta pequeña localidad. Un frío que se nota en las calles y en la piel pero que también es capaz de convertir en hielo algunos corazones y de enfriar el trato hacia la intrusa.
Máxime si esa intrusa pretende investigar sobre el tesoro del pueblo: Isabel, la santina, una niña en la que han aparecido los estigmas de Jesús y cuya veracidad tendrá que comprobar Ana. La periodista se verá, así, inmersa en una trama que aúna fe, egoísmo, silencio, ignorancia y abuso de poder para ofrecernos una historia llena capaz de causar pavor por su dureza y de dejar el corazón del lector tan congelado con las calles de Las Torres.
Literariamente, el pulso de El gran frío es magnífico, la ambientación es espectacular y la trama está perfectamente imbricada. Pero desde el punto de vista humano, la segunda novela de Ribas y Hofmann remueve conciencias, siembra la reflexión sobre la España más oscura (por la época pero también por el entorno) y es capaz de sobrecoger con una historia con tan pocos inocentes. Una novela, pues, interesante como creación literaria pero, sobre todo, como reflejo de la condición humana, su falta de límites y su carencia de escrúpulos.
Nos seguimos leyendo.
Agradezco a Siruela el envío de este ejemplar.
Incluyo este libro en los siguientes retos (2014):
- Reto 100 libros: 70/100