A muchos les sonará “El gran Gatsby”, no por nada es una obra clásica de principios del siglo XX. Su autor, el reputado F. Scott Fitzgerald, afirmó una vez terminada que “había escrito la mejor novela de los Estados Unidos de América”, por lo que podemos imaginar que su éxito rotundo está justificado y respaldado. ¿Queréis saber qué me pareció a mí esta obra?
EL GRAN GATSBY, de F. Scott Fitzgerald
Lo vemos con los ojos del narrador, Nick Carraway, que dice ser honrado y haber aprendido a no juzgar a nadie. En el verano de 1922, buen año para la especulación financiera y la corrupción y los negocios que se confunden con el bandidismo, parece que sólo hubo fiestas y reuniones para comer y beber, y que pocas veladas acabaron sin perturbación. Hay amantes que rompen con una llamada telefónica la paz de un matrimonio, y una nariz rota, y un coche que se hunde humorísticamente en la cuneta, y un homicidio involuntario, y un asesinato, pero la diversión recomienza siempre. Jay Gatsby es un héroe trágico que se va destruyendo conforme se acerca a su sueño: la reconquista de una mujer a la que dejó para irse a la guerra en Europa. Quiere cumplir su deseo más inaccesible: recuperar el pasado, el momento en que conquistó a Daisy Buchanan. La antítesis del desarraigado Gatsby es Tom Buchanan, marido de Daisy.
El gran Gatsby, sí señor, el magnífico Gatsby en mi mesita de noche. Yo no me lo creía. Había escuchado tanto sobre este misterioso personaje… y aún así, no me quedaba nada claro de qué iba la novela. ¿De amor? ¿De asesinatos? ¿De qué? No tenía ni idea. Por mucho que leía la sinopsis que viene preparada en la edición de la editorial Anagrama, no entendía muy bien cuál era el argumento objetivo del libro. También estaba el importante punto de que este año se estrenaba una nueva adaptación de esta historia imperecedera, con Leonardo DiCaprio caracterizando a Jay Gatsby. Así que un día me dije: pero, vamos, hombre, hay que leerla. ¡Y así fue!
Poco a poco, nuestro protagonista, Nick, nos cuenta cómo él fue convirtiéndose en el mejor amigo de Jay Gatsby; no por su elocuencia o carisma que más bien eran nulas, sino por su parentesco con Daisy Buchanan, la mujer que Gatsby ama con locura desde que la conoció cuando era joven, durante la Guerra en Europa. No obstante, Daisy Buchanan está casada con Tom, un hombre brusco y mujeriego. ¿Tendrá El Gran Gatsby una oportunidad de recuperar el amor de su juventud? ¿Le ayudará Nick Carraway? Eso no os puedo contároslo.
He de decir que hay sorpresas en la novela, algunas te las esperas porque la sinopsis te destripa muchísimos detalles, pero otras son tremendamente imprevistas. El final, por ejemplo, me pareció sublime y bestial. Sabía que El Gran Gatsby tenía que tener un giro inesperado en su argumento, de lo contrario, iría simplemente de gente rica pasándoselo bien y eso no sería muy interesante ¿no? Igualmente, nunca imaginé que pudiera ser un giro tan triste y profundo.
Por otro lado, el autor ha sabido plasmar muy bien una época que, aunque no la viví, ahora ya me resulta familiar. El Jazz, el vicio y el lujo, los puentes que conectan a Nueva York, la ropa y el ambiente de superficialidad… todos estos elementos concuerdan a la perfección en una escena dirigida por el propio autor, que nos llevará a todos a sentirnos como “en casa”. A destacar también, los diálogos, sobre todo los de Mister Wolfshiem, todo un personaje estrafalario y charlatán.
En términos generales, es una buena novela. Me ha gustado lo suficiente como para recordarla con gran lujo de detalles y he sacado buenas moralejas; tal vez no consiga sorprendernos tanto como sí lo hizo en su época, pero no se puede negar que es un clásico contemporáneo escrito con magistral pulso, caracterizando, casi sin esfuerzo, una época y una sociedad surrealista y efímera, llegando a apabullarnos por lo cercana que resulta en la vida actual. Un buen análisis en profundidad sobre la figura del héroe, porque, al final, todos tenemos un gran Gatsby en nuestro interior.
Si te gustó, puede que también te guste...
Estudiante de letras y otaku apasionado. A parte de leer, jugar a videojuegos y ver películas, adora estudiar y enseñar japonés. Administra Mientras Lees desde hace tres años y su sueño es convertirse en librero. Podéis encontrarlo en su bitácora personal.