Pocas veces se había criminalizado tanto una opción política como la de Podemos y su líder, Pablo Iglesias. Ni siquiera se había llevado a cabo tal criminalización con la izquierda abertzale o con los nacionalistas catalanes más radicales. Pero parece que que la irrupción de Podemos en el Parlamento Europeo ha puesto muy nerviosos a muchos. Precisamente, ese sector mediático que criticaba los altercados en las manifestaciones, diciendo que la izquierda intentaba conseguir en la calle lo que no conseguía en las urnas, critican ahora a Podemos, a Pablo Iglesias y a sus votantes.
Parece que ahora los males de España no son Zapatero, Rubalcaba y los socialistas. Ahora el Satanás español es Pablo Iglesias (curiosamente su nombre coincide con el del fundador del PSOE) y el partido Podemos. Se les ha comparado con Hitler, con Le Pen, con los bolivarianos de Venezuela o los castristas de Cuba, se les ha calificado de violentos, de terroristas, de frikis o de masones (esto último, en principio, tampoco debería ser nada malo, excepto para esos que aún viven en los tiempos del franquismo y la gran conspiración judeomasónica).
El éxito de Podemos ha puesto a temblar al bipartidismo y al PPSOE. Ahora, desaparecido el gran enemigo ETA hay un nuevo enemigo para España: Pablo Iglesias y Podemos.
Mientras, en la España de verdad se producen problemas de verdad. Una mujer intentan quemarse para evitar que la desahucien. Rafael Blasco es condenado a ocho años de cárcel por robar dinero de acciones solidarias.
Pero para algunos, el gran problema de España es Podemos (y también que podemos, que podemos echarlos del sillón y poner a otros que, al parecer, sí están dispuestos a afrontar en serio los problemas de este país).