El homo sapiens es un animal con una curiosidad infinita, muy osado. Desde niño se asoma al vértigo del desafío que resulta de vivir bajo el yugo de la consciencia. Además, es una especie con una pésima memoria grupal a largo plazo.De tamaña osadía e inconsciencia resulta una combinación fatal, que nos hace temerarios e irresponsables. Lo que sigue es un ejemplo.
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Tanto y tan importante, todo ello situado sobre una zona de altísimo riesgo. Resulta incomprensible.Hay un dato que llama poderosamente la atención. La vivienda en Tokio es extremadamente cara. Pues bien, las compañías de seguros no aseguran las viviendas contra los terremotos. Tan sólo existe una cobertura que alcanza al 30% del valor de la vivienda y que se incluye como una extensión del seguro de incendios. ¿No les parece significativo?Se me dirá: son japoneses, lo tendrá previsto. Estarán preparados.
Todos sabemos(o creemos saber) lo que sucedió en el terremoto del 11 de marzo del 2011 en la central nuclear de Fukushima. A pesar de encontrarse en una zona de alto riesgo sísmico y cerca del océano, en donde podían darse tsunamis de 40 metros, la central estaba protegida por un muro de contención de apenas 6 metros. Una ola de 20 metros arrasó con todos los sistemas de apoyo crítico, que sustentaban los mecanismos de seguridad de la central. Al cabo de unas semanas de desinformación y medias verdades, la Agencia de Seguridad Nuclear reconoció que el accidente había alcanzado el nivel 7, con la fusión del núcleo de tres reactores. Tan sólo se ha alcanzado el nivel 7 en otra catástrofe, la de Chernóbil.
¿Estoy diciendo que es inminente un terremoto apocalíptico en Tokio? No. Sí tengo la certeza de que la ciudad sufrirá una gran sacudida, pero es posible que alcance unos niveles para los que está preparada. Es posible que haya varias sacudidas menores que liberen la tensión acumulada. En mayo del año pasado, por ejemplo, hubo una sacudida que alcanzó un nivel 6 y que no provocó ninguna muerte.
Antonio Carrillo