Aunque su origen es muy anterior a la Orden del Temple, el Juego de la Oca fue utilizado por los templarios como mapa cifrado del Camino de Santiago, donde los caballeros del Temple marcaban aquellos lugares con una determinada significación. Se trata de un jeroglífico donde los símbolos eran conocidos por toda la orden, lo que permitía emprender el camino de ida y vuelta, independientemente de la lengua de cada uno.
Los templarios estaban apostados a lo largo de la Ruta Jacobea incluido el tramo riojano, pero más ejerciendo una labor recaudatoria que como mera vigilancia militar.
Este es el Juego de la Oca original usado por los templarios a modo de criptograma.
La picardía hizo que algunos vecinos pusieran a buen recaudo algunos de los muebles, sillas y bancos, realizados por Gaudí. Se creía que hasta la fecha sólo habían muy pocos ejemplares, entre ellos la famosa silla Calvet de flores: http://www.casabatllo.es/es/visitanos/informacion-general/exposicion-sillas-gaudi/silla-casa-calvet-flores/
Una vez finalizada la Guerra Civil un coleccionista parisino compró algunos de estos muebles, que fueron conducidos a su colección personal en París.
El tiempo hizo que se le perdiera el rastro a los mismos, hasta que recientemente un contacto argentino me habló de una silla y un banco que parecían corresponder a Gaudí en un almacén olvidado en el París actual.
Diversas gestiones hicieron que esa silla circulara hasta Barcelona, acabando en manos de un ebanista especializado en muebles antiguos, que reparó una de sus patas, la cual se encontraba rota.
Hoy por fin, la silla descansa en el despacho de la empresa que dirijo. Y es un orgullo para mí presentarla ante el mundo, pues formará parte de mi colección personal.
Tanto silla como banco me convierte, para bien o para mal, en la única persona en Barcelona que cuenta con más muebles originales del maestro, por encima de los de Casa Batlló, que no dejan de ser simples réplicas.
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