El grano de oro… se volvió un grano de arena

Por Aaron Gelabert

Aún recuerdo cuando, muy joven yo, acudía emocionado a comer a El Grano de Oro (Laguna de Mayrán 286, Anáhuac I Sección, 11320, Ciudad de México), carnitas jugosas bien cocinadas, bien condimentadas, deliciosas. Siempre he sido carnitóvoro y disfruto especialmente los lugares donde las saben preparar de la mejor manera.

No me resulta tan importante si son estilo Michoacán o hechas de otra manera, no soy purista, simplemente me interesan bien hechas. Recuerdo que esperaba con anhelo el momento de llegar y pedir un kilo de surtida, o medio kilo de costilla, que llegaba con un dorado especial por la parte de afuera, costillas cocinadas en su punto y con un sabor que hacía pensar más en un tipo de preparación tipo BBQ de Texas, que en un cazo gigante de manteca. Así de especial era el sabor.

El gusto era tanto que llegué a cruzar media ciudad para ir a una supuesta sucursal que abrirían por la colonia Narvarte, donde se disfrutaban las carnitas al mismo nivel que en la casa matriz, o aun mejores.

Entendí siempre que el de Laguna de Mayrán era un negocio familiar. Podía verse a las hijas atendiendo la larga fila o cobrando en la caja. Ya por el año 2008, luego de un largo viaje fuera de México, tuve un llegue de desencanto, pues al volver a visitar el restaurante, la consistencia, el cocido y el sabor de las famosas carnitas, eran otros. Muy por abajo de la calidad original. Se entiende que la vida cambia, que las familias crecen y sufren transformaciones, y que los negocios familiares reflejan toda esa evolución. Lamentablemente -y lo digo con una tristeza infinita, pues Dios sabe que no es fácil hallar santuarios de carnitas deliciosas- El Grano de Oro, a pesar de aún contar con una buena afluencia de clientes y aquel eterno puestecito a la entrada, con aguacates, nopales y complementos para el festín porcino, se ha venido abajo de una manera deprimente. Carnitas secas, sin sabor, cocinadas con descuido y servidas con desinterés, ni siquiera una pálida sombra de lo que alguna vez fueron. Ya para que en un lugar especializado, le salgan a uno –en Domingo!- con que no tienen costilla de cerdo, porque se les acabó “…y hasta como dentro de una hora tendremos”…

Tal vez el que muchos sigan yendo, por inercia, al lugar, le impida a los dueños ver su decadencia. Para mí, han dejado de ser un punto de referencia y no merecen ya, ni siquiera, una calificación aprobatoria.

Calificación de Police Gourmet (del 1 al 10): 3

NOTA.- Mi hija y yo tenemos criterios diferentes respecto a muchas cosas, de manera que no asumo responsabilidad alguna respecto a lo que ella escriba.

COMENTARIOS DE MI HIJA LA MENOR (es adolescente):

Había escuchado muchas historias donde decían que El Grano de Oro era uno de los mejores restaurantes de carnitas, y oía hablar tanto de este lugar que se me hacía agua la boca con tan sólo pensar en unas deliciosas carnitas que me dejaran estupefacta y no supiera ni qué decir… Bueno, pues eso quedó atrás, muy atrás, ya casi en el olvido, desde que el otro día fuimos a comprar carnitas a ese lugar. Se imaginan unas carnitas deliciosas,

con su grasita, bañadas en jugosidad, con la cantidad perfecta de condimentos, tiernas y a punto de deshacerse cuando toman unos trozos entre sus manos??? Bueno, pues así, no estaban! Excuso decirles que lo que venden ahí ahora, es todo, menos carnitas.

Nos enojamos mucho por haber desperdiciado medio día intentando cruzar entre el tráfico y viajando por media ciudad para comprar unos tristes pedazos de carne seca, insípida, sin sabor, que había sido reducida a trocitos de carne que parecían coco rallado. Probablemente yo esté mal, pero estoy un 99.99% segura de que para preparar carnitas, necesitas más ingredientes que un poco de manteca y carne sin sabor que bien podría ser la carne de cualquier oveja vieja…

Pero el problema ya no es sólo ése, sino su guacamole negro y sus salsas verde y roja podridas que con sólo verlas por fuera de la bolsita de empaque, se les distinguía un tono muy parecido al del agua de las cloacas, saben?, ésas de donde salen las ratas, los microbios y los olores nada agradables del conjunto de suciedad citadina que nadie tendría gusto en ver!!! Su

Charlie Chaplin en La Quimera del Oro!

chicharrón… se acuerdan del zapato que se cocinó Charlie Chaplin en La Quimera del Oro? Bueno, creo que el zapato que se comió tenía más sabor y estaba más suavecito que el chicharrón que nos dieron… Hasta Chaplin debió haber comido más sabroso que yo aquel día!!!

Por si quieren agregarle más cosas, la comida de El Grano de Oro hace que para unas cuantas horas después de haberla comido te sientas fatal y no dejes de ir al baño. Te provoca molestias estomacales terribles y vas al baño como si hubieras comido dos platos completos de habaneros crudos con semillas y todo. Súmenle asco y ganas de vomitar…

Después de leer esto, y saber lo que nos provocó a mi familia y a mí la comida de ese dichoso lugar, no querrán ni acercarse. Bueno, eso creo; pero si van, ya no es responsabilidad nuestra.

El Grano de Oro, sí, ORO, el que han de ganar cada vez que venden un kilo de sus “carnitas”, pues con el dineral que cobran, bien podría yo ir haciendo mis ahorros para comprarme un auto deportivo último modelo!!! La vida, no es justa.

Nosotros, de que no volvemos a pasar por la calle donde se encuentra, estamos muy seguros; y yo más, aunque vaya pasando Aaron Paul por ahí, y si no lo alcanzo no lo vuelvo a ver personalmente en la vida, juro que NO VUELVO A PASAR POR ESA CALLE!!!

BITCH!!!

Calificación (del -1 al -10):   -3 (menos 3)