El gremio de los brujos

Por Oviversai

Los brujos y las brujas pueden tener una imagen normal y corriente. Pueden ser caucásicos, nórdicos, asiáticos o del montón.
A veces, mientras les suceden las mejores cosas de la vida, se despeinan. Se sonríen. Y comparten la belleza de las palabras bien ordenadas y bien dichas.
Dichas desde dentro.
Porque en el gremio de los brujos se quiere conocer al otro y hay ganas de compartir lo propio.

Tener ganas, dicen…
Ganas de una mirada llena. De una sonrisa de satisfacción absoluta viendo el alcance del placer del otro. De un abrazo sentido, exaltado, extendido a otros muchos abrazos en los instantes que nos siguen.

En el gremio de los brujos se cree en las casualidades.
Ellos distinguen las casualidades aleatorias de las casualidades que se convierten en regalos. Pues los brujos pueden ser un ser de luz que, siendo agradecido, es en el otro la ilusión de una vida que es aquello que no es durante el instante que es.

Los brujos también pueden hacer que algo parezca lo que no es y poseen el privilegio de no tener que decidir. Ellos sólo dejan pasar el tiempo a sabiendas de que, en el mundo de las ciudades, son seres del montón, con vidas comunes, pequeñas casualidades y mentes llenas de hechizos.

Ilustración de Josmar Bonilla