El maestro Espada, el domingo en su tribuna: "La cuestión es que para agradar a La Vanguardia —que es la intención prioritaria del español acomplejado— Casado había mentido: en octubre habló y defendió a la Policía. La razón inmediata de que un político mienta es que espera obtener réditos: en este caso que La Vanguardia le pase la mano blanda y episcopal por el lomito. Casado sabe, también, que la exhibición de su mentira no va a reportarle perjuicios. Tiene motivos próximos y fundados para pensar así: el alud de mentiras de sanchez le ha permitido llegar a presidente; y desde ese día ha seguido mintiendo sin mayor erosión aparente. Quizá haya decidido imitarle. Aún hay otra hipótesis, más inquietante: que Casado dijera lo que dijo a La Vanguardia sin recordar lo que dijo a TVE el 3 de octubre. Esto supondría que ni creyó en lo que dijo entonces ni cree en lo que dice ahora. La hipótesis cuadra con el modo contemporáneo de hacer política. Este griterío constante que abronca a cualquier convicción".