Hoy dedicamos la sección spoilers en acción a El Guerrero Americano, la primera parte de la mítica saga que la Cannon produjo a mayor gloria de Michael Dudikoff, el actor ninja por excelencia. Que conste que si se ha ganado ese apodo no es por su técnica en artes marciales, sino por su capacidad para lograr una interpretación escurridiza e invisible. ¡Qué empiece la sesión!
En Filipinas brilla el sol y los militares juegan a pelota. Joe, nuestro taciturno protagonista, ignora a sus compañeros mientras se hace el afectado con una navaja, es un tipo duro y no está para tonterías. Llega el Coronel acompañado por su hija, un bomboncito en edad casadera y con más hombreras que un jugador de Rugby (¡benditos 80’s!). Se despiden y un destacamento de cinco camiones la acompaña al aeropuerto. Lo que sea por la seguridad de la hija del jefe. El pelotón se detiene en medio de la jungla, al parecer unos obreros están excavando la carretera, pero lo cierto es que se trata de una astuta emboscada ninja. Uno de ellos lleva tatuada una estrella negra en la mejilla para que sepamos que es el más malo, hay patadas giratorias, persecuciones y explosiones, y alguien muere atravesado por un destornillador.
La hija del General sube a un coche y se da a la fuga, pero se trata de una de esas americanas histéricas que no saben conducir y enseguida se sale de la carretera. Joe la salva atrapando una flecha al vuelo y luego la atomiza ahí mismo, en un acto de lo más amenazador.
Salen huyendo a través de la jungla, él le rompe los tacones y la falda para que pueda seguir el ritmo, en lo que puede ser el principio de una buena tensión sexual. Se lanzan a un rio y dan esquinazo a sus perseguidores, la chica lloriquea un poco y pide un peine. Cuelgan la ropa en unos matorrales y Joe aprovecha para lucir su palmito de modelo publicitario de Adidas. El chico está como un queso, todo hay que decirlo.
Mientras tanto, en la base, empiezan a llegar bolsas llenas de cadáveres y la opinión es unánime; todo es culpa de nuestro héroe por ser tan atrevido y viril y por haber provocado la contienda. En otro lugar, los ninjas también le pasan el parte a su jefe y dan la voz de alarma de que hay un… ¡AMERICAN NINJA! El jefe se queda estupefacto, esto es tan insólito como descubrir a un chino torero, y además, enseñar los secretos del ninjitsu a los occidentales es una osadía que se paga con la muerte.
Los malos están preparando una entrega de vete tú a saber qué, y mientras tanto hacemos uno de esos descubrimientos que quitan el hipo; ¡su jardinero fue el sensei del protagonista!
Echamos un vistazo a la loca academia de ninjas y asistimos a un entrenamiento de los malos, y como son muchos y no hay uniformes para todos, el de la estrella en la mejilla se carga a media docena en una demostración. En lo que ha sido como ver a Montgomery Burns quemando un billete de un dólar.
Joe deja la chica en la puerta de su casa y se despiden con un beso. Su padre, en agradecimiento, le declara un consejo de guerra. De vuelta a la base todo el mundo lo mira mal, es la soledad del héroe. Según parece, si hay algo que detesten los militares es que uno de los suyos salve a una chica en peligro. Maldito perro engreído, ¿quién se habrá creído que es? Un negro enorme con bigote le busca las cosquillas más de la cuenta y se organiza pelea, el prota gana utilizando el viejo truco ninja de ponerse un cubo como sombrero. El negro queda tan impresionado que se hacen colegas y no tardan en pasear por la base sin camiseta y con los cuerpos engrasados. Cuando parece que uno le va a preguntar al otro si le gustan las pelis de gladiadores, el prota decide largarse en moto, con la hija del Coronel, a ventilarse unos daiquiris a una playa tropical. Allí hay música de saxo, roces y restregamientos, es de suponer que el negro ha despertado a la bestia y que luego la chica ha rematado la faena.
Los malos y uno de sus superiores, un sargento que también está en el ajo, le preparan otra encerrona, pero ni Katanas ni dardos envenenados pueden con el American Ninja, que después de liarla parda huye con ayuda del Jardinero Sensei, aunque al llegar a la base lo arrestan. Es el clásico conflicto mestizo, a Joe no lo aceptan ni ninjas ni americanos y es probable que su maestro esté pasando por algo parecido, vilipendiado por los senseis y odiado por el gremio botánico.
Por la noche Estrella Negra va a la cárcel, pero como no son horas de visita se lía a mamporros. A mitad del festival de mandobles y aspavientos, irrumpe el ejército. Hay una persecución por carretera donde el sargento maloso choca contra un árbol lleno de nitroglicerina y su jeep explota. Los malos secuestran a la hija del Coronel, sí, tenía que pasar. Joe entra de incógnito en villa ninja, inexplicablemente retarda la ola de muerte y destrucción para tomar el té con su sensei y recordar los viejos tiempos, debe de ser un té muy bueno. Luego se viste para la guerra, de repente es como si regalasen katanas y aparecen guerreros hasta de debajo las piedras, pero American Ninja y Jardinero Sensei luchan como jabatos y se los meriendan en un pis pas. Estrella Negra lanza un puñal contra Joe y el pecho de Jardinero Sensei lo intercepta, el tipo no saldrá en la secuela.
Llegan los buenos comandados por el negro del bigote, que como ya se está acabando la película y aun no ha mojado, está cabreadísimo y se lía a disparar a diestro y siniestro. ¡Suenan los tambores de guerra, lluvia de balas y fiambres por doquier! Estrella Negra y American Ninja se enfrentan en épica batalla, el malo va armado hasta las trancas, su traje lleva incorporado proyectiles, rayos recalcitrantes y lanzallamas, pero Joe es más fuerte y guapo y lo rebana como a una sandía. Los malos escapan en helicóptero, pero Joe salta sobre él y rescata a la chica, ¡qué tío! El negro del bigote vuela el artefacto por los aires de un disparo y... ¡misión cumplida! Joe se quita el pasamontañas y mira ensimismado al horizonte, parece estar considerando la posibilidad de salir del armario cuando salen los títulos de crédito. FIN.
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