Revista Cine

El guión de "La Pasión de Cristo" (2): Gibson y Fitzgerald frente a los Evangelios

Publicado el 21 abril 2011 por Amendiz @alfonso_mendiz
Con esta idea en su mente, la primera decisión que toma Mel Gibson es contratar a Benedict Fitzgerald para que le ayude a escribir el guión. Fitzgerald es el guionista de Sangre sabia (1979) y de algunos telefilmes señalados, como Zelda (1993), El corazón de las tinieblas (1994), A sangre fría (1996) o Moby Dick (1998).
El veterano escritor descubre muy pronto que este es un proyecto muy personal de Gibson, sobre el que viene trabajando desde hace mucho tiempo, y que en esta ocasión lo que él tiene que hacer es escuchar, preguntar y escribir.
Gibson y Fitzgerald se sumergen juntos en los cuatro Evangelios, y determinan una estructura centrada en el relato común de sus historias. De este modo, el guión definitivo tendrá tres partes claramente diferenciadas. Una primera parte, que transcurre durante la noche: Oración en Getsemaní, Prendimiento de Jesús, Interrogatorio ante los príncipes de los sacerdotes, Negaciones de Pedro y Desesperación de Judas. Una segunda, centrada en el proceso romano: Juicio ante Pilatos, Jesús llevado ante Herodes, Condena a muerte, Flagelación por los soldados y Coronación de espinas. Y la tercera, centrada en el Vía Crucis: Cristo carga con la Cruz, Simón le ayuda a llevarla, Crucifixión en el madero, Diálogo con Dios Padre y con el buen ladrón, Muerte de Jesús, Conmoción de la naturaleza, y Descendimiento y sepultura.
Con todo, el guión que poco a poco van perfilando incluye también algunos episodios que sólo ha transmitido alguno de los evangelistas. Ciertamente, el relato de la pasión y muerte de Cristo es muy similar en los cuatro Evangelios; y en los sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), sus narraciones coinciden en un 80% - 90%: tienen el mismo esquema, las mismas escenas y hasta casi las mismas palabras. Pero los guionistas toman nota de algún detalle que sólo narra uno de ellos: como el temblor de la tierra y el desgarro del velo del templo al morir Jesús, detalle exclusivo de Mateo; o la huida del joven tras soltar la sábana durante el prendimiento, aspecto que sólo refiere Marcos.
Del tercer Evangelio, el de S. Lucas, tomarán muchos más detalles. Por una parte, algunos datos que revelan el sufrimiento de Cristo en la escena de Getsemaní: como el hecho de que “entró en agonía” durante esa intensa oración (Lc 22, 44). Por otra, algunas actuaciones del Señor —que sólo narra Lucas— y que revelan su especial misericordia hacia los hombres: la curación al criado del sumo sacerdote, herido por la espada de Pedro (22, 51); el consuelo a las mujeres que lloran, a su paso camino del Calvario (23, 27-29); o el diálogo salvador con el buen ladrón (23, 42-43).

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