Hoy vamos a tratar el hábito de la constancia, una ardua tarea que merece la pena.
Muchas veces subestimamos el valor de una rutina, que bien es cierto que a veces es odiosa y por eso lo que tenemos que tratar es de transformar esa rutina de forma positiva y convertirla en la tan valiosa constancia. Gracias a ella, lo que vamos a conseguir es sacar
el mayor rendimiento posible a nuestro tiempo, ya que habituamos al cuerpo y mente a una actividad concreta a una hora del día y gracias a ellos conseguimos realizarla de manera mucho mas satisfactoria.
Para entender un poco mejor el objetivo de trabajar este hábito vamos a poner un ejemplo muy básico. Imaginemos que durante una semana forzamos al cuerpo a irse a dormir a las 11 pm, entonces el cuerpo coge ese hábito, esa rutina de acostarse a esa hora y pasada esa semana, cuando lleguen las 11 de la noche nuestro cuerpo estará cansado y sentirá la necesidad de ir a dormir y así conseguir mejorar nuestro sueño y eliminar el cansancio del cuerpo.
Este ejemplo tan tonto lo hemos sufrido todos, y de lo que se trata es de trasladarlo a la vida laboral o estudiantil, consiguiendo adaptar el cuerpo a un horario y maximizar el rendimiento de nuestra actividad.
Pon de tu parte, porque al principio es difícil mantener el ritmo y conseguir ese hábito, pero una vez conseguido merece la pena y veras resultados muy pronto, te cansaras menos en tus tareas y te costaran menos esfuerzo.