«El hecho de que el fósil se encontrara cobijado detrás de unos matorrales y en una zona resguardada explica su buen estado. Su aspecto exterior es policromado y las pilas aún funcionan, de modo que el ejemplar nos permite saber qué rugidos emitía el Tyrannosaurus rex y cómo movía las extremidades», señala el paleontólogo Robert Portero. «Hacía así: grrr grrrr», precisa el experto.
Los investigadores pelearon durante un buen rato para decidir quién se llevaba el fósil a casa para su estudio. Finalmente, después de varios empujones y algún que otro improperio, se decidió que el dinosaurio se quedaría en las instalaciones de la universidad y que el fósil se compartiría en igualdad de condiciones, esto es, marcando un máximo de veinte minutos por científico.
Este increíble avance se suma al que protagonizó en 2022 un paleontólogo de Michigan, que pudo determinar la composición exacta del cuerpo de los dinosaurus: Cereales 68% (harina de TRIGO, harina de CENTENO, almidón de TRIGO, salvado de TRIGO), azúcar, aceite de girasol alto oleico 18%, sal, suero LÁCTEO en polvo, gasificantes (carbonatos de amonio y de sodio), LECHE desnatada en polvo, jarabe de glucosa y fructosa, aroma, antioxidantes (E 304, E 306), vitaminas (tiamina, riboflavina, niacina, ácido pantoténico, vitamina B6, ácido fólico, vitamina B12). Además, podían contener SOJA y HUEVOS.
Xavi Puig (El Mundo Today)