El hambre es política, ni más ni menos

Publicado el 03 noviembre 2010 por Jose Luis Vivero Pol


El hambre es, ante todo, un fenómeno político, derivado no sólo de la indolencia e inactividad estatal, sino de prácticas políticas directamente causantes de las mismas. En consecuencia, las víctimas se caracterizan no tanto por su pobreza como por su falta de poder político para exigir el respeto a sus derechos y para ejercer presión política ante su propio Estado.
La crisis alimentaria que se desató en 2008, y cuyas consecuencias seguimos sufriendo, no ha provocado una hambruna puntual, sino el empeoramiento repentino de un problema crónico que llevaba décadas afectando a cientos de millones de personas. El hambre es un problema estructural y, por lo tanto, requiere cambios estructurales, con consecuencias para el desarrollo institucional y para la gobernanza del sistema alimentario.
La seguridad alimentaria para todos debe ser considerada como un bien público mundial y debe constituir un objetivo central tanto para la gobernanza mundial como para el desarrollo nacional, teniendo en cuenta que a menudo, el mayor problema no es que se produzcan pocos alimentos sino la incapacidad de muchas personas para acceder a los mismos.
Siguiendo esta línea de razonamiento, cada vez más se acepta que el hambre y la desnutrición no se deben percibir sólo como “problemas” sociales, humanitarios o técnicos, bien sean considerados desde un punto de vista agronómico bien desde un punto de vista médico-nutricional; por el contrario, deben verse como auténticos “problemas” políticos y como fallas de los sistemas económicos de producción, distribución y acceso al alimento.
La existencia de millones de personas que no comen tres veces al día supone no tanto un reto técnico sobre qué hay que hacer, dónde hay que hacerlo, cuándo y cómo; sino que es, ante todo, una cuestión moral, legal, económica y política. Sobre todo política, pues la falta de voluntad política de los dirigentes y de la sociedad en su conjunto sigue manteniendo esta lacra en pleno siglo XXI. Comer es un derecho, y debemos garantizárselo a todos. Podemos hacerlo pero… ¿queremos hacerlo?
Para un mayor desarrollo de este tema, sugiero leer el interesante libro que publicó la Cátedra de Esstudios sobre Hambre y Pobreza de la Universidad de Córdoba
http://issuu.com/joseluisvivero/docs/libro-cehap-2006-policas-lucha-contra-hambre