El hastio y "Un mundo Feliz"

Publicado el 02 junio 2011 por Elturco @jl_montesinos
Reconozco que estoy cansado. Cuando empecé el blog y emigré mi mente a Istanbul lo hice para no volverme loco. Hace un año, con la crisis galopante que nos acucia y que me ha golpeado personalmente con virulencia, tenía demasiado tiempo libre. Pensé que era una buena forma de entretenerme un poco, de ejercer mi derecho al pataleo y de plantear en público ciertas cuestiones que me repienso en privado. 
A fecha de hoy, las entradas se hacen un poco más esporádicas, en parte porque ando más atareado, en parte por que siento cierto hastío de tener que empezar a repetirme. No acabo de compartir ese afán de muchos "periodistas", blogueros y periodistas de criticar diariamente lo que ocurra aquí y allá. Y a veces se hace repetitivo tener que buscar nuevas razones, que las hay, para seguir defendiendo lo que defendemos algunos. Es la libertad, chato, ni mñas ni menos. 
Ahora ando bostezando frente al portátil, y me replanteo esto que escribo... La conclusión es sencilla. No se puede desfallecer. La calle bulle. Hay aun acampados meneando conciencias. Muchos son los que parecen decir, solo tienen razón en parte. En mi opinión es del todo equivocado pedir al estado más estado para solucionar los problemas que crea el estado. La frase es enrevesada a posta. Desde el incio de los tiempos el poder oprime al pueblo. Hace unos siglos, comerciantes y burgueses, sin venir de buenas familias aristócratas alcanzaron cotas importantes de poder. Creo que es evidente lo que insinuo, el capitalismo es el poder para el pueblo. No el Pueblo, como un todo. El pueblo como cada uno de sus Individuos. 
Seguir manteniendo el estado, con su mastodóntica inmobilidad, con su comportamiento de gas, ocupando nuestras propias decisiones, desde luego no es solución. Eso ya se probó en la URSS, en Cuba, en Corea del Norte. Todos sabemos las consecuencias. 
Tenemos nuevos problemas, a los que hay que dar nuevas soluciones. Hay que comenzar a desenredar la madeja del estado. Poco a poco haciéndolo más pequeño, volviendo a ocupar nuestras propias parcelas de decisión, que hemos maldejado en manos de unos señores, que deciden por nosotros, en base a nuestro bien, que ellos conocen muy bien. Es el momento de tomar el control de nuestras vidas. De decidir por nosotros mismos. De ser esos humanos que piensan y que no son animales, justamente por eso. No somos borregos. 
Cuando conseguí explicarle a mi amigo Chema que defendemos los liberales, abrió los ojos como platos. "Tu lo que quieres es que la gente piense por sí misma, eso es muy complicado" Cierto. La madeja está tremendamente liada. Y uno se cansa de explicar las bondades de la privatización, del poder elegir, el por qué todas las drogas y las armas deben ser legales, cómo separar religión y estado.... Son muchas cosas. 
Y uno se cansa. Los argumentos en contra son muchos. "Las empresas son el diablo" "Pues en la película..." Es el miedo. Básicamente el miedo a reconocer que venimos al mundo, no sabemos a qué. Vamos a morir todos. No sabemos por qué. Y de la misma manera que Dios, Alá, Yaveh o Shiba están ahí, a los que no creen en nada el estado les da el soporte espiritual. O como quiera. 
Alguién que no soy yo decide que es bueno o malo. Y eso que me ahorro. Hasta que la cagan. Como en estos últimos años. Reclamaciones al maestro armero. 
El mundo feliz de Huxley falla, en tanto en cuanto, cada uno somos de nuestro padre y de nuestra madre. Falló el comunista. La socialdemocracia, al menos la española, hoy tiene que reinventarse. El poder corrompe a todos los partidos políticos... Son tantas y tantas razones para probar algo nuevo. Algo diferente. Algo que jamás en la historia se ha probado. Todos somos hombres libres. Nadie está por encima de nadie. Nadie me dice que debo hacer... Si tienes miedo, ya sabes, Aldous Huxley te propuso su mundo feliz.
P.D.1.: El título original de Huxley es "Brave new world", así que hoy ponemos a la Dama de Hierro
P.D.2.: Por mucho cansancio que tengamos, por muy repetitivo que sea los liberales tenemos siempre la oportunidad de explicar nuestra forma de ver las cosas. Y no podemos desfallecer