Sin duda conoces a algún “hayqueista”. Militan en todos los ámbitos. En el trabajo –el compañero el jefe o un manzanillo cualquiera –, en la familia –madre padre hermana hermano hija hijo y demás parentesco, incluido el inevitable “cuñao”–, en tu entorno -amigos, pareja…Es una filosofía de vida. En un exceso de sinceridad debo decir que la practico a veces, pero no siempre me cuela. HAY QUE saber lo que se siente en ambos bandos, aunque no abuso.
Seguro que sabes de lo que hablo: Hay que llamar al fontanero, hay que comprar pan, hay que llevar al niño al médico, hay que ir a recoger el coche, hay que decirle algo a Susan, hay que hablar con el vecino, hay que darle un toque a Juan, hay que hacer la comida, hay que sacar las entradas, hay que bajar la basura, hay que hacer algo esto no puede seguir así. Hay que esto y lo otro. La lista de hayques es exhaustiva y personal, cada cual tiene el tímpano reventado por sus proveedores de hayques, que pueden ser de lo más variopintos. Normalmente esa gente nunca hace lo que dice que hay que hacer (cae en tu orilla) y por añadidura tienes que escuchar que ellos ya dijeron que había que hacerlo.
Hay que joderse.