Toco los deseos del tiempo
con la esencia de nuestros
cuerpos.
El ayer acuna la brisa
de los momentos,
libera la calma de las
noches que abracé
en aquel cuarto bañado
de las palabras más dulces
del alma.
Madrugadas de placer
fluyen perdidas en los
albores, observando
el hechizo de la luna.
Secretos que cruzan
los espacios tras las
horas calmas
de la aurora.