El héroe de la Alhambra. ¿Leyenda o realidad?

Por Swivel1983

Un estruendo acompañado de un terrible temblor desgarró la tranquilidad de aquella mañana del 16 de septiembre de 1812, una densa nube de humo ennegrecido se elevó sobre el monte de San Miguel lamiendo las techumbres de las casas del alto albaicín, lo que antes era un remanso de paz se convirtió en algarabía, por doquier se escuchaban voces y exclamaciones, sólo el sonido de los cascos de unos caballos precipitándose hacia la intersección de la Calle San Gregorio alto con San Luis logró acallar las palabras de los que allí nos congregábamos, cuatro jinetes de la caballería del IV cuerpo descendían a toda prisa espoleando las monturas, hendiendo el aire a su paso, cuando el eco del trote se diluyó en el silencio unos pocos valientes se atrevieron a pronunciar a viva voz lo que todos pensábamos, ¡Los Franceses se retiran!, ¡Viva España! ¡Viva España y muera Francia, que ha quemado la bula y niega la fe!, ¡viva España!

Así bien podría haber comenzado aquel 16 de Septiembre, la división del general Francisco Ballesteros y la caballería del Príncipe de Anglona habían acampado en el Padul y amenazaban a las tropas francesas, Soult no iba a quedarse a esperarlo, tras hacerse con todos los caudales posibles ordenó el inmediato abandono de la ciudad de Granada, en consecuencia los regulares de infantería gala se entregaron al saqueo y a la destrucción de todo cuanto pudiera ser utilizado por el enemigo, las demoliciones se iniciaron con la hermita de san Miguel alto reconvertida en fortaleza, los estragos se extendieron rápidamente por toda la ciudad, en derredor soldados franceses cargaban incluso sus Chacós con crucifijos y piezas de valor expoliadas de iglesias y edificios públicos.

Dos largas filas de infantería con sus características casacas tipo levita  azules sobre chaleco blanco subían la cuesta de los chinos con dirección a la Alhambra, mientras Granada se hallaba sumida en el Caos, la soldadesca napoleónica se había afanado en saquear y derruir iglesias, conventos y monasterios. Siguiendo el protocolo habitual Soult había ordenado tomar como rehenes a treinta de las más notables personas de la ciudad para evitar un posible levantamiento, a las que reunió en la explanada del Triunfo, y destruir todas las fortificaciones que habían utilizado entre ellas la Alhambra, parece paradójico puesto que Jose I de Bonaporte tras hacerse con la corona decretó la restauración del Palacio Nazarí, si bien es verdad que su utilización como bastión defensivo por las tropas supuso cuantiosos destrozos muchos derivados de las necesidades de acomodar las baterías de artillería que dominarían la ciudad.

Los soldados de franceses bien entrada la noche del dieciséis al diecisiete terminaron de minar todo el perímetro defensivo de la Alhambra incluyendo las fortalezas de Santa Elena y el Azeytuno, es justo en este preciso momento cuando es difícil establecer una línea divisoria entre historia y leyenda.

Bajo la tenue luz de aquella Luna en cuarto creciente largas líneas de infantería abandonaban la ciudad de Granada con dirección a Murcia, tras de sí la mecha se consumía lentamente en su inexorable avance hacia el Palacio de los Abencerrajes, una a una las torres de la Alhambra se deshicieron en un mar escombros y polvo de rojo carmesí ante el desconsuelo y aversión de un pueblo que se sabía libre pero que sentía en lo más hondo de su corazón la pérdida de su Joya de la Sabika, la Torre del cabo de la Carrera, de los Siete Suelos y la del agua se desmoronaron total o parcialmente y cuando todo el mundo presagiaba lo peor algo debió suceder puesto que las detonaciones cesaron de manera súbita, pronto comenzó a circular un rumor por toda la ciudad, un cabo de inválidos llamado José García perteneciente al retén que daba guardia en aquella época al Palacio de los Alhamares enterado del propósito de  los franceses había puesto en serio peligro su vida cortando la mecha al arrojarse sobre el reguero cuando ardía junto a la torre de las infantas.

Hoy se pone en duda la existencia de dicho personaje debido a la escasez de datos, poco se sabe acerca de José García, ingresó en el cuerpo de inválidos a consecuencia de las heridas sufridas en la batalla de Bailén, donde perdió una mano y quedó herido gravemente de una pierna arrastrando una gran cojera, falleciendo en 1834 tras contraer cólera.

Realidad o leyenda es bonito pensar que un héroe anónimo aún a riesgo de su vida salvó el bello Palacio Nazarí de su total destrucción. Sobre el muro que da entrada a la torre de la Vela dando vista a la plaza de los Aljibes descansa una lápida de mármol blanco que dice:

   “A la memoria del cabo de Inválidos José García, que con riesgo de perder la vida salvó de la ruina los alcázares y torres de la Alhambra, en MDCCCXII.”

BIBLIOGRAFíA.

“Canciones de la Guerra de la independencia”.

MIGUEL LA FUENTE ALCÁNTARA. “Historia de Granada: comprendiendo la de sus cuatro provincias, Almería, Jaén, Granada y Málaga, desde remotos tiempos hasta nuestros días. Volumen 2”.

CAROLINA MOLINA. “Guardianes de la Alhambra”.

JUAN LUIS TAPIA. “La leyenda del cabo García. Artículo del periódico ideal del 26 de Enero de 2008”.

“Diario el conciso (Cádiz) 21/09/21012”.