A menos de un mes del décimo aniversario de la erupción submarina del volcán Tagoro ( 2011 y 2012) y con un nuevo enjambre sísmico detectado en La Palma, nuestra investigación sobre las lavas de la isla de El Hierro revela nueva información para el pronóstico de futuras erupciones en las Islas Canarias y otras islas volcánicas oceánicas relacionadas con puntos calientes ( hotspots, en inglés) a nivel global.
Volcanes de punto caliente
En nuestro planeta, la mayoría de los volcanes se generan en los bordes de las placas tectónicas. Sin embargo, los volcanes asociados a un punto caliente se forman en lugares donde penachos calientes ascienden hacia la superficie desde las profundidades del manto terrestre, independientemente del movimiento de placas. En los océanos, los hotspots forman islas volcánicas paradisíacas como Hawái y Galápagos. Sin embargo, no todo es paz en el paraíso.
En general, los volcanes pueden entrar en erupción sin darnos demasiado aviso. Por eso en vulcanología intentamos mejorar nuestro conocimiento acerca de cómo funcionan los volcanes, de cuál es la personalidad de cada volcán. Tradicionalmente, los volcanes de hotspot se consideraban mensajeros del manto terrestre que emiten lavas generadas a decenas de kilómetros bajo la superficie. Sin embargo, nuestro estudio sobre las lavas de la isla de El Hierro demuestra que la composición química de muchas de estas lavas está afectada por el reciclaje de cristales formados en las profundidades del volcán, mientras que el origen de las lavas podría ser más somero.
Lavas cristalinas pero nada claras
La lava (denominada magma en el interior de la tierra, antes de la erupción) es una mezcla de roca fundida, gas y cristales. Los cristales se forman en el interior del volcán a medida que el magma se enfría durante su viaje hacia la superficie. Aunque los cristales retienen mucha información sobre el interior del volcán, también modifican la composición química de las lavas que analizamos en el laboratorio. Por ejemplo, si analizásemos la química de un turrón de Alicante, el resultado sería una mezcla de trozos de almendra y pasta de turrón. De la misma forma, si analizamos la composición química de lavas ricas en cristales, obtenemos un resultado que refleja la mezcla de cristales y roca fundida.
En nuestro estudio sobre lavas de El Hierro, hemos aislado la química de la roca fundida que transporta los cristales a la superficie y descubierto que su composición química es muy constante en todas las lavas que han construido la isla a lo largo del tiempo. Sorprendentemente, otras islas volcánicas oceánicas de hotspot alrededor del mundo emiten fundidos muy similares a los de El Hierro. Por tanto, es muy probable que los procesos internos que desencadenan las erupciones en estos volcanes tengan mucho en común.
El filtro volcánico
Dentro del volcán, la formación de cristales secuestra elementos del magma, actuando como un filtro. El proceso de filtrado reduce la densidad del magma y aumenta su contenido en gas, haciendo que el magma alcance las condiciones precisas para entrar en erupción. En este punto crítico, el contenido en gas es tal que la presión aumenta y empuja el magma hacia la superficie (como cuando abrimos una botella de champán).
Nuestros resultados indican que las lavas de volcanes de hotspot pueden alcanzar el punto crítico de filtrado en la base de la corteza terrestre, que en El Hierro está situada a unos 14 kilómetros de profundidad. De acuerdo con nuestros resultados, la detección sísmica del movimiento de magma en la base de la corteza bajo un volcán de isla oceánica podría indicar una erupción inminente. Esto es lo que ocurrió en El Hierro en 2011 y podría ocurrir en La Palma en los próximos meses.
Vigilancia volcánica y pronóstico de erupciones
Si pudiésemos abrir un volcán como si fuera una casa de muñecas, podríamos seguir la ruta del magma hacia la superficie. Como no podemos hacer esto directamente, la vigilancia volcánica usa indicadores asociados al ascenso del magma, incluyendo los terremotos, la deformación, y el análisis de los gases emitidos por el volcán, entre otros. Para establecer si el volcán se está despertando y puede entrar en erupción, el pronóstico eruptivo también necesita datos sobre el modus operandi del volcán en el pasado.
En El Hierro, las señales sísmicas previas a la erupción de 2011 provenían de la base de la corteza, de acuerdo con el filtro volcánico desvelado por nuestros datos. Ahora sabemos que el filtro interno del volcán lleva en funcionamiento durante al menos el millón de años de edad de la isla emergida, y es probable que continúe en el futuro.
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