La película «El hijo de la novia» fue todo un fenómeno tras su estreno en España, hace más de una década. Descubrió al público español un cine argentino de mucha calidad y talento, basado en la sencillez y proximidad de sus historias, así como en el modo natural y cálido de contarlas. Eran las armas de esta película de Juan José Campanella, que contaba además con un formidable elenco protagonista: Norma Aleandro, Ricardo Darín, Héctor Alterio, Eduardo Blanco y Natalia Verbeke.
Varios años más tarde ha llegado la adaptación teatral, de la mano de Garbi Losada y José Antonio Vitoria, que hace poco tiempo presentaron otro montaje basado en una película, «El nombre de la rosa», y anteriormente «Wilt», adaptación de la novela de Tom Sharpe. Tienen experiencia, por tanto, a la hora de romper fronteras.
«El hijo de la novia» cuenta una doble historia. Por un lado está la del padre que, para cumplir un viejo sueño de su mujer, ahora enferma de alzheimer, de casarse por la Iglesia, está dispuesto a pasar por el altar después de más de cuarenta años de convivencia; y, por otro, la del hijo, ya en la cuarentena, incapaz de soportar la presión de los problemas económicos del restaurante familiar y sentimentales que le agobian. La adaptación es limpia y mantiene el espíritu del guión original y la verdad de sus personajes, magníficamente dibujados; no obstante, hay cierta sensación de precipitación, de ausencia de calma y de falta de aire en esta traslación, que dirige la propia Garbi Losada.
La función resulta entretenida y agradable de ver; tiene mucho que ver en ello la buena labor de los intérpretes, comenzando por Juanjo Artero. A él corresponde el mayor peso de la obra, ya que en su personaje confluyen todos los demás; acepta el desafío y logra un trabajo convincente y expresivo. Álvaro de Luna, ausente durante demasiado tiempo de los escenarios, otorga el optimismo, la inocencia y la naturalidad que precisa su personaje; Tina Sainz convierte su madre en una suerte de niña grande inspiradora de ternura. Sara Cozar y Mikel Laskurain, correctos, completan el reparto.