Añadamos que nada para brillar en una película de intérpretes y sencillez que rodearte de compañeros que hacen virtud de la dificultad de transmitir verosimilitud desde la humildad del oficio. Y tanto Héctor Alterio, patriarca de toda una saga, como Norma Aleandro son dos grandes de la escena. Ni que decir tiene que semejante plantel unido a un guión tierno y sencillo que aborda lo tremendo de una persona que padece el mal de alzheimer y aderezado con chorreones de humor que aligeran la nota, cimentó recién entrados en el siglo XXI una película sobre sentimientos y relaciones que fue seleccionada por Argentina para el Oscar a mejor película de habla no inglesa; y ya emprendió ese camino con la etiqueta de "no perecedero" que otorga la difícil circunstancia de la confluencia de aplausos de público de la calle, que masivamente acudió a las salas, y también de prensa especializada. La opinión generalizada reconoció una importante carga emocional no manipulada hacia el melodrama impostado que los cineastas del país hermano saben construir como nunca soñarán en lugares donde existen otras cifras presupuestales. Popularmente se afirma que Dios da pan a quien no tiene dientes, en este caso quizá se puede decir que da dientes al que no tiene pan blando que masticar…
Podríamos dedicar mucho más espacio dedicado a resaltar elementos sobresalientes de la cinta como, entre otros, las excelentes fotografía (Daniel Shulman) y banda sonora (Ángel Illarramendi), pero esta película merece que se hable de ella en su conjunto, porque trasciende del mero concepto de cine con sus aspectos técnicos; trasciende incluso de la palabra "arte". Porque El hijo de la novia tiene su clave en la palabra "verdad", que es más que todo lo citado. Clave para este resultado es lo que actores como Ricardo Darín son capaces de aportar en un cine argentino que se nutre de ingenio y sensibilidad. Y no solo te crees el trabajo de este actor porque tenga un evidente talento para esto, sino porque lo ves u oyes fuera de la pantalla y estás ante el mismo tipo natural que se lee en los ojos de sus personajes.
Dirección: Juan José Campanella. País: Argentina. Año: 2001. Duración: 124 min. Género: Tragicomedia. Intérpretes: Ricardo Darín, Héctor Alterio, Norma Aleandro, Natalia Verbeke, Eduardo Blanco, Gimena Nóbile, Claudia Fontán, David Masajnik, Atilio Pozzobon, Salo Pasik. Guión: Fernando Castets, Juan José Campanella. Fotografía: Daniel Shulman. Música: Ángel Illarramendi.