Con una veintena de novelas a sus espaldas, Anne Tyler (Minneapolis, 1941) está considerada, con justicia, una de las escritoras más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Su literatura, que tiene ecos de Eudora Welty, aborda la cotidianeidad de la familia de clase media: los conflictos del matrimonio, las relaciones entre padres e hijos o el hecho de hacerse mayor. Sus historias suelen estar ambientadas en Baltimore, donde reside desde hace más de cuarenta años, y destacan por su dominio del registro coloquial y su habilidad para construir personajes complejos a partir de situaciones corrientes, de una forma que recuerda a autoras como Alice Munro, Elizabeth Strout o Alice McDermott. En su producción destacan tres obras publicadas en los ochenta: Reunión en el restaurante Nostalgia (1982), que la consagró; El turista accidental (1985), galardonado con el National Book Critics Circle Award y adaptado al cine con gran éxito; y Ejercicios respiratorios (1988), con el que obtuvo el Premio Pulitzer, al que ya había estado nominada dos veces. Con su título más reciente, El hilo azul(2015), ha sido finalista del Man Booker Prize y el Baileys Women’s Prize.
Anne Tyler
Tyler, que narra en tercera persona, escribe con un tono cálido y ameno, aderezado con un suave sentido del humor, que ahonda en el lado emocional de los conflictos más que en los hechos, y consigue que los personajes inspiren empatía. En sus novelas no hay estridencias ni grandes aventuras, sino que muestra la evolución paso a paso, siguiendo el hilo —qué oportuno— de los acontecimientos rutinarios con realismo y atención al detalle, porque, en la literatura de Tyler, las pequeñas acciones son las que tienen sentido, las que dan lugar a aquello que afecta a las personas e influye en su comportamiento. En apariencia, sus obras pueden parecer sencillas, como una charla apacible con un familiar que te pone al día de los cotilleos del pueblo; pero su capacidad de observación dota de profundidad esa nada cotidiana hasta convertirla en un poderoso corpus literario. El hilo azul, pese a no alcanzar el nivel de sus grandes obras, es una buena novela en la que vuelve a demostrar por qué es una de las pocas autoras capaces de convertir cualquier historia en literatura extraordinaria.