El hobbit: La desolación de Smaug
Los enanos, junto a Bilbo Bolsón y Gandalf el Gris, retoman su misión para recuperar su tierra natal, Erebor, del dragón Smaug. Bilbo Bolsón posee un anillo misterioso y mágico.
En El Hobbit: la desolación de Smaug siguen faltando tiempo y situaciones para tanto personaje protagonista y muchas veces da la sensación de que algunos de ellos podrían haberse aprovechado mucho mejor, aunque eso es algo que ya pasaba en la primera parte. El problema de esta es que el protagonismo en muchas ocasiones recae en personajes que no aportan absolutamente nada a la trama y están metidos con calzador para conformar un producto mucho más comercial y enfocado a un sector del público específico. Por lo menos en la primera parte de la película, sobra mucho metraje de elfos y falta mucho de Bilbo y de enanos, algo que se arregla posteriormente con la llegada a Erebor y, sobre todo, con la aparición de Smaug, lo mejor de esta segunda parte de la trilogía sin lugar a dudas. Bilbo (Martin Freeman) y Thorin Escudo de Roble (Richard Armitage) siguen copando gran parte de las escenas, aunque en esta ocasión tenemos a un Gandalf (Ian McKellen) mucho más presente en la trama y a una pareja de elfos, Legolas (Orlando Bloom) y Tauriel (Evangeline Lilly) que se cuelan como protagonistas en bastantes más ocasiones de las que nos gustaría a muchos.
Con una primera mitad de la película que nos deja un poco fuera de lugar después de una decepcionante escena con Beorn y lo incomprensiblemente estirada que está la parte de los elfos aunque tengo que reconocer que el trepidante descenso en barriles por el río se convirtió en una de mis escenas favoritas de la película, la llegada a Ciudad del Lago marca un punto de inflexión en el ritmo y en la calidad de la cinta. A partir de este momento, la película toma un ritmo mucho más pausado que le sienta genial: la presentación de Bardo y la creíble interpretación por parte de Luke Evans, la aparición de Smaug con la siempre apabullante voz de Benedict Cumberbatch en su versión inglesa, claro y un final que corta por lo sano dejándonos a las puertas del final de la trilogía que veremos en diciembre del año que viene.