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‘El Hobbit: Un Viaje Inesperado’ – Regreso a la Tierra Media en busca de aventuras

Publicado el 17 diciembre 2012 por Cinefagos

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Hace ya once años, el universo creado por Tolkien sacudió los cimientos de la taquilla, trayendo al público mayoritario nombres indescifrables y razas fantásticas que tuvieron que competir con las primeras entregas de Harry Potter. Elfos, orcos, enanos y los desconocidos Hobbits se ganaron un hueco ya que la adaptación de la trilogía de El Señor de los Anillos era una película de calidad muy superior a la media que nos llegaría después para aprovechar el éxito del mercado fantástico.

Tres libros de más de cuatrocientas páginas cada uno ocuparon tres larguísimas películas, por lo que cuando se anunció la adaptación de El Hobbit, pensamos que solamente ocuparía un film. Cuando lo dividieron en dos, casi lo entendimos, y más cuando Harry Potter puso de moda dividir las películas en dos para poder hacer más caja añadiendo solamente una hora más de metraje. Esto nos daba también la posibilidad de ver fragmentos de la obra adaptados que de otra forma se habrían quedado fuera. Pero fue cuando los rumores empezaron a apuntar a que se harían tres películas cuando nos llevamos las manos a la cabeza preguntándonos cómo narices, un libro de trescientas páginas escasas daban también para la misma duración. No había material suficiente, ni aunque lo trasladases de manera literal a la pantalla. Así que… ¿Qué ha hecho Peter Jackson?

Afortunadamente, ya tenemos la respuesta, o al menos, parte de ella, llena de SPOILERS.

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El Hobbit: Un Viaje Inesperado, es la primera de las películas, y nos hace regresar a la acogedora Comarca, que se ganó el corazón de los espectadores en la fiesta del cumpleaños de Bilbo Bolsón. Es allí donde aterrizamos, pocas horas antes, y vemos de nuevo a Ian Holm, con lo que la coherencia con la trilogía del Anillo es total. El público se emociona cuando ve a Frodo, y aunque intentamos descubrir el paso del tiempo en las arrugas de Holm, parece que hemos vuelto atrás en el tiempo. Es Bilbo quien nos cuenta todo lo que jamás le explicó a su sobrino Frodo, y retrocedemos sesenta años hasta el primer encuentro entre el hobbit y el mago Gandalf.

El Hobbit nunca tuvo la épica de su secuela, donde las fuerzas del bien y del mal se disputaban el destino del mundo, sino que se trataba más bien de un cuento infantil destinado a entretener a sus hijos, por lo que nadie debe esperar batallas multitudinarias de veinte minutos de duración. Lo máximo que tendremos son un par de flashbacks, uno de ellos, narrado por Bilbo para explicarnos lo que ocurrió con la ciudad del Valle y con Erebor, el reino de los enanos, destruido por un codicioso dragón llamado Smaug y al que no vemos para no estropearnos la sorpresa del segundo film.

Este prólogo también deja entrever diferencias con el estilo de sus predecesoras, ya que lejos de tener un aspecto más realista y austero, la mano de Guillermo del Toro se deja notar. No sé cuánto ha influido del director de Hellboy en el resultado final, pero algunos diseños denotan claramente su autoría. Esto, lejos de resultar un poco extraño para los que están acostumbrados a las anteriores, nos da la oportunidad de ampliar un poco la visión de la Tierra Media. Erebor es gigantesca y muy detallada, y por supuesto, a la hora de profundizar en los Enanos, no todos se parecen a ese vikingo bajito llamado Gimli a quien conocemos de sobra.

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Bilbo se une a una comitiva de enanos dispuestos a recuperar su tierra saqueada, y nos encontraremos con una aventura que tarda un poco en empezar, y una película que quizá peque un poco de exceso de metraje. Tampoco es algo muy molesto, ya que lo que estamos viendo es una Versión Extendida de la película que sin duda hubiese acabado llegando tarde o temprano al suculento mercado de DVD, pero en esta ocasión, ha sido la que ha llegado a los cines. Las escenas, sobre todo la cena de los enanos en Bolsón Cerrado, es larga, pero cuando la película pilla ritmo, empieza a ir cada vez más y más rápido, entre saltos, peleas y encuentros de todo tipo, algunos de los cuales no llegan a concretarse porque suponemos que se desarrollarán aún más en las siguientes películas.

Son las presencias de Radagast, Saruman y el orco cabroncete y manco las que pueden ser consideradas como añadidos al guión, por mucho que su historia (contada en algunos casos por Tolkien) influya muchísimo en el destino de los personajes. Radagast ha sido considerado como lo peor de la película en los pocos días que lleva estrenada, pero el personaje interpretado por Sylvester McCoy (el séptimo Doctor Who) no llega a ser como Jar Jar Binks, ni mucho menos, como le han llegado a clasificar.

Él es el comienzo de una trama secundaria que involucra esos periodos en los que Gandalf desaparece de la historia original, y vemos cómo un extraño ser llamado el Nigromante parece haberse hecho fuerte en una fortaleza abandonada, despertando a unos seres a quienes nosotros conocemos de sobra como los Nazgul. De la misma forma que otros hilos argumentales, no llegamos a ver gran cosa acerca de la caída al lado oscuro de Saruman el Blanco (la segunda vez, creo, que en toda su carrera Christopher Lee hace de bueno). Lo más curioso es intentar comprobar cómo Lee, a sus noventa años, grabó sus escenas en Londres, y el resto del equipo que interactúa con él no estaba en el mismo set que él. De ahí también que su intervención sea corta y aparezca siempre separado del resto de personajes en sus planos.

Mientras tanto, el espectador regresa a más lugares comunes, como Rivendel, por lo que volvemos a escuchar temas conocidos, que se van intercalando con la banda sonora escrita para esta película, al mismo nivel de calidad que no desentona en ningún momento. Las canciones tienen más importancia en El Hobbit que en La comunidad o sus secuelas, ya que por fin los personajes cantan, algo que nunca me llegó a convencer de las novelas de fantasía. Siempre me parecieron aburridos pestiños que me pasaba por alto (sobre todo en las novelas de la Dragonlance) y no fue hasta el capítulo Blackwater de la segunda temporada de Juego de Tronos donde le pillé algo de sentido a esas serenatas. Entre las tres canciones que escuchamos, creo que la balada de la montaña solitaria es mi favorita.

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En cuanto a la compañía a la que seguimos en esta ocasión, es más numerosa que la que ya conocemos, y los enanos son mucho más difíciles de diferenciar. Algunos tienen nombres parecidos, y aunque en la novela los distingues por el color de sus capuchones, aquí hay más elementos que ayudan a individualizarlos. Incluso uno de ellos (el guapo) se parece muy poco a un enano, pero es Thorin escudo de Roble quien se lleva todo el protagonismo al conseguir crear un personaje con una gran presencia y un interesante flashblack acerca del primer intento por recuperar Moria. Esta batalla sirve para presentarnos a un enemigo encarnado en el orco blanco, y también, para que comprendamos que menos es más, y que reducir las batallas hace que ganen en espectacularidad. El plano en el que el orco sostiene la cabeza decapitada de Thor es un buen ejemplo de lo que se consigue sintetizando un poco.

Martin Freeman es un Bilbo espectacular, tal vez el mejor actor al que podrían haber elegido para hacer de Hobbit. Bajito, con un rostro claramente inglés y con habilidad para encarnar a un hombre  normal y corriente sin ningún tipo de habilidad excepcional (The Office o Sherlock), representa claramente lo que es un miembro de la raza creada por Tolkien, y es el sujeto perfecto para acompañar en una aventura, donde podemos ver una clara evolución que empieza con el hobbit añorando su hogar, hasta el saqueador capaz de lanzarse a una muerte segura para ayudar a sus compañeros.

Y por supuesto, lo que todos esperamos ver es la escena en la que Bilbo consigue el Anillo Único, pero estamos tan inmersos en la aventura de los enanos que cuando vemos aparecer a Gollum por primera vez, la sala entera se llena de cuchicheos. Gollum es de nuevo un hito en la creación de personajes digitales, con más músculos en el rostro que le dan un amplio abanico de expresiones. Once años en efectos especiales son muchos. Para el recuerdo queda también cómo Bilbo le perdona la vida por compasión, y con ello, activa una serie de mecanismos que hasta el propio Gandalf cataloga como impredecibles.

The Hobbit: An Unexpected Journey

Hay muchas cosas más que comentar sobre la película, como es esa Galadriel con poderes de teletransportación y su pequeño interés casi sexual en Gandalf, o el hecho de que los diseños de Guillermo del Toro lleven al límite las posibilidades de la tecnología, como por ejemplo con los gigantes de piedra. De la misma forma que los movimientos de cámara son más inverosímiles y retorcidos, algo que se logra gracias a la magia del cine digital que permite que entremos y salgamos de algunas escenas, pero que también ha condicionado al cine moderno para que las escenas de acción sean como auténticas montañas rusas en las que, por muchos traqueteos, saltos, batallas y acrobacias que haya, todo parezca perfectamente coreografiado. Pero para hablar de todo esto sería mejor un buen análisis que supongo que tarde o temprano llegará, con unas cuantas revisiones a la película para poder así profundizar en sus virtudes y defectos.

De momento podemos decir que El Hobbit es una gran película que deja de lado la épica para centrarse en las aventuras, con mucho humor y un ritmo que se acelera poco a poco, dándonos uno de los mejores entretenimientos de los últimos años. Bastante cansado estaba ya de blobkbusters que no iban a ninguna parte con guiones tan penosos que daban ganas de vomitar, y por fin podemos salir de la sala de cine contentos y satisfechos por lo que acabamos de ver. Redescubrimos nuestro amor por las historias de Tolkien y vemos que Thorin escudo de roble, junto con sus acompañantes enanos, no son los protagonistas de una obra menor, sino que son capaces de tener el mismo valor y escenas tan impactantes como las de Aragorn y la compañía del Anillo. Da igual que nos preguntemos qué van a contar en las siguientes películas, o que el plano final sepamos cuál va a ser meses antes de ir a la sala de cine. La Tierra Media ha vuelto, con mejor aspecto que nunca, y mucho más entretenida que, por ejemplo, en El Retorno del Rey.

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‘El Hobbit: Un Viaje Inesperado’ – Regreso a la Tierra Media en busca de aventuras
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