El Hobbit: una aventura que empieza

Publicado el 11 diciembre 2012 por Ruta42 @ruta42

Casi una década después del estreno de la última película de la trilogía del anillo, Peter Jackson presenta su adaptación del primer libro de J.R.R. Tolkien: El Hobbit, que podréis ver en cines a partir de este viernes.

Ruta 42 estuvo en el pase de prensa de la película y os trae su opinión.

Antes que nada, recordar que trataremos la película como tal y no por cómo se ha adaptado el libro original. Además, no me lo he leído, y en mi favor diré que el estilo narrativo de Tolkien se me hace pesado.

El Hobbit es una típica historia de aventuras inesperadas (como reza su subtítulo) situada en la Tierra Media, un lugar en el que conviven diferentes especies y razas reales y fantásticas. La introducción a esta aventura es sencilla: una antigua ciudad enana conocida por su extracción de valiosos minerales fue atacada por un codicioso dragón que desterró a sus habitantes y se apoderó de ella. Ahora, muchos siglos después, ha llegado el momento de que los enanos recuperen lo que un día fue su hogar. Con la colaboración de un antiguo mago (Ian McKellen retomando su papel de Gandalf), convencerán de forma brusca a un pobre mediano para que les acompañe en su aventura en busca del oro y la ciudad robados.

La película tiene un parecido rítmico con La Comunidad del Anillo, en cuanto a la estructura del preparativo de la aventura, las escenas de acción y las escenas de calma. Además, al igual que la primera, la calma esconde un gran peligro que poco a poco, y en el silencio de la oscuridad, se cierne sobre toda la tierra. Un silencio que va despertando poco a poco a medida que la cinta avanza, pero que no termina de hacerlo del todo, dejando ese estallido para la siguiente.

La historia transcurre de forma ordenada, haciendo algunos flashbacks al pasado para ponernos en situación. El primero de ellos señala los motivos de la historia que se nos va a presentar a continuación, muy en la línea, como he dicho antes, de la primera película de la trilogía original con la debacle de Sauron (en el caso del Hobbit, la debacle de Erebor).

Algunas críticas primerizas se han apurado a criticar los efectos especiales, sin embargo, considero que se mantienen en la tónica de la saga, mejorando el tratamiento de los mismos. Las bestias que pueblan la Tierra Media parecen más reales, aunque alguna no se libra de la artificialidad del ordenador. Y es que 10 años es un tiempo suficiente para evaluar los errores anteriores y para muchas mejoras.

Mucha gente montó en cólera al saber que el libro se dividiría en tres películas, comprensible teniendo en cuenta que la trilogía del anillo se compone de tres libros (uno por film). No obstante, una vez visionado El Hobbit, se puede comprender el motivo de esta decisión. La intención es la de crear un nexo de unión entre las dos trilogías, y que puedan ser visionadas una detrás de la otra. Además, recordemos que se trata de una adaptación, con la que se quiere acercar al publico no aficionado a la obra.

También huelga recordar la dificultad de plasmar un libro en la gran pantalla, ya que lo que se puede resumir en un par de líneas, puede requerir de varios minutos y planos, además del énfasis personal que le quiera dar el director a lo que acontece.

El Hobbit es esa clase de películas de las que me resulta difícil hacer una crítica, y que simplemente recomiendo ver y juzgar por uno mismo. Siempre, por supuesto, con la mente bien abierta, sin esperar una adaptación 100% del libro ni una copia exacta de las maravillas de El Señor de los Anillos. El Hobbit es una película aparte que ha de ser vista con otros ojos. Y a ojos de este humilde redactor, es un buen inicio para la gran aventura de la década.

James Ruthven

Cinéfilo en extremos. Estudiante de traducción. Una vez ví un dirigible. Me convirtieron en grillo. Y mejoré...