YOLANDA TAMAYO
Olores mezclados en el aire envolviendo el ambiente con matices de recuerdos. El ayer traído al hoy y presentándose como nuevo. Extraña mezcolanza que nos vuelve tristemente felices…
Cada vez que visito la casa de mis padres, encuentro en ella el calor de un hogar que nunca ha dejado de ser mío.
Aunque la estructura física haya sido remodelada, y sus enseres cambiado en diferentes ocasiones, ese lugar resulta siempre entrañable y acogedor. Me siento abrazada por los olores de mi infancia, ese aroma que otorga un pasaje de vuelta atrás.
Puede leer aquí el artículo completo de esta colaboradora de la revista Ventana Abierta (Asamblea Cristiana) de fe protestante titulado El hogar de nuestra infancia