"The quiet American" empieza por las conclusiones, vuelve al punto de partida y trata de anudar cabos entre ambos escenarios, que están presentes en todo momento.
Tal vez para apreciarla en toda su grandeza sea imprescindible (además de placentero), revisarla varias veces.
Así se constata que, "contraviniendo" la fórmula del plano-secuencia, que apenas usa, resulta de una continuidad dramática tan sencilla de seguir como el evidente y simple comportamiento de ese atribulado joven que aparece muerto ya en el arranque - que tal vez inspiró a Michael Cimino para su "Year of the Dragon" - pero que a diferencia de tantas películas que tratan temas complejos, múltiples, no tiene una sola concesión ni un momento de descanso. Nada se repite ni se espera a perezosos.
Es de esas películas que como le ocurre a los mejores Preminger (de las que no anda lejos a pesar de utilizar un método tan diverso de rodaje, como decía), podría contemplarse durante horas aunque no avanzara un palmo, por puro deleite del paso de los fotogramas, con sus perfectos encuadres, sus inteligentes diálogos, su hondo trabajo de creación de personajes, algo así como "la solución" de eso que rondaba siempre la cabeza de Godard y que su explosiva mente acababa siempre transformando en algo fragmentario, que invitaba al espectador a recomponerlo.
Pero cualquier cosa que se diga en favor de este film entiendo que debe pasar necesariamente bajo el prisma del falso triángulo sentimental que es su verdadero corazón. Digo falso porque en realidad
Seguro en apariencia de su posición (Mankiewicz lo dota de pensamiento con una voz en off siempre oportuna, que erradica su soberbia a los ojos de quienes le vemos pues deja al descubierto su lado más débil) no dudará en traducirle algunas palabras al francés a Phuong de la declaración de amor casi de colegial que le tiene preparada el americano, pues ni se plantea que vaya a haber combate.
Es el derrumbamiento de ese entorno (Phuong congenia con el americano, su mujer no le quiere conceder el divorcio, el clima de terrorismo se acrecienta) y cómo se refleja todo en sus gestos, su mirada, el tono de su voz, lo más conmovedor del film, que consigue dignificar su derrota de una forma sencilla: explicándola, exponiendo cada engaño al que es sometido por quienes cree sus amigos, nunca dejando al descubierto bajezas o distanciando el objetivo para poner distancia con alguien que empieza a perder todas las razones para vivir, acompañandolo y hasta tratando de hacer honrosos sus errores.