[7/10] Para los amantes de las adaptaciones de cómic y para quienes buscan entretenerse en el cine, se estrena “El Hombre de Acero” de Zack Snyder. Deslumbrante puesta en escena y vistosos efectos especiales, junto a un guión bien construido y un montaje dinámico que hace que dos horas y media se pasen en un santiamén. Estamos ante una notable aproximación a los orígenes de Superman -se ha puesto de moda investigar esta circunstancia- y ante una nueva amenaza de fin del mundo. Con Clark/Superman y acompañados por el espectro de su padre Jor-El, conocemos la rebelión del planeta de Krypton y el plan de emergencia de un científico que se dio cuenta de que la cosa no iba por buen camino. También asistimos al proceso de adaptación de ese buen alienígena a una atmósfera y a unas costumbres que lo acercan al género humano. Y, por último, presenciamos un duelo a muerte entre las fuerzas del Bien y las del Mal… con un dualismo tan simplificador como certero.
De labios de Clark sabemos que la “S” de su traje hace alusión a la esperanza en una civilización que aprenda de los errores pasados. Si nos preguntamos por cuáles son esas equivocaciones, la respuesta la encontramos en la primera secuencia de la película… cuando los padres de Clark nos dicen que, viendo el derrotero de autodestrucción que tomaba el desarrollo biotecnológico en Krypton, decidieron tener un hijo del modo natural… algo olvidado en el planeta durante miles de años. Es la advertencia ecologista sobre la necesidad de cuidar la naturaleza del individuo y también la material, de no perder la conciencia moral para convertirse en máquinas de progreso (comentario del propio Thor), de destrucción o de venganza. En eso se diferencia Hal-El de Clark, pues en su transformación ha tomado lo bueno de los humanos (la conciencia) y mantenido lo de los kryptonianos (el poder).
Hay más cosas en la película, como el espíritu maquiavélico que justifica el uso de la violencia si la intención es buena, o la necesidad de hacer un acto de fe inicial para después lograr la confianza de las personas, o la eterna búsqueda de la propia identidad, o la conjunción armoniosa del ADN y la libertad… En el esquematismo propio del cómic, no pasa inadvertido tampoco el carácter mesiánico de Superman, lo mismo que la lucha entre el ángel bueno y el malo, o la madre que siempre espera en el hogar, o el amor que da alas (nunca mejor dicho) y que ayuda a que no siempre “entre los humanos, después del primer beso todo sea para abajo”. Hay, por tanto, muchas referencias de la cultura cristiana y occidental que encuentran su imagen en la pantalla y que acercan a Superman al universo terrícola, lo mismo que otras que lo sitúan en las coordenadas norteamericanas y en su permanente temor a soviéticos/musulmanes/extraterrestres… con unas fuerzas de seguridad que provocan risa y lástima en su inocencia y narcisismo.
Pero, al margen de los mensajes y del sentido que se encierra bajo esa “S”, lo cierto es que la película de Snyder tiene una factura impecable y que engancha, que se aprovecha de una cuidada fotografía de Amir Mokri y de una potente música de Hans Zimmer, y que se nota que Christopher Nolan está en la producción. Sin duda, quien saque su entrada de cine no se sentirá defraudado, como no lo están Russell Crowe ni Amy Adams al confiar su destino a Henry Cavill, tan natural como sobrenatural, tan humano como divino. Calificación: 7/10
En las imágenes: Fotogramas de “El Hombre de Acero”, película distribuida por Warner Bros. Pictures International España © 2013 Warner Bros. Pictures, Legendary Pictures y Syncopy. Todos los derechos reservados.
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Publicado el 26 junio, 2013 | Categoría: 7/10, Acción, Año 2013, Ciencia-ficción, Críticas, Fantástico, Hollywood
Etiquetas: Amir Mokri, Amy Adams, Christopher Nolan, conciencia, El Hombre de Acero, Hans Zimmer, Henry Cavill, humanidad, Russell Crowe, Zack Snyder