'El hombre de al lado': Miradas a una intimidad mezquina

Publicado el 27 julio 2011 por La Mirada De Ulises

[7/10] Un simple tabique puede convertirse en motivo de discordia entre vecinos, y también en reflejo de una distancia social que puede quedar minimizada cuando se impone la igualdad de la condición humana. No importa que la diferencia socio-cultural entre Leonardo y Víctor sea grande o que su sensibilidad sea muy distinta porque, a la postre, en “El hombre de al lado” cada cual queda retratado con todas sus grietas y fisuras, con su mezquindad o prepotencia, y de poco le habrán servido a uno su formación y a otro su carácter decidido. Mariano Cohn y Gastón Duprat dirigen una estupenda comedia de trama mínima pero repleta de inteligentes gags, donde el brillante duelo interpretativo de los actores protagonistas refleja el que se da entre los propios vecinos del inmueble.

Todo sucede entre cuatro paredes, aunque se trate de las paredes del edificio Curutchet, construido por Le Corbusier en Argentina. En él vive Leonardo, un diseñador snob y altivo que un día ve alterada su paz doméstica cuando unos golpes le alertan sobre obras en la casa de enfrente. El responsable es Víctor, vendedor de coches usados y hombre de aspecto algo zafio que quiere “unos rayitos de sol” para su vivienda, por lo que no duda en abrir una ventana… caiga quien caiga. La sofisticación y el sarcasmo frente a la vulgaridad y la amenaza directa, distintas estrategias y formas pero iguales sentimientos de cobardía, avasallamiento y ruindad moral, como si las dos caras del muro fueran eso… una única pared, la de la condición humana que Leonardo y Víctor comparten, muy a su pesar.

Esa triste realidad queda magníficamente recogida en el primer plano de la película, cuando la pantalla está partida verticalmente en dos, con un paño de muro negro y otro blanco, mientras un obrero da golpes de martillo en uno de ellos. Pronto descubrimos que la otra mitad es el reverso de la pared… con lo que el doble punto de vista nos habla de una única realidad mostrada aquí de manera conjunta. Se trata de un ejemplo plástico de lo que será la historia de estos dos vecinos enfrentados, y también metáfora de una familia que se resquebraja -basta ver la crisis que se avecina con su superficial mujer, o la problemática con esa hija adolescente ensimismada en su hedonismo- y de una sociedad construida sobre la extrema diferencia. Por otro lado, estamos ante una muestra de la cuidada planificación y uso de la cámara de unos directores que hacen  gala de su exquisita formación artística, con un estupendo trabajo de fotografía y sonido que acompaña a los dos pistoleros en su duelo a muerte.

El guión es preciso en su construcción, con abundantes situaciones cómicas y todo un repertorio de gags que se suceden en el tiempo sin dar la sensación de acumulación ni de artificio -salvo el desenlace, algo forzado en busca de la puntilla crítico-moral–. Siendo mínima su historia, se ve con gusto y facilidad, y las peripecias de uno y otro discurren de manera fluida, gracias sobre todo a las magníficas interpretaciones de Daniel Aráoz y Rafael Spregelburd que, con rostro serio y nada histriónico, con sentimientos contenidos y auténticos, dan a sus personajes toda la verosimilitud de dos mundos cerrados sobre sí mismos -como lo está hija con sus cascos y su música-, con similares bajezas a la hora de espiar al vecino o de quitarle la vida que unos rayos de sol podrían darle.

Una tragicomedia entretenida e inteligente, de factura y diálogos cuidados, con divertidas escenas -como la del baile en la que un estupefacto matrimonio ha terminado abriendo voluntariamente su intimidad al vecino- que demuestran que se pueden tratar asuntos importantes desde el humor y la elegancia.

Calificación: 7/10

En las imágenes: Fotogramas de “El hombre de al lado”, película distribuida en España por A Contracorriente Films y Aquelarre Servicios Cinematográficos © 2009 Aleph Media, Cinema Uno, Televisión Abierta y FELEI Cooperativa. Todos los derechos reservado.