Título: El hombre de la máscara de espejos.Autores: Vicente Garrido y Nieves Abarca.Editorial: Ediciones B, 2014 (E-book)Páginas: 544.
Resumen oficial.
Dos expertos criminólogos retratan la mente del psicópata en una novela negra adictiva. La esperada continuación de la serie protagonizada por Valentina Negro y Javier Sanjuán.
La inspectora Valentina Negro lucha por superar los traumáticos recuerdos de su último caso, cuando estuvo cerca de perder la vida a manos de un asesino en serie. Pero la maldad no da tregua: pronto se ve envuelta en una nueva y escalofriante cadena de muertes. La ayuda del criminólogo Javier Sanjuán será clave para desentrañar una compleja trama relacionada con la desaparición de varias chicas y el rodaje de unas terroríficas películas snuff que recuerdan extrañamente al cine expresionista de Fritz Lang.
El dolor, la belleza y la locura se dan la mano en las páginas de esta adictiva novela negra, que es al mismo tiempo un excelente retrato de la mente del psicópata firmado por dos expertos criminólogos. Las páginas de El hombre de la máscara de espejos son una invitación a asomarse al abismo a través de una historia trepidante que engancha y estremece desde la primera página.
Impresión personal.
Tratándose de un tercer libro de una trilogía lo normal en estos casos es que tengamos tendencia a comparar unos libros con otros, pero no voy a hacerlo principalmente porque no puedo. Los tres libros publicados hasta ahora de estos dos autores ( Crímenes Exquisitos, Martyrium y éste mismo) me han gustado por igual. En algunos destacaría más alguna cuestión y en otros a lo mejor otra diferente pero no puedo decir que uno me haya gustado menos que otro porque los tres me han encantado.
Me sigue sacando de quicio Lúa Castro. Me sigue resultado demasiado poco creíble que exista una persona con tan escaso sentido común y sentido del riesgo con las experiencias que ha vivido en cada novela. Efectivamente, al resto de personajes les quedan secuelas de lo vivido en su comportamiento posterior, mientras que a Lúa parece no afectarle nada el haberse enfrentado a situaciones que te traumatizarían de por vida. Ni siquiera parece tener recuerdos de los acontecido en el pasado más reciente.
El resto de personajes son también conocidos de los casos anteriores como Iturriaga, Bodelón o Velasco y hasta vuelve a aparecer el vicecapo de la policía italiana Guido Barone. Además aparecen por primera vez la subinspectora Alana de Ponferrada y en Edimburgo, el valiente y coherente inspector de la policía Macfarlain.
Me ha llamado la atención con la naturalidad con que los autores tratan la maldad. A pesar de la gran dureza de muchas de las escenas, todo resulta muy natural dentro del ámbito en que se nos están contando de tal forma que muchas veces ni me he sorprendido de lo que iba a pasar. Es como si no pudiera pasar otra cosa diferente. Los malos son malos malísimos pero es que en ese mundo no creo que puedan ser de otra forma y esa realidad es la que te pone los pelos de punta, el saber que en el mundo real existe gentuza como ésta que realiza a diario este tipo de barbaridades con toda la naturalidad del mundo.
En conclusión, recomiendo sin duda, no sólo esta novela, sino la lectura de las dos anteriores también y si puede ser, leídas en orden, aún mejor. Creo que no sólo enganchan de principio a fin, sino que tienen unos personajes bien trazados y acordes con la dura temática que tratan en cada caso y unos delincuentes que acompañan unas tramas perfectamente hilvanadas y con unos finales redondos y sorprendentes.