Segundo concierto de estos viernes de noviembre con una formación asturiana que lleva 26 años disfrutando y haciendo disfrutar de la música medieval y renacentista, de forma amateur pero que no merma su calidad, al contrario, todo un espectáculo que llenó por completo la sede habitual de estos conciertos en recuerdo de Don Alfredo.
En este ciclo dedicado al Camino de Santiago y con el lema "El hombre que busca" acudimos esta agradable tarde con "veranín de San Martín" conocedores de la filosofía de esta agrupación, en principio de flautas pero que ha ido creciendo y adaptándose a cada momento, dirigida por Benito Lombas Fernández, no sin antes dejar mi firma para seguir intentando que Don Alfredo tenga una calle con su nombre en Oviedo, como se reclamó en la proyección sobre la pantalla situada en el altar.
Quiero comenzar quejándome de la reverberación del templo que impide entender no ya la palabra hablada (lástima porque hubo incluso una pequeña parte didáctica explicando los instrumentos utilizados) sino el texto cantado en las pocas obras que lo tenían (sólo algunas cantigas) así como ser solamente dos voces frente al "poderío instrumental", echando de menos un pequeño coro que equilibrase volúmenes o incluso la participación de algunos instrumentistas para engordar la monodia acompañada. Sobre la elección organológica no es cuestión de historicismo sino de plantilla, de ahí la ausencia de violas de gamba o zafonas, por poner sólo dos ejemplos, lo que no enturbia en absoluto el resultado final, curiosamente acorde con una visión fresca de este repertorio que hace 26 años estaba realmente bajo mínimos. Pese a todo disfruté con un repertorio basado en obras vocales religiosas llevadas al instrumentarium de Xistras con los textos en pantalla, precisamente para no perder el sentido de este ciclo dedicado a la música sacra.
Prosiguió el concierto con el villancico a 5 voces mixtas A un Niño llorando al hielo (Francisco Guerrero), siempre en versión instrumental, Basse danse "La Magdalena" (ss. XIV-XV) de autor Anónimo y lo más agradecido del repertorio por la propia pureza de la danza y selección instrumental para la misma, y el breve Ave Maria coelorum (Dufay) con gran pureza en la armonía instrumental aunque no resulte igual que con texto.
Con miedo a dejarme a alguno de los músicos participantes en el concierto, y recordando al esta vez ausente Carlos Marín Barcáiztegui, autor de las adaptaciones de las cantigas escuchadas, aquí los cito:
Benito Lombas Fernández (director, flautas de pico), Ginés Expósito Fernández (flautas de pico), Raquel Castro (flautas de pico), Luis Alberto Rodríguez (bajón), Emma Mª Onís Manso (violín), Moisés Álvarez Rodríguez (violín y viola), Carlos Esteban (chelo y voz), Úrsula Plata Berodas (vihuela), José Carlos Martínez (percusión, ocarina y voz), Carlos Martínez (percusión) y Cristina Gurruchaga (voz).
P. D. 1: Reseña en LNE del sábado 13.