Si hay algo que motivó a Will Buttler-Adams, director de la compañía británica de bicicletas plegables Brompton, a tener éxito en la vida fue que como estudiante lo considerasen un idiota.
“En la escuela era prácticamente un fracaso”, recuerda. “Estaba en la clase de los lentos y me sentí marginado durante toda la escuela. Supongo que a veces ahora también. Por eso quiero demostrar que he sido exitoso”, añade.
Muchos dirían que Buttler-Adams ya ha alcanzado su meta: en los últimos 11 años cambió la suerte de Brompton.
La empresa pasó de ser una compañía de nicho a convertirse en el mayor fabricante de bicicletas de Reino Unido.
A sus 39 años dice no estar seguro de haber cumplido con sus objetivos, pero cree que cada vez está más cerca de lograrlo.
Azar
Fue un encuentro casual lo que llevó a este hombre con una maestría en Ingeniería y Español de la Universidad de Newcastle a asumir el cargo de director ejecutivo de Brompton a los 28 años.
“Me puse a conversar con un hombre sentado a mi lado (en el tren) y le dije que era ingeniero”, comenta Buttler-Adams.
“Él me dijo que era presidente de una empresa llamada Brompton y que estaban buscando a alguien como yo”.
“Yo no era un ciclista experto y nunca había oído hablar de Brompton, pero por cortesía le dije que visitaría la compañía y me reuniría con el inventor”.
Así fue como como Buttler-Adams fue a la fábrica en Brentford, en el oeste de Londres, y conoció a Andrew Ritchie, que había inventado la bicicleta plegable a mediados de los 70.
“Fue como entrar en otra era, no podía creer que existiese un negocio de este tipo. En la universidad aprendíamos todo sobre fabricantes de primera clase, pero no discutíamos sobre empresas ineficientes pequeñas y medianas”.
“Cuando vi la bici por primera vez estaba plegada y pensé ‘Mido más de 1,90 metros, me están tomando el pelo, esto no va a funcionar’. Luego me subí y me encantó”
Will Buttler-Adams, director de Brompton
Y aunque al principio no se vio muy tentado por esta fábrica pequeña y desordenada, su opinión cambió después de montarse por primera vez en una Brompton y cuando le ofrecieron el trabajo.
“Cuando vi la bici por primera vez, estaba plegada y pensé: ‘Mido más de 1,90 metros, me están tomando el pelo, esto no va a funcionar’. Luego me subí y me encantó”.
Mejor que uno
Cuando Buttler-Adams se incorporó a la compañía en 2002, esta producía unas 6.000 bicicletas por año y empleaba a 24 personas. Era un negocio rentable, pero no daba abasto con la demanda.
El inventor
Graduado en la Universidad de Cambridge, Andrew Ritchie creó el modelo original en 1976.
La llamó Brompton por el nombre de una iglesia en el oeste de Londres que se veía desde su apartamento.
Ritchie contactó inicialmente a varias marcas de bicicletas conocidas para ofrecerles su diseño, pero todas lo rechazaron.
Por esta razón, Ritchie decidió fundar su propia compañía.
Hoy día, Brompton hace 40.000 bicicletas al año y cuenta con una plantel de 190 trabajadores. Se espera que su facturación anual alcance en 2013 los US$42 millones. Durante los últimos tres años, la compañía creció en más de un cuarto por año.
Y este crecimiento se produjo de manera orgánica, sin necesidad de que la compañía buscase ayuda financiera externa.
Para hacer crecer a la compañía, Buttler-Adams introdujo una forma moderna y más eficiente de hacer las cosas, como la planificación del presupuesto, o la fabricación de ciertas partes -como las ruedas- fuera de la empresa.
“La idea fue tercerizar lo que no fuera esencial para poder brindarle toda nuestra atención a las cosas importantes y hacerlas mejor”.
La firma creció en cuanto a su número de personal con el siguiente lema: “Emplear a gente que sea mejor que uno”.
“No hice un buen trabajo, hice un buen trabajo en encontrar a gente que puede hacer mejor que yo todo lo que yo les pido que hagan”.
Negocio global
En la actualidad, Brompton exporta a 44 países, desde Brasil hasta China. Cerca del 80% de las bicicletas se venden en el exterior.
A pesar de que su alcance es global, la empresa no tiene planes de trasladar su producción al Lejano Oriente para beneficiarse de la mano de obra barata.
No lo hacen, entre otras cosas, para evitar que copien sus diseños y métodos de producción.
“Al fabricar la bicicleta en Londres protegemos nuestra propiedad intelectual. Es un plan brillante y funciona”.
“Nuestra visión del mercadeo es crear un gran producto y cuidar a nuestros clientes. Si haces eso, ellos sólos pasan el mensaje”
Will Butler-Admas, director de Brompton
“Claro que vendemos bicicletas en China, y alguien podría comprar una y tratar de copiarla. Pero no es tan simple. Tal es la complejidad de nuestro proceso de fabricación que no resulta fácil”.
De hecho, no ha salido al mercado ninguna copia de la Brompton a pesar de que su patente original caducó en 1998.
Por otra parte, la empresa no hace publicidad sino que confía en las recomendaciones boca a boca.
“Nuestra visión del mercadeo es crear un gran producto y cuidar a nuestros clientes. Si haces eso, ellos sólos pasan el mensaje”.
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