El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas, de Darío Vilas

Publicado el 12 julio 2013 por Aramys

¨Ha dejado de luchar. Uno de sus ojos, el que traté de arrancarle, permanece cerrado. El otro es una catarata de lágrimas que se juntan con las babas y la sangre que salen de su boca.¨

Darío Villas ha salvado mi patético culo de las lecturas anodinas, pusilánimes y efectistas que estas últimas semanas estaban mermando mí ya muy limitada capacidad de raciocinio. No os voy a engañar, unas cuantas malas novelas y tres abandonos. Y mi ego lector largándose a toda máquina hacia alguien más exigente. Mi grito desesperado pidiendo una novela potente que no se quedara en la superficie fue oída, por vete tú a saber quién, y me encontré leyendo El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas.

A Dios le va la caña, es innegable.

Marcos Laguna o Marquitos como se le conoce en la isla de Simetría es un tipo enorme, de unos dos metros, grande cómo un armario, solitario, oscuro, callado  y con pasado del que huir a toda ostia. Marquitos se dedica ahora a cuidar sus gallinas, a recoger sus huevos, a trabajar el campo, a hacer vino. Y también a repartir el producto de su esfuerzo, huevos y vino, a quien se los compre. Pero no siempre fue así, Marquitos, como ya he comentado, tiene un pasado oscuro; antes se dedicaba a librar una batalla, a limpiar el mundo de una plaga, de una peste, Marquitos era un justiciero.

A su manera.

¨-No hay belleza en lo que hago. Es necesario. Tú no puedes entender el peligro que representan…. Estoy librando al mundo de ellas.¨

Ahora Marquitos ya no ejerce, está retirado, solo él y sus gallinas, su campo; hace diez años que todo quedó atrás…que no tiene compañía, que todo está en calma. Pero uno nunca sabe ni dónde ni cuándo puede volver ese instinto, ese cosquilleo, esa voz; en una mirada por la calle, en una tienda, detrás de una puerta, en un intenso perfume de Magnolia…

POTENCIA. El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas destila potencia por todas partes; en cada párrafo, en cada página, siempre, de principio a fin, a bocajarro. Darío Vilas ha construido una trama oscura, cruel y brutal, con toques de terror y novela negra, un subgénero gamberro y Pulp que él ha llamado realismo bizarro.

Os Juro que me he enamorado.

¨…lo levanta con ferocidad por encima de su cabeza para después estamparlo de espaldas contra el suelo, sumando a su impulso el peso del propio muchacho. Al sonido del brutal impacto se une una combinación de crujidos que provienen del interior del cuerpo: maquinaria vital reventando, huesos quebrándose como mondadientes.¨

Darío divide la trama en dos hilos, uno capítulos nos narran la vida del Marquitos actual, con su nueva vida corriente, sus reflexiones, sus repartos…y la otra nos muestra al hombre de negro al Justiciero; sus cazas, sus rituales, sus fantasmas. Las dos partes destilan fuerza, ritmo, electricidad, Darío escribe de manera clara y directa, cómo en las mejores novelas Pulp, sin pasearse, sin dar rodeos, con velocidad y clase, con un lenguaje rico, nada de narración atropellada y vulgar, todo lo contrario, cada cosa en su lugar y en su justo momento.

La parte oscura de la novela, la crudeza, hará las delicias de todos a los que nos gustan las novelas con cierta potencia, con imágenes impactantes, de esas que ves venir y que te erizan la piel. Pero que no tema el resto de lectores, no es una novela truculenta, ni por supuesto gore, tiene sus dosis de violencia, pero muy bien llevada.

Que me aspen si El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas no me ha encantado, de principio a fin. Me ha devuelto la fe en mí mismo, ¡En Mi Mismo! Y me lo he pasado absolutamente brutal leyéndola, el día y medio que me ha durado. Es una novela diferente, de las que te piden un poco, de las que tiran de ti, en la que entras de golpe, en la primera página, cómo si alguien te empujara de golpe dentro de una habitación oscura, sin venir a cuento, recién levantado, con resaca y en pelota picada, justo unos segundos antes de que se encienda la luz, para darte cuenta que estas en medio de un montón de gente también en pelotas, desorientada, y que ata cabos a la velocidad de la luz.

Esa cara es la que se te queda leyendo, ESA.

Mención especial para el prólogo de la novela a cargo de José Luis cantos, prologazo que nos sitúa y prepara para la enorme novela que viene después.

El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas es la primera novela de la nueva colección DIRT de la editorial Tyrannosaurus Books, editorial que hay que seguir muy, MUY, de cerca porque tiene un catálogo impresionante y están preparando cosas para después del verano que van a hacer las delicias de todos a los que nos gusta el Pulp, el Terror, la Cifi y los géneros dispersos e inclasificables. En serio, no les quitéis ojo.

El hombre que nunca sacrificaba las gallinas viejas

Darío Vilas

Ed. Tyrannosaurus Books 2013 (Colección DIRT 1)

168 páginas.