Para los que creen que todavía no es tarde, que siempre hay esperanza. Para los que creen que la fe en la honestidad personal todavía puede hacer que las cosas cambien. Seguramente para ellos escribió Jean Giono esta breve y bella historia. Para ellos también seguramente la recordó Saramago en su blog en agosto pasado (Em verdade, estamos esperando o aparecimento de uns quantos Elzéard Bouffier reais. Antes que seja demasiado tarde para o mundo).
Porque el hombre que plantaba árboles en esta historia, ese Elzéard Bouffier, el pastor que dedicó su vida a recorrer paisajes desolados dejando semillas y plantones, sin esperar a cambio más que recuperar la serena belleza del bosque, es lamentablemente un personaje inventado, fruto de la imaginación de Giono.
Todos los que amamos los árboles sabemos que en ellos reside la esencia de la tierra. Forman parte de la vida y de la literatura de todos los tiempos, desde el fresno Yggdrasil de la mitología nórdica hasta los ents de Tolkien. Por eso el abuelo de Saramago (y mi mujer) se abrazan a ellos con los pies desnudos para tomar energía. Por eso Waangari Maathai recibió el Nobel por luchar por el futuro de África plantando treinta millones de árboles. Por eso no deben dejar de leer este libro si aman el bosque.
En fin, que aunque no deberían renunciar a comprarse o pedir este libro para quedárselo, siguiendo los deseos del propio Giono, pueden leer el texto aquí.