"¿A quién quería ver ella?
La nacional 263 es una carretera de 48 kilómetros que une de norte a sur las ciudades de Fukuoka y Saga, atravesando la cordillera de Sefuri por el puerto de Mitsuse.
La carretera nace en el cruce de Arae, situado en el barrio de Sawara, en Fukuoka. No se trata de un cruce que merezca especial atención, puesto que se encuentra en un barrio que, desde la década de los sesenta, se ha convertido en una ciudad dormitorio. Está rodeado de edificios grandes y medianos, y al este se erige la enorme urbanización de Arae."
Cuando vi que la prensa hablaba del nuevo Larson refiriéndose a Yoshida me quedé perpleja. Lo primero porque no sabía si el mundo estaba preparado para enormes títulos de mujeres un tanto andróginas con tendencias pirómanas, y lo segundo por curiosidad. He leído Out y me encantó, pero no es un tipo de literatura que prolifere o al que, al menos, se le de demasiada publicidad, como ya he dicho alguna vez, la literatura negra de moda, viene del norte. Hoy traigo un tipo de lectura asiática diferente al que acostumbro, traigo a mi estantería virtual, El hombre que quiso matarme.
Yoshino Ishibashi aparece estrangulada en el puerto de Mitsuse, un lugar sobre el que se cierne una leyenda negra de fantasmas y apariciones. La policía parece creer que ya tiene el asesino, hasta que la investigación llega a un punto complicado en que víctimas y verdugos se mezclan mientras se destapan secretos y dobles vidas en esta apasionante novela negra.
Como corresponde a los autores orientales, Yoshida nos ofrece un comienzo lento y meticuloso. Todo le importa y todo nos lo cuenta. Así conocemos a Yuichi, un joven solitario con problemas de adaptación que vive una pasión por los coches, a Mitsuyo que se apoyará en él y a la que será detonante de la historia, la víctima y sus secretos. Vamos adentrándonos poco a poco en la cabeza de cada personaje consiguiendo sentir angustia, casi asfixia a medida que avanzamos la novela. Pero no sólo eso, sino que comprenderemos un poco mejor el Japón actual de las pequeñas poblaciones,El autor deja pasar por esta población a sus personajes dándoles libertad para hablar de sus cosas, aparentemente inconexas hasta que vamos jugando versiones.
Llegada la mitad del libro la segunda mitad se me escurrió de entre las manos y no me duró apenas nada.
Nos dan además referencias cinematográficas en la edición de Destino que nos pueden ayudar a orientarnos.
Un estilo claro y pausado que va recorriendo su camino sin prisa pero sin detenerse son otro de los sellos que nos deja el autor en esta novela. Una obra que me ha sorprendido tanto como agradado. Un autor con el que espero repetir para hacer una lectura de verano de esas que te entretienen tanto, que cualquiera diría que te robaron el tiempo cuando no mirabas.
Y vosotros, ¿conocéis ya la literatura que viene de los países asiáticos? ¿os gusta la novela negra?
Gracias