El hombre que saltó al vacío

Por Verdi0381


La poderosa imagen ha trascendido el tiempo. El martes 11 de septiembre de 2001, un grupo de terroristas de Al Qaeda, estrellaron dos aviones contras las Torres Gemelas. Las dos icónicas estructuras que se erguían sobre Manhattan, ardían inexorablemente, como en el arcano del Tarot.Esa mañana de septiembre, aquel hecho se convirtió en el show mediático más surrealista de la historia. Alrededor del mundo, millones de personas asistían a la consumación de un nuevo ciclo en la historia. Hegel y Marx se hubieran frotado las manos viendo cómo la historia se mordía la cola como un uróboros, dándoles la razón.

El fotógrafo Richard Drew, tomó ese día, dentro de una ráfaga de disparos de su cámara, una imagen que pasaría a la historia por su dramatismo intrínseco. Con la imagen de un hombre que se lanza al vacío de la muerte, desde el infierno interior de los colosos de acero que arden, consigue un balance trágico y lírico a la vez. El hombre, vestido de camisa blanca y pantalón y zapatos negros, está precipitándose a la nada, en medio de las columnas de acero y concreto que sirven de telón de fondo. Justo en medio de las torres norte y sur, cayendo como una hoja al viento; la primera, oscurecida por la luz crepuscular y polvorienta de la mañana, la segunda, iluminada por el reflejo del sol pálido, acentuando el equilibro entre la vida y la muerte.Esta fotografía icónica, parece demostrar que a pesar de las fuerzas de la historia, la rabiosa individualidad humana se esfuerza siempre por conquistar su pequeña victoria sobre el inexorable destino común: la muerte. Este hombre anónimo, enmarcado en uno de los símbolos máximos de la civilización moderna, el rascacielos, parte en dos su destino y el de la humanidad entera, mostrando que aun en las peores situaciones es posible decidir qué podemos hacer o que no. Arder o lanzarse al vacío. Morir, o hacerlo de manera digna.