El horno no funciona, de Camille Vannier, va justamente de esto, de un piso compartido. Esta parisina residente en Barcelona, describe muy suscintamente a los múltiples compañeros de piso que tuvo en el barrio de Gràcia. Algunos estuivieron poco tiempo, otros muchos meses. Con algunos se nota que hubo más relación o más simpatía (más anécdotas o detalles), con otros menos.
El horno no funciona desprende frescura y da una idea del tipo y variedad de las relaciones que pueden llegar a establecerse en un piso en el que los inquilinos vienen y se van. Algunos son catalanes, otros extranjeros. Cada uno con sus manías, sus problemas. Complicidades y desencuentros.
Me hubiera gustado una obra más narrativa, con personajes más definidos y tramas que relatasen de una manera más concreta cómo podía haber sido el día a día en aquel piso en el barrio de moda de Barcelona. Pero tal vez la única manera de narrar estas convivencias escurridizas (líquidas, como diríamos ahora) sea la que ha escogido Camille Vannier.