Adivinadores en Miami (Cotarelo, Montaner, Suchlicki…)
Emilio Ichikawa.- No le pido que crea o no crea en los pronósticos de los cubanólogos y periodistas que se gasta Miami. Piense usted mismo antes de decidir: ¿Cuál de ellos le dijo dolorosa pero sinceramente, en los años 60, 70, 80, 90 o incluso ayer mismo, que el gobierno de Castro iba a durar tanto: 50, 40, 30, 20 años o al menos un día más?
¿Cuál de ellos le recomendó que pensara prácticas y proyectos de vida, para usted y su familia, basado en esos dilatados pero objetivos plazos de tiempo? ¿Lo hizo el consultor Tony Cotarelo, el periodista Carlos Alberto Montaner, el profesor Jaime Suchlicki? No lo hicieron.
Cada vez que presagiaron el fin posible, ocasionalmente inminente del castrismo, ¿sabían o no que era falso el pronóstico que le entregaban a las personas, a través de los medios de difusión de Miami? O, lo que es lo mismo: ¿Mintieron o sencillamente se equivocaron? No lo sé. Entre otras cosas, porque finalmente la gente llega a creerse sus propias ficciones.
Pero inquiero más: ¿Quién de ellos, en caso de haber concluido honesta y “científicamente” que el castrismo terminaría ya de una vez en las próximas navidades, se le acercó cuando la realidad hizo el primer o segundo desmentido y le dijo humildemente, de cubano a cubano, de exiliado a exiliado, de anticastrista a anticastrista: “Me equivoqué. Aquello va para largo”? Ninguno lo hizo.
Todo ha sido una gran tomadura de pelo. Además innecesaria: Porque usted igualmente pudo seguir siendo un cubano exiliado en Miami con la verdad sobre la longevidad del castrismo, que con el falso bálsamo de la inminencia de su final. Hubiera sido más doloroso, es cierto, pero también más serio. Profundo. Ante los demás exiliado o emigrantes hubiera parecido más perdedor, pero menos comemierda.
Hace unos minutos el Sr. Tony Cotarelo conversaba en la TV de Miami con una inteligente Raquelita Regalado, a la que aseguraba tener encuestas para “fundamentar” todo lo que no le convenía en lo que ella estaba diciendo. Y es que la “amenaza” de disponer de números demostrativos funciona en la retórica de Cotarelo como las “entrevistas furtivas” de Montaner con dirigentes de la nomenklatura comunista, o la “inspiración pseudo rabínica” del Dr. Suchlicki; son argucias legitimantes, licencias, para dar caché de cientificidad a la expresión de deseos insostenibles. Frustraciones.
Si en este 2014 usted desea seguir creyendo las entretenidas falacias de estas celebridades mediáticas, es su responsabilidad. Quizás haga mejor mirando la distribución de los astros en el cielo, o la huella de la borra del café en el fondo de la jicarita de güira.