Pero el mayor fracaso de Zephyr es su vida personal. Su novio, Gregory, le ha dejado porque ella insiste en que no quiere tener hijos, ni ahora ni nunca. Ni siquiera quiere planteárselo, pensarlo mínimamente o dejar esa puerta abierta para el futuro. Y eso ha disgustado no solo a Gregory, sino también a los padres de Zephyr y hasta a su hermano pequeño. Todos le tratan como si estuviera loca por no querer tener hijos. Por si fuera poco, Zephyr tiene que enfrentarse no solo a su vida sentimental, también a la de sus amigas. Macy trabaja como organizadora de bodas y está convencida de que es gafe. Mientras que Lucy está casada con Leonard y es madre de los mellizos Alan y Amanda. Su vida sería perfecta si no fuera porque vive en un pueblo que detesta y que su suegra se ha convertido en su mayor pesadilla. Pero vamos a dejar la parte chick-lit de la novela para centrarnos ahora en la parte policíaca. En el nuevo caso que le han asignado Zephyr tiene que trabajar por primera vez de incógnito, como conserje del hotel Greenwick Village, un pequeño y pintoresco establecimiento, propiedad de la misma familia durante tres generaciones. El patriarca es Ballard McKenzie y su sucesor es su único hijo, Hutchinson, un joven chulo, prepotente, creído y autoritario. El padre sospecha que su hijo ha robado cien mil dólares del hotel. Pero el caso del dinero pasa a segundo plano cuando en la habitación 502 aparece una noche un joven medio asfixiado que, además, es el primo de Hutchinson y, por tanto, el sobrino del propietario del hotel. ¿Ha sido un intento de suicidio o de asesinato? ¿Qué sabe realmente Kimiko Hodges, la anciana, entrometida y sabelotodo japonesa que se aloja en la habitación de enfrente? ¿Qué tiene que ver todo esto con el resto de huéspedes? No quiero desvelaros nada más de la trama policíaca, solo deciros que engancha mucho, porque tiene ritmo, intriga, suspense y sorpresas. Pero si algo me ha gustado es la propia protagonista. Zephyr es única. Hace reír, por sus meteduras de pata, por sus comeduras de tarro, por su naturalidad. Es cercana, real, creíble, es una chica normal, de la calle. Y eso hace que sea muy fácil sentirse identificada con ella, con sus problemas y preocupaciones y, sobre todo, cogerle mucho cariño. Así que si queréis leer una historia policíaca, una de chick-lit o simplemente conocer a Zephyr, este es vuestro libro. A mí no me queda más que recomendaros esta divertida novela. Leerla. Seguro que no os arrepentís. Mi estancia en el hotel de los líos ha sido una delicia. Espero que la vuestra sea igual o mejor. Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.
El hotel de los líos, de Daphne Uviller
Publicado el 02 noviembre 2013 por Goizeder Lamariano MartínPero el mayor fracaso de Zephyr es su vida personal. Su novio, Gregory, le ha dejado porque ella insiste en que no quiere tener hijos, ni ahora ni nunca. Ni siquiera quiere planteárselo, pensarlo mínimamente o dejar esa puerta abierta para el futuro. Y eso ha disgustado no solo a Gregory, sino también a los padres de Zephyr y hasta a su hermano pequeño. Todos le tratan como si estuviera loca por no querer tener hijos. Por si fuera poco, Zephyr tiene que enfrentarse no solo a su vida sentimental, también a la de sus amigas. Macy trabaja como organizadora de bodas y está convencida de que es gafe. Mientras que Lucy está casada con Leonard y es madre de los mellizos Alan y Amanda. Su vida sería perfecta si no fuera porque vive en un pueblo que detesta y que su suegra se ha convertido en su mayor pesadilla. Pero vamos a dejar la parte chick-lit de la novela para centrarnos ahora en la parte policíaca. En el nuevo caso que le han asignado Zephyr tiene que trabajar por primera vez de incógnito, como conserje del hotel Greenwick Village, un pequeño y pintoresco establecimiento, propiedad de la misma familia durante tres generaciones. El patriarca es Ballard McKenzie y su sucesor es su único hijo, Hutchinson, un joven chulo, prepotente, creído y autoritario. El padre sospecha que su hijo ha robado cien mil dólares del hotel. Pero el caso del dinero pasa a segundo plano cuando en la habitación 502 aparece una noche un joven medio asfixiado que, además, es el primo de Hutchinson y, por tanto, el sobrino del propietario del hotel. ¿Ha sido un intento de suicidio o de asesinato? ¿Qué sabe realmente Kimiko Hodges, la anciana, entrometida y sabelotodo japonesa que se aloja en la habitación de enfrente? ¿Qué tiene que ver todo esto con el resto de huéspedes? No quiero desvelaros nada más de la trama policíaca, solo deciros que engancha mucho, porque tiene ritmo, intriga, suspense y sorpresas. Pero si algo me ha gustado es la propia protagonista. Zephyr es única. Hace reír, por sus meteduras de pata, por sus comeduras de tarro, por su naturalidad. Es cercana, real, creíble, es una chica normal, de la calle. Y eso hace que sea muy fácil sentirse identificada con ella, con sus problemas y preocupaciones y, sobre todo, cogerle mucho cariño. Así que si queréis leer una historia policíaca, una de chick-lit o simplemente conocer a Zephyr, este es vuestro libro. A mí no me queda más que recomendaros esta divertida novela. Leerla. Seguro que no os arrepentís. Mi estancia en el hotel de los líos ha sido una delicia. Espero que la vuestra sea igual o mejor. Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.