1. Controla la humedad del suelo
El sol directo durante tantas horas evapora rápidamente el agua del suelo e incrementa la evapotranspiración de la planta (con lo que esta necesita más agua para mantenerse). Esto puede llegar a ser especialmente crítico en las macetas, donde la capacidad de retención es menor y el agua se evapora con mayor facilidad. Para esta situación existen varias soluciones posibles:
Incrementa la frecuencia de riego:
Es inevitable que en verano gastemos más agua que en invierno, eso sí, siempre de la manera más eficiente, opta por un sistema de riego por goteo o exudación, que te permitirá controlar el agua que gastas.
Consejo:
A pesar de la creencia de que es preferible regar durante poco tiempo varias veces, la experiencia nos ha demostrado lo contrario. Es mejor regar menos veces pero de manera profunda (pero sin encharcar, eh?), para que el agua no se quede en la capa superficial del suelo, donde corre mayor peligro de evaporarse y penetre hacia zonas más profundas donde se conservará mejor y será más accesible para las raíces. Otro truco muy útil para aportar el agua directamente a zonas más profundas es enterrar un tubo de PVC o una botella agujereada al lado de las plantas con más necesidad de agua.
No riegues en horas de calor
La mejor hora para regar es a partir de las 8 de la tarde, cuando las horas de sol directo hayan pasado, para evitar así que gran parte del agua se evapore. En zonas frías, en cambio, es mejor optar por regar por la mañana bien temprano, para que el agua tenga tiempo de infiltrarse en las capas más profundas del suelo o de ser absorbida por las plantas antes de las horas de sol, si regásemos por la tarde podríamos provocar que el suelo húmedo se enfríe demasiado durante la noche, afectando a las raíces.
Acolcha
El acolchado no es más que una capa de unos 5-8 cm de materia orgánica (hojas secas, césped seco, compost, paja y un largo etcétera) cubriendo la capa superior del suelo. ¿Para qué sirve? simple, evita que los rayos del sol incidan directamente en el suelo, evitando la evaporación del agua. Además, también controla la aparición de malas hierbas y aporta nutrientes al suelo conforme se va descomponiendo ¿Se le puede pedir más a algo tan sencillo de hacer?
2. No dejes de cosechar
Existe un truco muy básico para obtener más frutos de una misma planta, cosechar, cosechar y cosechar. Muchos cultivos tienden a producir más cuanto más cosechas y disminuyen su producción si dejamos días de más los frutos en la planta, ejemplo de esto son: calabacines, sandías, pepinos, pimientos, muchísimas variedades de tomates... No te dejes abrumar si te has pasado plantando tomates y ya no sabes dónde meter tanta cosecha, siempre puedes regarlos o conservarlos para el invierno. No hay nada mejor que unos tomates deshidratados o una conserva casera.
3. Cuidado con las plagas
En los meses de calor el riesgo de plagas se multiplica. Es importante prestar atención al huerto para detectar posibles problemas. Aquí te dejamos unos cuantos artículos para la prevención y tratamientos de plagas del huerto:
- Cómo diseñar el huerto para prevenir plagas
- Estrategia para combatir plagas en 5 sencillos pasos
- ¿Qué le pasa a mi tomatera? Problemas en flores y frutos, problemas en hojas y tallo
- Problemas típicos de las lechugas
En Plantea nos gusta ponértelo fácil, por eso hemos ordenado nuestros tratamientos según la plaga que tratan, así puedes encontrar la solución que mejor te convenga, ¡haz clic en la imagen para visitar la sección!