Visión escalofriante: un tapiz de cadáveres sobre el suelo, ladrones de la blanca pureza de las losas. Odiosohedor: a sangre encharcada y a esfínteres vencidos por el miedo. Pero para mí no existe nada más que aquellos ojos penetrantes, atentos a los míos: la mirada de mi enemigo.
Un rival de tal estirpe que engrandece mi hazaña: Aníbal Barca, el Conquistador, Estratega de Cartago. El mayor héroe de su patria; poseedor, dicen algunos, del espíritu flamígero de su dios Baal. Aníbal el León. Derrotado. Y ni aún así humilla el rostro.
Tiene el torso recto, los hombros elevados y el pecho hinchado. Tal vez haya derrotado el cuerpo, pero su espíritu sigue indomable. Tienes mi respeto, pero no mi compasión, pienso.
Fuente:
- "El espíritu del lince" -Javier Pellicer.